A Nicolas Cage no los vamos a explicar a estas alturas, pero basta decir que está por encima de cualquier vara de medir que quieras ponerle. Siempre tiene un grado o dos de más que ofrecerte en lo que sea, y ha pasado por diversidad de etapas, desde aparecer con gracia en diversos esfuerzos de cine de autor, superestrella de cine adulto de los noventa y primeros dosmiles, hasta celebridad de serie B. Y su apreciación también ha variado, desde ridiculizado por su excesiva forma de actuar a aplaudido por su forma consciente de salirse de los límites y no permitir que nada caiga en la indiferencia.
Es buen momento para recordar algunos de sus mejores trabajos, ahora que él hace lo propio con El insoportable peso de un talento descomunal. Valorar las interpretaciones como hemos hecho en otras ocasiones resulta muy complicado, porque como hemos dicho está por encima de las varas de medir en este aspecto. Por eso nos centramos en esas películas que mejor le han sabido utilizar, lo que va a dejar fuera algunos de sus trabajos como secundario (ya duele dejar fuera su Spider-Man noir de Spider-Man: un nuevo universo).
Arizona Baby (1987)
Hablábamos antes de la importancia de usar bien a Nic Cage en una película acorde a su energía y el emparejamiento con los hermanos Coen parecía destinado. En la segunda película de este dúo creativo, se entregan a la energía más cartoon y más Tex Avery, propulsados por una estelar interpretación del actor, que encarna perfectamente esa energía sin resultar una parodia y hasta dejando matices interesantes.
Hechizo de luna (1987)
Esta encantadora comedia romántica de Norman Jewison tiene más que ofrecer al personaje de Cher, pero la química generada entre ella y Cage propulsa una película de amores imperfectos, la insatisfacción de la vida y hacer pan con una mano de madera. Tan simpática como modesta.
Red Rock West (1993)
Un fabuloso thriller neo-noir, casi western, que es propulsado un poco más allá por uno de los Cage más estelares y contenidos (sí, de vez en cuando pasa). La cinta de John Dahl, que hila fino entre la intriga pura, la tensión y un buen humor negro, es tremendamente reivindicable ahora que parece haber quedado oscurecida con el paso del tiempo.
Leaving Las Vegas (1995)
Cage ganó su único Oscar a Mejor actor gracias a este pequeño drama de alcoholismo (¿alcoholizado?) de Mike Figgis. Sin embargo, el actor no renuncia a muchos de sus manierismos ni su particular "kabuki occidental" a la hora de actuar, pero sí que despliega una mayor humanidad y empatía para reflejar la desolación y la depresión de este personaje. Y la película es también una pequeña sorpresa, muy delicada,compleja emocionalmente y agridulce.
La roca (1996)
Es complicado aguantar el mano a mano con Sean Connery, que te puede devorar cual tiburón, pero Cage aguanta al tipo con ese exagerado agente biológico del FBI de gran nombre: Stanley Goodspeed. El pepinazo de acción de Michael Bay sigue siendo una montaña rusa de cine pollavieja combinado con sus explosiones y majaderías más grandes que la vida.