Los mejores discos tristes de 2025

Y tú que creías que habías pillado pañuelos suficientes para la gripe

En un año en el que los discos tristes se han colado a cuentagotas en nuestro Top internacional, quedaría la sensación de que no nos hemos enfrentado a una gran cosecha. Y lo cierto es que no creo que haya sido así.

En una etiqueta siempre un tanto ambigua, seguramente apta para abarcar propuestas francamente variopintas, casi siempre intentamos acotar el terreno al folk, canción de autor, cositas ambient/drone… pero vaya, que entra lo que me da la gana a mí. Si queréis hacer vosotros vuestra lista, os montáis una web.

Este año hay un hecho sin precedentes. Se ha colado un disco que no reseñé yo (Chou) en su día. Algo que para mi ego y mi afán de protagonismo es doloroso. Pero en tiempos de conflicto Keaton nos quiere magnánimos. Creemos que, al fin y al cabo, os traemos diez discos bien majos para escuchar en caso de que alguno se os hubiese pasado por alto.

Vamos al lío:

10: Annahstasia - Tether

Género: soul atrapaalmas

Hay gente que tiene atractivos algo extraños. Evidentes a los ojos de muchos, absolutamente ajenos a los de otros tantos. Y luego hay gente atractiva casi por decreto. Guapos objetivos. Alguien podrá venir aquí a decir que “pues a mí esto no me gusta” y no pasará nada, tenemos esto lleno de lectores que son lerdos, así que se sentirá como en casa. En principio, Tether, disco de debut de Annahstasia, es uno de esos trabajos de los que nadie jamás podrá hablar realmente mal. Uno de esos trabajos vocales de tal calibre que tan solo nos queda preguntarnos cómo coño ha llegado tanto en llegar a pesar de que gente como Kendrick Lamar le tuviesen ya echado el ojo.

Tether trae irremediablemente a la memoria a gente como Tracey Chapman, obviamente, haciéndolo particularmente obvio en cortes como ‘Villain’. Aunque si se buscan referencias más contemporáneas y menos evidentes, aquí se nos ha venido a la memoria la obra de Anna B. Savage. Un canto tanto a lo espiritual como a lo meramente carnal, entre ‘Unrest’ y ‘Satisfy Me’, con el continuo hilo conductor de una voz que podría firmar un disco prácticamente a capella sin que echásemos nada en falta. Y si además encuentra un maridaje idóneo en las colaboraciones de Obongjayar o Aja Monet, miel sobre hojuelas.

Luego llegan momentos como los de ‘Waiting’, en los que una Annahstasia que en general consigue mantener su voz libre de adornos innecesarios, eleva aquí el tono y se luce ante cualquiera que tenga oídos. Esa es otra gran virtud de Tether, que como tantos otros casos podría perderse aquí en el “mira qué bien canto” y consigue alternar esas demostraciones de talento desbocado con otros pasajes más ligeros como ‘Overflow’. Y, en el muy improbable caso de que queden agnósticos a esas alturas, ‘Believer’ remata un disco incontestable. (Chou en la tier del 8 de julio)

9: Mydreamfever + Huremic - 3. How I See Nothing but You

Género: Hay fiesta en el osario común.

Voy a confesar que llegué libre de prejuicio alguno a este álbum, hace apenas unos días (lleva ya dos meses en bandcamp). El nombre que se escondía detrás de Mydreamfever me resultaba una completa incógnita, y el hecho de que estuviese firmado a pachas con Huremic en mi mente fue automáticamente guardado como “una colaboración de alguien con este tipo del que sí me suena haber leído algo”. Al hecho de que tanto Mydreamfever como Huremic son otros alter ego de un Parannoul que por otra parte ya venía firmando algún disco en el pasado con este proyecto.

Llegar pues, por diferentes caminos y desde la ignorancia, a la misma conclusión de que nuestro coreano favorito (tras las Guerreras) vive en su particularísimo estado de gracia es muy reconfortante. Si fue con el estupendo ‘Seeking Darkness’ como se coló en nuestra lista de lo mejor del año, la propuesta más caótica y droneniana de ‘3. How I See Nothing but You’ me ha volado tanto o más la cabeza. Un camino siempre desconocido, y pese a ello extrañamente familiar, hacia la oscuridad, las criptas y las tinieblas. Seguramente con menos oportunidades para paisajes más oxigenados, no muy numerosos en sus otros trabajos pero sí algo más presentes, y así apenas mostrables en los inicios de ‘Night Wishes’. Un sí a todo siempre con este hombre. (Chou)