David Berman (Silver Jews, Purple Mountains), disco a disco
El punk murió cuando un chico dijo que el punk no había muerto
Lo que para muchos empezó siendo sólo el grupo satélite de Pavement acabó convertido en una de las carreras más interesantes de la baja fidelidad estadounidense. Silver Jews, que en realidad fueron David Berman más los amigos invitados para la ocasión, consiguieron dejar un puñado de discos y canciones de indie-rock en las que el country se les colaba indiscriminadamente.
Desde unos primeros pasos grabados con lo mínimo y cercanos a lo que se cocía en los EEUU de los 90 (Pavement y Sonic Youth a la cabeza de lo que no venía de Seattle), Berman construyó una carrera marcada por su nula estabilidad emocional. Tanto que durante una larga temporada el grupo estuvo en el más absoluto silencio, con Berman perdiendo las ganas de vivir, intentando matarse y, después, regresando en 2005 con un magnífico disco en el que se le notaba revitalizado. Una segunda época maravillosa que, de nuevo, de manera abrupta, concluyó en 2009 con la promesa/amenaza de que dejaba la música para siempre.
No la cumplió, claro: justo este 2019 regresó de nuevo con un montón de ideas y una melancolía brillantísima en el debut del proyecto Purple Mountains. Antes de que pudiésemos disfrutarlo en directo junto a esos Woods (woooooooooods!) que le servían de escuderos, tuvimos que afrontar, por desgracia, su muerte. Siempre volvemos a él sin más motivo que el de sus canciones, y por eso hoy también recuperamos su disco a disco.
1. Silver Jews – Starlite Walker (1994)
Starlite Walker, publicado en 1994, está tocado por Berman, junto a sus amigos Stephen Malkmus y Bob Nastanovich, ambos ya en la cresta de la ola con Pavement. Esa conexión, que permitió a la banda tener un contrato discográfico, tuvo su lado negativo: nadie le dio la suficiente importancia, se lo tomaron como un divertimento paralelo del grupo que ya era famoso… aunque para Berman aquello era la obra de su vida.
Tampoco es que la música del disco hiciera mucho por negar las conexiones. A pesar de que David Berman era el compositor absoluto, la locura de muchas de sus canciones coincide con ese patrón loco y esquizoide muchas de las canciones de Pavement. También esas guitarras tocadas con desgana. Incluso la voz del líder de Silver Jews se parece muchísimo a la de Malkmus.
Eran días de desdén y eso en la música es patente. A pesar de que hay madera suficiente para hacer grandes canciones, muchas de ellas esconden sus puntos brillantes. No es el caso de Advice To The Graduate y ese crescendo que parece que se va a romper si lo tocas. Tampoco la tremenda New Orleans, donde te quedas atrapado como una mosca en la trampa de miel. Ahí Berman se pone hondo y te rompe cuando suelta ese tramo perfecto de falso estribillo:
“Well you can’t say (you can’t say) That my soul has died away (yay-yay-yay-yeah) Well, there’s trouble in the hall And trouble up the stairs There’s trouble, in the trouble, there’s Trouble in the air”
Starlite Walker es un disco que quizás no mate a la primera escucha, que a ratos peque de ser más una reunión de amigos que un disco en sí, que el aroma improvisado mate otras. Pero es, por derecho propio y como demuestran las sucesivas escuchas, uno de los discos donde el lo-fi dio mejores resultados. Un disco en el que, admeás, Berman empieza a dejar grandes verdades en forma de verso pop. “En el último día de tu vida no te olvides de morir”, canta en la mencionada Advice To The Graduate. Un brillante comienzo de carrera.