Obviamos frecuentemente el primer disco de Blur, quizá con toda la razón del mundo. Leisure era una banda muy distinta a la que conocemos de sobra, y ni siquiera sus miembros se han querido acercar mucho a esos sonidos después de aquello. Su estilo meloso casi shoegazero nos les encajaba nada bien, y las críticas se cebaron con él. A pesar de todo, fue disco de oro.
Pero nada estaba yendo como debía, parecían una banda más del montón. Y ellos lo sabían, por eso quisieron rebelarse al instante. Damon Albarn quería señalar con su letra a una industria musical cada vez más homogénea y genérica (nada que nos preocupe ahora, ¿verdad?), pero igual, conscientemente o no, el grupo buscaba autoflagelarse por dar un paso en falso nada más empezar.