James Cameron: la tier list
Sus películas, de peor a mejor, y las anécdotas que muestran que Cameron no está bien de la cabeza
Aquí no podemos sino sentir admiración por James Cameron, un maníaco de dimensiones tan épicas como sus películas. Es una figura única en el cine americano, con cada película que ha hecho más loca y más cara que la anterior y (casi) siempre saliendo triunfante. Él ha sacado adelante muchos de los mayores éxitos comerciales de todos los tiempos (dos de ellos son de las tres películas que más han recaudado de la historia) y su influencia en el cine de acción mastodóntico es innegable (podríamos decir que para bien y también para mal por la gente que no ha sabido entenderle).
Le rendimos pleitesía con este repaso a su filmografía, con tier list y algunas anécdotas que son todo un retrato de la locura.
9. Piraña II: Los vampiros del mar (1981)
Ni el propio Cameron la considera parte de su canon, y eso que es una película con mucha agua y muy mojada. No es complicado deducir por qué, ya que básicamente Ovidio G. Assonitis le apartó de la producción y deshecho la mayor parte de sus ideas y de lo que rodó. No vale la pena gastar más tiempo en esto, pasemos a cosas que sí valen la pena.
La anécdota que muestra que Cameron no está bien de la cabeza: A pesar de haber sido echado de la película a efectos prácticos (no legales, la película necesitaba un director americano asociado al proyecto), Cameron fue a Roma para ver la post-producción de la película, intentando hacer clandestinamente su montaje de la película (Assonitis luego descubrió esto y descartó todo). Se gastó todo su dinero de avance en el billete de avión, y no tenía para poder comer. La desnutrición y el cansancio le hicieron contraer una fiebre, que le causó una pesadilla de un torso metálico emergiendo de una explosión. Ahí le nació la idea para Terminator.
8. Mentiras arriesgadas (1994)
Es complicado valorar esta película en el contexto de Cameron. Siendo un director que cada película que ha hecho ha sido más arriesgada y ambiciosa que la anterior, este es su primer paso lateral: Un remake de una comedia francesa que se transforma en un efectivo vehículo para Arnold Schwarzenegger en el que también se cuela Jamie Lee Curtis.
También es la película donde la obsesión de Cameron por la estructura de cinco actos resiente el conjunto, pero anda sobrado de momentos brillantes de acción, así como de comedia exagerada y desternillante. Lo único que la pone tan por debajo es estar rodeado de monumentos cinematográficos.
La anécdota que muestra que Cameron no está bien de la cabeza: Jamie Lee Curtis acabó haciendo la escena peligrosa en el avión tras insistencia de Cameron. Curtis respondió a la petición diciendo: “¿Y dónde vas a estar mientras estoy colgada en el aire, Jim?”. El director replicó: “Colgado en la puerta [del helicóptero] mientras te grabo cámara en mano”.
7. Avatar (2009)
No fue hasta que James Cameron vio Las Dos Torres y se fijó en cómo se había conseguido recrear la criatura Golum cuando comprendió que la tecnología (y el mundo) estaban preparados para poder llevar a cabo su fantasía épica, ecologista y futurista que llevaba pensando desde 1994 (o quizá desde toda su vida). Incluso aunque el tiempo ha difuminado su impacto, Avatar sigue siendo un impresionante logro visual y también creativo, tomando inspiración desde relatos anticolonialismo como Pocahontas, el terrorismo ecologista de Studio Ghibli y La Princesa Mononoke o incluso Bailando con lobos de Kevin Costner.
Incluso siendo una película tan basada en los efectos especiales, estos han envejecido mucho mejor que la mayor parte de películas posteriores gracias precisamente a años de trabajo duro y cuidado milimétrico al detalle. Y luego está el descomunal sentido del espectáculo y la épica de Cameron que se plasma hasta en su estructura de cinco actos. La trabajada construcción de mundo, las fastuosas secuencias de acción y la fascinante idiosincrasia de los Na’vi mantienen a esta como una película sólida y exuberante.