Llega un día, o mejor una noche, en que empiezas a pensar que aquellos sueños que tenías a los 18 se han ido cumpliendo. Porque sí, hay gente tiene esa suerte. Que ha ido tachando cada una de las líneas que estaban escritas en su pequeña libreta de objetivos vitales y, cerveza en mano, pies en alto sobre el sofá, se pregunta un día: vale, ¿y ahora qué?.…
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