No es exactamente como se cuenta. No es esa primera bocanada de aire tras jugar con tu primo a ver quién aguanta más tiempo sin respirar, sumergiendo la cabeza en la piscina. Esa primera bocanada no es la realmente liberadora. En realidad, tras sentir como los vasos de tu cuello están cerca de explotar, y la oscuridad en la que vives con los ojos cerrad…
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