Del garage a tu corazón.
Uno tiene que abrir su corazón al tysegallismo en algún punto de su existencia -habrá quien aún se resista, pero les seguimos queriendo a pesar de su falta de alma- y no tiene que ser precisamente en el mismo punto que otros abrazaron al adorable rubiales. Unos estarán dando la tabarra desde la maqueta, otros se terminaron rindie…