Los mejores discos tristes de 2024
Todo el mundo tiene porno emocional en casa; tú también, a ver si me lo pasas...
Se nos han hecho largas las últimas jornadas de 2024, claudicando a gravísimas enfermedades víricas, por lo que nos ha costado un tanto rematar el resumen triste del año finiquitado. Mientras, hemos estado recibiendo amenazas por parte de los miembros del club de lectura al que va Nacho Vegas, de la asociación de vecinas de la urbanicación de fiestas en la piscina con música de Low o de compañeras de bridge de Keaton Henson para que la lista saliese publicada cuanto antes.
No tenemos la sensación de que haya sido un año brillante en el tristismo musical, y, sin embargo, sí se ha habido una producción suficiente para que construir un top donde todos los discos son sobresalientes resulte sencillo. Incluso dejándonos fuera un puñado de discos muy reivindicables.
Sin más, os dejamos las mejores lloreras musicales del año.
10: Carme López – Quintela
Género: Drone de gaitas.
La gallega Carme López abre el Top con su disco de debut. Un trabajo que podrá definirse de mil maneras y ninguna de ellas sería abrazando la convencionalidad. Composiciones con su gaita (difícil reconocer el propio instrumento más allá del primer corte del álbum). Grabado en los estudios Abrigueiro de la mano de Arturo Vaquero, en un ambiente que ya abraza en sí mismo el costumbrismo y lo bucólico, López crea cuarenta minutos de minimalismo extremo, de drone hecho para muy cafeteros, desde luego, pero absolutamente atrapante y perdurable en la memoria.
Alejado de escuchas facilonas (seguramente el que más en toda esta lista), el talento que se intuye en Carme es de tal magnitud que 'Quintela' adivina irremediablemente una catarata de solicitudes de colaboraciones, asesoramiento y consejo. Orfebrería musical
9: Beth Gibbons – Lives Outgrown
Género: la virgen de nuestras estampitas.
¿Os imagináis un disco malo de Beth Gibbons? Ya. No sabemos si la inglesa muestra una productividad tan escasa precisamente para no pervertir su extraordinario repertorio y entregar solo piezas excelsas, aunque suponemos que algo de ello habrá. Hablamos del debut en solitario de una artista a la que, a sus 59 años, conocemos solo por sus tres trabajos previos con LA BANDA. Si acaso, levemente también por aquel escarceo con Rustin Man de inicios de siglo.
Es por ello que cada vez que nos enteramos de que Beth tiene nueva entrega nos puede la ansia. Pero en este caso solo eso, la inquietud. No la incertidumbre. Sabemos que lo que viene será bueno. Que la voz de Gibbons cantará como la más grande diosa en temas como 'Floating on a Moment' o la cautivadora 'Whispering Love'. Que incluso conociéndola de menos de lo que creemos conocerla, Beth Gibbons es siempre la respuesta adecuada.
8: BIG|BRAVE : A Chaos of Flowers
Género: Doomjota Harvey
Todos los años le pido a Black que me recomiende algún disco en los aledaños del metal que pueda gustarme a mí. Él ha tenido a bien bautizar sus recomendaciones como Metal Chou, que es una etiqueta tan ridícula como cualquier otra, pero a mí me vale para ir identificando grupos de alma pop pero con coqueteos marcadamente oscuros, de tempos lentos y guitarras pesadas. De hecho, como en el caso que nos ocupa, el aroma propiamente metalero es a veces tan solo perceptible en matices.
Este año el Metal Chou ha venido de la mano de Probertoj, que en su frixekin#15 contaba sobre este álbum que “A Chaos of Flowers recoge el guante del contraste de su título y nos pone una cama de flores y la cubre con sábanas de caos eléctrico”. Él nos traía al recuerdo el 'To Bring my Love' de PJ Harvey o una Chelsea Wolfe con más sangre. A mí me vienen a la mente los King Hannah de 'I'm Not Sorry, I Was Just Being Me'. Un disco salido del fango para regalar vida.