Con nuevo disco, esta vez homónimo bajo el brazo, vuelven los navarros Kokoshca. Uno en el que todos los adelantos dan fe de que son de todo menos obvios: que si el Heroes de Bowie para homenajear a un espíritu libre, que si un particular himno de España casi-jam con Villarejo en los coros, que si la canción de pop más pura que han hecho jamás.
Kokoshca están fuera de duda en esta redacción, pero ¿cuánto lo están sus discos? ¿Y cómo es volver ahora a ellos? P. Roberto J. y Andrés P. Mohorte, los (ya no tan) chavales de las P-punto los repasan.
Únete a Kokoshca (2008)
★★
Sólo con las primeras notas del debut de los navarros ya quedó claro que había otro futuro para el indie hispano. Uno que no pasaba por recorrer el camino del indietex, sino que conectaba con una forma menos pulcra, más visceral, de entender el pop, y que iba de la mano del rock'n'roll primigenio, del garaje y de toda una generación de bandas de rotundidad esquelética: las que nacieron al arrullo de K. Records.
Todo ese espíritu Beat Hapenninq, libre, inconstante y ácrata, lo compartían tambié n con su discográfica, Birra y Perdiz: un fogonazo bien breve y mejor aprovechado que aún deslumbra; no solo lanzaron a Espanto y a Kokoshca, sino que recogieron lo bueno que estaba sucediendo al margen de Los Punsetes en el Myspace de Anntona, lanzaron el "Gran disco desconocido" de esos años (de Gran Viernes) y acompañaron a otro puñado de aventuras locas más que no podemos agradecer lo suficiente (hola, 'DJ Invitado' de Bassmatti).
Pero no nos vayamos de madre. La portada de la depiladora ensangrentada abre camino a un grupo de música garagera y totalmente amateur, en el mejor y a ratos en el peor sentido de la palabra. Al oírlo, creías que se habían mamado mil veces el Nuggets. Pero cuando les preguntabas a ellos, te respondían que el único nugget que manejaban era el que se comía. Casi quince años después, Únete a Kokoshca es aún fresco, inocente, desigual, divertido y con alguna canción, varias, muy por debajo de lo que serán.
'Círculo Cuadrado' se les deshace mientras la tocan. Con la canción titular quieren un himno, pero solo lo será en directo; en el disco se arrastra. Y así todo el camino, bandeándose entre lo rutinario y la promesa de un futuro perfecto que, afortunadamente, llegó.
Ojo: está ‘Salou’, la visceral muestra del grupo que siempre han sido y el repaso impresionista y elíptico de las vacaciones de tres cuartas partes de la chavalería de Navarra, Aragón y Rioja . No, no preferimos Benidorm. (probertoj)