He came dancing across the water
With his galleons and guns
Looking for the new world
In the palace in the sun
Hace un tiempo, en un mes de agosto en el que Israel iniciaba la enésima invasión de Gaza, se acusó a Neil Young de tener nula sensibilidad hacia el problema por mantenerse en sus trece de dar un concierto en tierra israelí. Él, que siempre ha sido un activista potente, él, que ha dejado discos como Living With War… Sí, él, el mismo que ha dejado numerosas veces muestras de sus propias contradicciones.
No diría que me fío más de quienes dudan y, sobre todo, de quienes cometen errores que de aquellos que parecen ejemplos perfectos e inmaculados (bueno, sí lo diré, lo estoy diciendo). Pero sí que tengo claro que la relación política-Neil Young siempre ha sido muy inestable. Incluso en algunas de sus canciones más famosas, lo personal y sentimental se disfrazaba a menudo de diatriba. Es el caso de ‘Cortez The Killer’:
With his coca leaves and pearls
In his halls he often wondered
With the secrets of the worlds
And his subjects gathered ‘round him
Like the leaves around a tree
In their clothes of many colors
For the angry gods to see
And the women all were beautiful
And the men stood straight and strong
They offered life in sacrifice
So that others could go on
Narrar la llegada de Hernán Cortes a las tierras mexicanas le da pie a Neil Young a trazar un retrato algo maniqueo sobre el proceso colonizador. Pero no se le puede echar en cara: al fin y al cabo a Young le importa bastante poco ser fiel a la Historia cuando dice eso de que en las tierras aztecas el odio era sólo una leyenda y nadie sabía lo que era la guerra.
Hate was just a legend
And war was never known
The people worked together
And they lifted many stones
And they carried them to the flatland
But they died along the way
But they built up with their bare hands
What we still can’t do today
And she loves me to this day
I still can’t remember when
Or how I lost my way
He came dancing across the water
Cortez, Cortez
What a killer…
Zuma, un disco con el que los Crazy Horse se reunieron por primera vez después de su primer adiós, es también uno lleno de temas históricos y miradas al pasado. Pero tratar de ver esas canciones sólo desde una faceta deja siempre demasiados cabos sueltos. Casi siempre en sus canciones, sea quien sea contra el que habla Neil Young, uno también puede verle atizarse a sí mismo.
PD: De que esta canción siempre me haya dado escalofríos tienen más culpa Slint que Neil Young. No, no estoy diciendo que sea mejor la versión de los de Lousiville, pero sí es la primera que me atizó, cuando aún no entendía nada de nada, cuando de Neil Young aún no había podido oír ninguna canción. Tenemos tendencia a quedarnos con lo primero que nos llega, pero… hay que amar (mucho) a Slint: