Albini, ojalá que en el cielo haya mesa de poker...
...y otras noticias, discos nuevos y pelis de estreno con las que ponerte al día
¡Valladolid, buenos días!
En realidad, nada buenos. Pero aceptamos la pérdida porque disfrutamos muchísimo de la vida de algunos. De la de Albini, desde luego.
The End of The Radio Engineer
El músico:
Del Steve Albini músico emanan también muchas de las ideas que “contaminarán” al resto de los Albinis. O quizás fuese al revés y el dilema del huevo-la gallina. Sus grupos, desde el comienzo, apuestan por un sonido afilado, durísimo desde la óptica punk, que no es hardcore porque se le cuelan otras muchas cosas por medio. Pero que sí tiene claro algo: le gusta experimentar y desde luego le gusta epatar.
Lo hace hasta el extremo: llamar a un grupo Rapeman, titular uno de sus discos “Songs about Fucking”. Todos los gestos del Albini joven, incluso aquellos cuya validez él mismo pondrá en duda (quizás en el único hilo realmente valioso de Twitter).
Es probable que su música fuera como él: un gilipollas bueno.
Su legado es infinito en lo musical (y el nuevo disco de Shellac sale ya), pero también en su discurso sobre la industria. Para él, era extremadamente importante que se trazase la linea entre lo independiente y underground y lo corporativo.
Recordaba estos días Thurston Moore el choque que tuvieron cuando Sonic Youth ficharon por una multinacional: “(Steve) Podía articular, desde una edad sorprendentemente temprana, con pasión inteligente e intelectual, razones para no poner un pie en los engranajes manipuladores de la indignidad de las "grandes" discográficas. A pesar de la seriedad de sus análisis, también parecía ser capaz de olvidarse de todo al final del día, como si estuviera vivo en un universo absurdo. Junto a su ceño fruncido siempre había una sonrisa genuinamente conmovedora.
Se desengañaría totalmente de SY por haber fichado por Geffen en 1990, considerándolo un abandono de nuestros principios. Por supuesto, discutiríamos esto; la contabilidad transparente y la asistencia sanitaria que ofrece un sello corporativo frente a la libertad artística de un sello independiente, donde las operaciones diarias pueden ser, muchas veces, un misterio. Sus analogías de que un ingeniero de grabación no es más importante que un fontanero resultaron ciertamente entrañables.
Pero Steve no era fontanero. Era un artista, un músico, un ingeniero de grabación, un descodificador de alto funcionamiento que permitía una plétora de ganancias en el póquer y el dominio de la mesa de billar. (…)
Steve, como muchas otras personas inspiradas a las que admiraba, por las que se sentía atraído y con las que trabajaba -ya fuera en Whitehouse o en Nirvana-, era un auténtico visionario, una persona viva con el deleite del impulso creativo.
Y por muchas veces que firmara sus misivas escritas y orales con un buen corte de mangas el dedo corazón en alto, parecía amar absolutamente al mundo y a su gente.”
El fontanero:
Lo que Thurston llama “entrañable” fue en realidad una revolución silenciosa, casi unipersonal: la expresión diaria de unos valores que tenía tan claros que así se los explicó a Nirvana para explicarles por qué no quería los royalties del disco que grabaría con ellos, In Utero.
La habilidad, el equipamiento, las décadas de experiencia, el curriculum de Albini podrían haberlo convertido en uno de los ingenieros más caros de la música. Pero él se quedó en Chicago siempre y grabó a cualquiera por 900 dólares al día. Eso no es “entrañable”: es admirable.1
Albini siempre dijo que él no producía los discos: se declaraba ingeniero de sonido y él “los grababa”. Pero eso no quiere decir que no lo cuidase con mimo. Fijaos el dibujo hecho sobre cómo preparó la grabación de Magnolia Electric Co, de Jason Molina. Puedes perder horas mirándola:
Nos reíamos estos días en el discord de Hipersónica, entre los lagrimones echados de pura tristeza, porque alguien daba a entender que le gustaban los discos grabados por Albini. Pero todos sabemos que eso no es posible: él siempre dejó claro que era su profesión y que, por tanto, no sólo grabaría a un tipo de grupos o músicos determinados. Grababa a cualquiera que le pagase si tenía hueco en la agenda. Alguna vez puede que se ilusionase por alguno. Y alguna vez se ilusionaba por uno y luego resulta que acababa grabando a otro.
Y aún así, está claro que les prestaba atención suficiente a (casi) todos. Fijaos en la despedida de Fucked Up. Steve Albini podía decirle a un grupo que eran MEH y, aún así, hacerles sentir agradecidos:
La influencia llega más allá de los discos que grababa y que otros oían: su máster creaba nuevos ingenieros de sonido. Con obsesiones propias pero raíces compartidas.
