Cuando Jason Molina murió, en 2013, dejó una ruta de discos cuyas ramificaciones nunca nos acabaremos del todo. Desde las aproximación de folk espartano, ligadas a lo que, al mismo tiempo, hacía Will Oldham con sus Palace, a los discos de Magnolia Electric Co. que se miraban en Neil Young (el encabritado melancólico, el de Crazy Horse) hay tanto trecho …
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