Boygenius (y las boygenias): la tier list
Los discos de Bridgers, Baker y Dacus, ordenados en cómodo ranking para que no tengas que pensar
Boygenius se ha convertido en una de las referencias del tristismo musical de lo que va de año. Su primer LP ha ocupado mucho espacio mediático y Phoebe Bridgers, Julien Baker y Lucy Dacus parecen haber conseguido dotar de mayor empaque un proyecto que inicialmente no consiguió responder a las altas expectativas depositadas. Parecía que los éxitos individuales no necesariamente iban a tener continuidad colectiva.
En Hipersónica nos hemos dejado llevar por la inercia que The Record nos ha dejado en los úlitmos meses y, aprovechando el momento estival de parón de lanzamientos, os repasamos la carrera discográfica de sus componentes hasta la fecha, además de los dos trabajos en grupo. Como siempre, recordamos en nuestro manual para lerdos que esta Tier List contiene un ranking en el que los discos se miden en buena medida por autocomparaciones, no necesariamente extraíbles a la generalidad. Unos buenos resultados en las Municipales no siempre aventuran alegría en las Generales, ya sabéis.
Procedamos, pues.
DIRECTOS AL EXCEL
Boygenius – The Record (2023)
Un trabajo inapelable. Que, unos meses después del lanzamiento, con lo que la calma que da el reposo aporta, sigue mostrándose brillante, sensible y fascinante. Además, a diferencia de su entrega inicial, el trío estadounidense da por primera vez la impresión de ser eso, un grupo. Un discurso conexo, donde la autoría de los temas podría ser prácticamente intercambiable. Hay tantas canciones bellísimas aquí que probablemente fracasaríamos en el intento de encontrar alguna prescindible.
'The Record' acierta tanto en los singles de adelanto como en todo el desarrollo del mismo. Mezcla las mejores virtudes de sus creadoras. El estado de gracia de Bridgers, lleno de sensibilidad y rabia. La habilidad de transición folk-pop de Dacus. El punto épico justo de Baker. Un disco que funciona de inicio a fin. Una colección de textos acertados y de melodías absorbentes. De esos trabajos que cuesta creer que no valen una carrera. En este caso, además, casi iniciático, dando fe de que el proyecto tiene valía y merecimiento de nuevas entregas. El comienzo de algo que nos mantendrá irremediablemente atentos al devenir.
Phoebe Bridgers – Punisher (2020)
Si nos quedamos solo con las entregas en solitario de este trío, seguramente el último disco de Phoebe Bridgers (de las tres, además, la de mayor proyección mediática y éxito global) sea el más sobresaliente. Lleno de inspiración y talento. Pleno de magia, rabia y bondad. Perfecto en múltiples pasajes y asfixiante al final ('I Know the End' es ese tipo de canciones que mucha gente se pasa toda la vida buscando). 'Punisher' es un cuento gótico en el que uno está cómodo entre lo desapacible. De hecho, una canción tan luminosa y vitalista como 'Kyoto' bien podría parecer puesta ahí, casi al principio, para engañar. Para dejar bien claro que Phoebe Bridgers podría ser, si quisiera, simplemente una artista que pariese jitazos pop redondísimos. Pero no ha querido ser eso. O, al menos, no solo.
Dueña de un timbre de voz encantador, la capacidad interpretativa de Bridgers abandona toda duda. Apenas necesita un ápice más. Unos arpegios de fondo en 'Punisher' o los alejados coros de Connor Oberst en 'Halloween' son más que suficientes para acabar de pulir uno de los discos más brillantes del indie folk de la última década.
Si se supone que toda expresión artística nace con la finalidad de hacernos sentir cosas, de removernos de algún modo por dentro, Bridgers ha acertado de pleno con canciones como 'Chinese Satellite' o 'Savior Complex'. Una auténtica obra maestra. De esas que puedes dar por sentado que perdurará, que envejecerá estupendamente. No arriesgas nada afirmándolo.
DISCOS QUE SÍ
Phoebe Bridgers – Stranger in the Alps (2018)
Uno no siempre acierta con las primeras impresiones musicales. En ocasiones nos dejamos llevar por lo que creemos intuir de especial en artistas debutantes sin que, con el paso del tiempo, aquello que pensabas (y que dijiste a tus colegas) de que tal o cual artista lo iba a petar en el futuro, se confirme. Y bueno, a veces sí aciertas, sí.