Y, desde luego, dejando claro que él aprendió lo que no debía ser a hostias (de Tweez de Slint dijo que ahí fue cuando le quedó claro lo que no debía ser un ingeniero de sonido).
Siempre quiso ser invisible, “mostrar al grupo como es en el momento en el que se graba”, que no existiese el sonido Albini. Pero lo hay, está ahí, en un montón de vuestros discos favoritos.
De algún modo, se tiende a pensar en sus grabaciones como tensas, agresivas, pero lo verdaderamente poderoso era su capacidad para exprimir toda la curva de rango dinámico, ser dios de los gritos y maestro del susurro. El tipo de Rid of Me. De Yanqui UXO. De Bizarro. De After Murder Park. De Goat. De Secret Name y Thing We Lost In Fire. De…
Aunque no olvidemos que fue el hombre capaz de hacer que sonara agresivo, o casi, un disco de La Habitación Roja. Algo hay en el tópico del Sonido Albini.
¿Qué hay? Que en sus grabaciones todo está a la vista, pero tú también: no hay escapatoria, no hay lugar donde parapetarse: la canción, los instrumentos, el oyente. Todos juntos y a pecho descubierto.
Copio lo que dice Dylan Baldi, de Cloud Nothings (otro grupo al que tocó con su inexistente varita mágica para que hiciesen el disco que les daría dar el paso definitivo): “Steve tocó innumerables vidas y cambió la mía y muchas otras para mejor. Una persona genuina, singular y de principios. Pasó los últimos 40 años ayudando a la gente a hacer arte. No hay razón para que se vaya y el mundo es menos interesante sin él.”
El Hombre, el mito:
Todos conocemos a algún gilipollas bueno. Siempre se ha dicho que Albini lo era, lo demostró de sobra. Algunas de sus respuestas son a la vez más de lo que nadie podría soportar y, sin embargo, siempre con una humanidad final, una capacidad cómica, que anulaba cualquier mala hostia.
Quizás la historia que mejor resume esto sea la carta de respuesta a Oscar Powell, que le había pedido permiso para samplear y usar algunas de sus canciones en su proyecto electrónico. Albini dedicaba tres párrafos a cagarse brutalmente en la electrónica de clubs (“detesto la cultura de clubs tan profundamente como lo que más deteste en este mundo”) para, en los dos últimos, decirle amablemente: “estoy en contra de la música en la que andáis metidos, soy un enemigo de dónde venís, pero no tengo ninguno problema con lo que haces” (…) “eres bienvenido para hacer lo que quieras con cualquier cosa mía que caiga en tus manos. No me importa. Diviértete”.
Hay sobradas muestras de Steve Albini comportándose lejos de la “normalidad” que parecemos haber asumido, una en la que cuesta decirle a alguien que no te gustan algunas cosas suyas. Albini entendía esto como algo perfectamente lógico, y, a su vez, que un desacuerdo no invalidaba una relación.
Brillante, generoso, único... Si realmente Kiko Llaneras hiciera recopilaciones de datos interesantes, la de las palabras dadas a Albini estos días seguro que le dejaba en muy buen lugar.
Aunque nunca dijese no a una buena pelea:
Su arco de transformación, que no negaba, le llevó a ser una de las personas más inspiradoras de la escena underground USA.
Aunque también un provocador nato: fue un descojone ver durante meses sus peleas con fans de Steely Dan en Twitter. Y en la última de sus actualizaciones en Bluesky proponía cambiar el logo de los labios de los Rolling Stones por un agujero del culo y se preguntaba si esta gente aún demandaba a otros por usar su logo.
Steve Albini nunca tuvo el don de la tibieza y eso lo hace aún más gigante para los hipersónicos.
Estos días he recordado cuando contaba que practicaba algo parecido al ayuno intermitente versión difícil y luego inmediatamente también esta nota en el interior del Songs About Fucking:
Steve Albini fue un tipo de discursos anticapitalistas que ganó torneos mundiales de poker con una camiseta de Cocaine Piss.
Alguien que tenía un blog de cocina del que quedan rastros en internet (“songs about ñoquing’" es un ladillo excelente, amigos de Directo al Paladar).
Alguien que hizo un video sobre chocarse con un avión contra las torres Sears antes del 9/11.
Alguien que pedía disculpas por su peinado fascista mientras grababa.
Alguien a quien los DJs musicales de las emisoras de Radio de Chicago le gastaron una broma cósmica: cuando murió Jerry Garcia, de Grateful Dead, colocaron carteles por toda la ciudad con un mensaje: “Si echas de menos a Jerry, llama a este número y deja un mensaje sobre por qué fue importante para ti”. Ese número era el de Steve Albini.
