Frikexín #15: mente colmena en los condados de la droga
Una selección de los mejores discos de indie (y aledaños) recientes

Hi, personicas:
Diez discos no comentados en tiers previas y otros diez que sí que han salido en las semanas en las que no ha habido Frikexín (no muchas, que cumplimos una vez más lo de un Frikexín al mes): mandanga suficiente para recibir al verano con alegría.
The Spatulas - Beehive Mind
Consolidar una relación, también con las canciones, lleva tiempo. A veces parece que sea algo que se dice por pose, pero es cierto que emitimos juicios apresurados y deberíamos tener el derecho a cambiar de opinión con el tiempo. Porque con los discos y con las canciones hay una relación casi de pareja en la que, ante la imposibilidad de entender al otro completamente, vamos avanzando en espiral, conociendo algo más, y quizás algo menos también, a cada paso que damos juntos.
Hay algo con lo que los nuevos discos no puedes competir: contra los años que se han tenido para consolidar la relación con discos anteriores.
Por eso también nos gustan los debuts de una manera especial. Porque hay en ellos la misma promesa que en los primeros momentos de un enamoramiento, los mismos misterios por recorrer y nada de lo bueno y lo malo que viviremos juntos.
El debut de The Spatulas, el grupo liderado por Miranda Soileau-Pratt, es un flechazo inmediato. Necesitaremos del tiempo para asentar nuestra relación con unas canciones que remiten a todo lo que nos gusta (K Records, las Breeders, la fragilidad de Jonathan Richman, la psicodelia construida sin saber muy bien cómo hacerlo, ¡Maureen!).
Big|Brave - A Chaos of Flowers
Acá donde el indie y sus aledaños se junta con el Doom, acá hay espacio para todos los que no se atreven a lo último. Un espacio en el que, además, uno puede salir con la sensación de estar escuchando un disco de alguien que se sumergió en una marmita de To Bring You My Love y ha tenido la ilusión de llenarlo todo de más distorsión, más sludge y menos arreglos. A Chaos of Flowers recoge el guante del contraste de su título y nos pone una cama de flores y la cubre con sábanas de caos eléctrico. Catarsis y belleza, sí, como Chelsea Wolfe pero con el volumen al 11.