Un obseso del detalle, un perfeccionista justificado, un maestro diseccionador de la realidad social y un estudioso de la perturbada mente humana. A David Fincher habría que inventarlo si no existiese, porque es absolutamente necesario. Ya sólo por cómo ha revolucionado el thriller de las últimas décadas y por cómo ha roto convenciones en cada estilo que ha tocado, convirtiéndose en un referente imprescindible.
Ahora vuelve el Fincherman. Y regresa haciendo otro de esos thriller guarros y perversos que tanto nos gustan con El asesino. Qué ocasión más inmejorable para recordar por qué es uno de los cineastas imprescindibles del cine americano desde hace 30 años. Dentro una tiercita con su inconfundible filmografía, incluyendo también algunas series y algo más.
NO
El curioso caso de Benjamin Button (2008)
Hay veces que una peli falla no por hacer mal las cosas, sino porque la gente involucrada no era la adecuada. El curioso caso de Benjamin Button tiene buena voluntad por parte de Fincher, queriendo hacer el anti-Forrest Gump (con el mismo guionista, Eric Roth) en un tierno relato sobre la inevitabilidad de la muerte para todos nosotros, incluso los que envejecen al revés. Su alma cínica y su mirada analítica impide darle la calidez o la amargura genuina que necesita la historia para funcionar. La fría paleta de colores se une a una obsesión tecnológica que invita a pensar en que un Robert Zemeckis habría sido más apropiado para hacer una cara B de su "american epic".
OK
Alien³ (1992)
La habitación del pánico (2002)
House of Cards (2013-2018)
Mank (2020)
Si el propio Fincher no se cagase tanto en la existencia de esta película, sin duda Alien³ estaría mejor apreciada. Para empezar, es la única peli de Alien que parece que exista dentro de un disco de los Nine Inch Nails clásicos, con una violencia de pulsiones psicosexuales. El Asembly Cut resuelve algunos de los problemas para que su visión vea la luz, aunque no la convierte en una gran película. Sí un efectivo slasher gore combinando con cine de prisiones, filosofía religiosa de una versión anterior del guión y el implacable nihilismo donde el capitalismo no va a dejar de perseguirte.
Hay también tensiones económicas en La habitación de pánico, aunque son más decorativas en lo que es un tenso home invasion con mucha alma clásica y hitchcockiana. A ratos es todo un SÍ, y lo sería del todo con hora y media de metraje, ya que Fincher consigue un trabajo comercial muy sofisticado y también terrorífico. Aunque el suspense de la trama no genera tanta tensión como la que produce estar viendo a Jared Leto y preguntarse todo el rato cuánto va a tardar en joder la película.
Luego cabe mencionar House of Cards, aunque David sólo estuviese participando activamente en la primera temporada, especialmente en dos primeros episodios que dirige él (la caída libre de calidad es algo de lo que se libra). Thriller político incisivo y con personalidad que empezó la andadura de Netflix en la producción audiovisual, cambiando para siempre el habito de consumo de las series y también del audiovisual en general. Bien pensado, igual esto debería ir en el NO.
Y ya que estamos con Netflix, hablemos de Mank. Hay mucho que apreciar en su brindis al Sol alrededor del Hollywood de los años 30 y de Ciudadano Kane. Por descontado, está impecablemente rodada y magníficamente actuada, y se expone de maravilla el peligro del cine cuando obedece los intereses del mercado y el poder político. No obstante, su colmillo queda diluido por una densa nebulosa narrativa que quiere hacer un guiño a la estructura de la película original, y Mankiewicz no está del todo bien desarrollado como antihéroe en este tinglado, aunque Fincher claramente empatiza con su obsesión. Es una peli que sí, tiene cosas que decir sobre el sistema de estudios y aquellos que manejan los hilos en la trastienda, pero también está enamorado de sus propias palabras y analogías con el Quijote para resultar todo lo mordaz que pretende.
SÍ
El club de la lucha (1999)
Millennium: los hombres que no amaban a las mujeres (2011)
El asesino (2023)