En pleno 2017, ponerse a defender a un grupo como Sôber es meterse en un fregado muy gordo del que es difícil salir bien parado. Es cierto que su imagen pública se ha visto bastante erosionada por los círculos en los que se han movido, la tipología de su público medio, por no hablar de su deplorable trayectoria desde su regreso en 2010.
Sin embargo, hay …