Jitazos inmortales S06E03: 'Jet Boy', de New York Dolls
Nueva York y el punk
Con la muerte de David Johansen se fue también el último pilar de los New York Dolls, una de esas clásicas bandas de los setenta que sólo puedes concebir como parte de los setenta, concretamente en ese periodo cercano a los mediados de la década. Ni tenían lugar antes, y probablemente tampoco después, a pesar de los intentos de reconversión de Johansen y su ambición de que tanto él como los Dolls fueran una banda de pop imperecedera.
Pero no podían serlo. Sus canciones sí eran pop imperecedero, pero ellos no podían serlo, tenían demasiado filo como para ello. Como esos temidos (y falsos) caramelos con droga o caramelos con cuchillas de afeitar que los adultos intentan hacer pasar como reales, con la diferencia de que los Dolls sí eran reales. Tan reales como podían, siendo un puro vestigio de una Nueva York sucia, decadente y violenta que, por supuesto, concebimos únicamente (o casi) en el marco de los setenta.
Fueron tan prominentes y su reputación tan ganada que los obituarios del cantante le destacaban como un fundador del punk. Sin duda fue importante, pero para cuando salió el debut del grupo en Detroit ya habían quemado a sus ídolos de culto como la gasolina que impulsaba su industria del motor. Incluso el glam tenía ya unos cuantos padres fundadores para cuando emergieron de verdad. Su contribución, sin duda, fue dotarle de un carisma más aguerrido y provocador que muchísimas bandas, sobre todo de la misma ciudad, continuaron en la mejor dirección posible.