Fue alguien que, como tú, cuando se enfrentó a la tarea de sacar una lista de sus 20 canciones favoritas (en las que él no hubiese participado), se enfrentó al abismo: “Es extraño hacer una lista", dijo, "Haz una maldita lista y podrás explicar por qué dejaste fuera Mississippi Queen, Non-Alignment Pact, Ring my Bell y Marquee Moon”. Ninguna de esas entró en la suya:
“Grabado por Steve Albini”. Es tremendo el hueco emocional y moral que nos deja. Recordad lo importantes que son las personas que ayudan a hacer los discos que serán parte de vuestras vidas cada vez que no veáis sus nombres en las plataformas de streaming.
Alguien tenía que aguar el salseo
Desde las últimas 14 respuestas de Kendrick Lamar, Drake ha conseguido reunir a sus ghost-writers para otra respuesta donde intenta quedar guay, afirmando en ‘The Heart Part 6’ que todas las filtraciones que le han llegado a su rival de beef las ha pasado él, incluyendo la pedofilia2. Ahora bien, no todo el mundo en el terreno del hip hop está contento con esta rivalidad, con gente como Questlove metiéndose para decir que esto es un punto bajo para el género.
Pero quien más lejos ha decidido ir en su desdén ha sido Vince Staples:
[Universal Music Group] acaba de fusionar todos sus sellos independientes y filiales. Ninguno de ellos existe ya. Despidieron a todos los jefes de los sellos y, si no, los convirtieron en A&R glorificados. Despidieron al 50% de la gente que trabaja en todos esos departamentos, la mayoría de esa gente somos nosotros, gente de color, que venimos del hip-hop y del R&B y de esas otras cosas, ¿vale?.
Así que nos están rebajando el precio de nuestros contratos, nos están rebajando el precio de nuestros sellos. No hay sellos, básicamente, que estén incentivados para firmar música negra y está sucediendo delante de nuestros ojos.
Mientras Taylor Swift está luchando para que la gente pueda tener dinero en streaming, los n*****as están en Internet discutiendo entre ellos sobre alguna mierda de rap. Así es como me siento al respecto, honestamente. El tipo que curra en Dunkin Donuts es [tan] importante como Drake y Kendrick porque todo es un ecosistema.
Al loro, que no estamos tan mal
El año pasado fue especialmente terrible para Disney, y Bob Iger está intentando que sus intentos de achicar agua se vean como un barco remontando el rumbo. En su última presentación del ejercicio fiscal, ha querido compartir los brotes verdes, especialemente con un streaming donde ha perdido sólo (“sólo”) 18 millones de dolares. Casi neto.
De ahí que haya decidido envalentonarse con la decisión de perseguir las cuentas compartidas, viendo que a Netflix no le ha dolido tanto como se esperaba, y considera que con la jugada estarán más cerca de estar en lo alto del streaming. Tener Hulu le está viniendo bien, pero en deportes están sangrando bastante, y ahora van a tener que soltar una morterada a la NBA para no morir del todo. Ahora se preparan para ofrecer un pack conjunto que incluya HBO Max, que viene a ser un paquete de cable de toda la vida pero ahora con más capacidad para joder a los trabajadores.
Mientras tanto, trata de también de vender la moto, prometiendo más calidad de cantidad. En ello entra Marvel, diciendo que se van a limitar las producciones a tres películas al año y dos series. Claro, suena bien hasta que recuerdas que ya sacaban tres películas al año, que sólo una vez sacaron cuatro. Menudo trile del Bob.
Al menos no ha decidido copiar todas las malas ideas de Amazon con el tema de los anuncios en el streaming.
Cosas que ver y escuchar este fin de semana
Con su último discazo, y unos singles también muy bailables, parece un buen momento para Arab Strap. Así que parece que la opción más lógica a destacar en el día de hoy es ese nada pasivoagresivo I'm totally fine with it 👍don't give a fuck anymore 👍, que nos quite este pesar que arrastramos desde el míercoles.
Más discos que salen hoy:
Uncle Acid & The Deadbeats - Nell' ora blu
La explotación eterna de las franquicias resulta algotador, pero al menos la última trilogía de El planeta de los simios fue ejemplar en cómo actualizarse, incluso en sus momentos más funcionales. Si se han aprendido las lecciones correctas para este reinicio de saga con El reino del planeta de los simios será algo que tocará comprobar.
Más estrenos esta semana:
En cines: Nina.
El sube-baja hipersónico
👎 La vergüenza de los festivales.
👍 ¿Frank Turner? O quizá su psicólogo.
("Valladolid, buenos días" es una canción de El Niño Gusano. También es una sección de actualidad de Hipersónica. En 15 minutos, estarás al día de lo relevante en nuestro terreno. Cada lunes, miércoles y viernes en tu buzón de correo o en la web de Hipersónica.)
Podemos llamar entrañable, quizás, a que aún condujera el mismo coche, la misma carraca, desde hace décadas.
Ahora bien, es una manera un poco absurda de hacerse daño a uno mismo, como el responder a cosas que el otro ni menciona. No sé, Rick.