Aún estamos cerrando el 2020 discográfico. En realidad, en música, como en tantas otras cosas, los años son una separación artificial: nos sirven justo en el paso de uno a otro y los usamos como cajones, compartimentos estancos donde guardamos lo bueno y lo malo, separado de lo que vendrá. Con la esperanza de que venga algo decente con lo que llenar el próximo cajón.
Pero, como luego pasa en la vida real, con la música luego los compartimentos estancos desaparecen y da un poco igual si aquel disco de los Oh Sees era de 2017 o de 2018 (spoiler: era de los dos años). Y también nos pasa siempre que aún estamos descubriendo discos guays de hace 10, 20, 30, que muchas veces se instalan en nuestro presente como si realmente hubieran salido ahora. Aunque el disco del artista es siempre de él y de las circunstancias en las que lo creó, el disco del oyente pertenece a cada momento en que lo ponga.
No obstante, aunque habrá ediciones especiales de esta newsletter dedicadas expresamente al pasado, la de hoy, la primera del año 2021 y de la historia de las Guías hipersónicas de control mental, recoge un montón de discos que se han podido queda en el tintero.
Instrucciones: cómo leer la tier list
Directo al excel: discos que nos han encantado. No sabemos si pasarán el corte definitivo del excel de los sordos al final del año, pero para alguno de nosotros ya es candidato a lo mejor del año que sea.
Discos que sí: discos que nos han gustado mucho. Merecen la pena sí o sí, y es imprescindible escucharlos si el género o el palo del que van (que siempre dejamos claro) te interesa.
Discos que OK: Sietecomacinquismos. No venderíamos a nuestros hijos por ellos, pero están bien. Si te gusta mucho el artista que lo saca, pues seguramente estará un escalón por encima. Según el día, nos parecen mejor o peor, pero nostanmal.
Discos que MEH: La zona previa al infierno. Tienen cosis que no están mal, pero también otras por las que les condenaríamos. O simplemente no destacan en nada. El rincón de los sosos. Para la Mondosonoro, varios de estos serán discos del año.
Discos que NO: Hay muchas manera de decir no: No, nein, non, ਨਹੀਂ, жок, няма, sí por los cojones… Estos discos te las dicen de todas las maneras posibles.
Directo al excel:
Neil Young - Archives Vol II (1972-176): lo lamentamos, pero si lo queréis, vais a necesitar, de momento, acudir al soulseek. Porque hasta dentro de un tiempo no saldrá en streaming (salvo en su web, pero la web de archives es un cristo) y la versión física se ha agotado a toda hostia. Hasta marzo no habrá nueva edición.
Normal que cayese como cayó, en apenas unas horas, teniendo en cuenta que ya el primer Archives era buenísimo y que, como demostró en 2020 Homegrown, la etapa más difusa y turbulenta de la vida de Neil Young es también una mina de oro de canciones desconocidas o versiones asombrosas de otras que ya nos había enseñado. En las más de cien canciones que hay en Archives II, encontramos versiones atmosféricas de On The Beach, asaltos en directo a clasiquísimos como Cortez, The Killer; a Joni Mitchell tocando sus propias canciones con Crazy Horse; la primera aparición pública de la cacareada ‘Goodbye Christians on the Shore’ (ésta sí la tenéis en streaming).
No damos abasto con él, y nos vamos a tirar meses repasando cosas.
Discos que sí
Moor Mother & Billy Woods - Brass: De la capacidad de Billy Woods para dejarnos con el culo torcido con su Hip-Hop que no conoce el miedo ya dimos cuenta al enamorarnos de su Hiding Places. Pero ahora, con Moor Mother (llegada desde Filadelfia hace tiempo y aún así relativamente desconocida), lo que allí era violencia aquí se transforma en rap experimental meloso, a ratos soul, adictivo siempre, en 43 minutos que refuerzan que lo mejor del hip-hop está pasando cuanto más nos alejamos de un trap empeñado, por la vía blanda y la obsesión monetaria, en clonarse una y otra vez. Fluye de manera misteriosa como mil demonios y ni siquiera puedes decir que sea un disco complicado de escuchar. Una gozada.
Respire - Black Line: Quizá una de las sorpresas más tardías es este arriesgado disco plagado de ideas que ha lanzado esta banda de Toronto. Los canadienses Respire llegan al black metal a través de caminos poco ortodoxos, que van desde el screamo y el post-hardcore hasta el avant-garde más jazzero, pasando por el shoegaze y hasta música orquestal barroca. Como hemos dicho, pocos discos tan plagados de ideas y plasmadas de forma tan interesante vais a encontrar por ahí.
Kelley Stoltz - AH! (Etc): Kelley Stoltz lleva desde 1999 haciendo discos, pero en realidad su cumbre son los años previos a que en San Francisco, y en parte gracias a él, comenzasen a salir flipaos de la psicodelia guitarrera como The Oh Sees o The Fresh and Onlys (en cuyos discos Stoltz ha tocado).
Aquel trío que formaron Below The Branches / Circular Sounds / To Dreamer merece que lo redescubráis una y otra vez. Ahora vuelve y su regreso es gozoso. Ah! (etc) empieza frenético y encantador en ‘Team Earth’, maneja la psicodelia poppie como un maestro en ‘Dodged a Bullet’ y el jangle-de-subidón en ‘Cold’, apenas tropieza en un par de temas algo más insulsos (no sé dónde colocar ‘She Likes Noise’, ayer era un NO y hoy un SÍ) y es un disco ideal para recibir el nuevo año.
Discos que OK
Cloud Nothings - Life is Only One Event: mirad, cuando en julio Cloud Nothings lanzaron The Black Hole Understands y lo dejaron fuera de Spotify/streaming en general, hubo algo más que un posicionamiento político respecto a esos servicios. Porque, además, lanzaron un modelo de suscripción: por 5 euros, cada mes en su bandcamp iban a sacar un ep nuevo. No contentos con eso, en diciembre regalaron OTRO DISCO ENTERO más. Es decir, que el 2020 de los nazis ha sido así:
Y ninguno ha caído al nivel MEH. Life is Only One Event, que suena gozoso y a veces tan bonito como cuando Superchunk se ponían melosos, sólo tiene un problema: que todo suena mejor y más guay que los adelantos de los que es su próximo disco, The Shadow I Remember, que pinta mal :(
Guided By Voices - Styles We Paid For: cuando se acabe el mundo, Guided By Voices seguirán sacando discos. Y es tan abrumador seguirles la pista que es inevitable no sentir cansancio como oyentes. También porque, desde que decidió huir del lo-fi como herramienta creativa, su pasión por los Who suena tan a menudo tan a la vista que es inevitable pensar en que ya sólo hace discos BOOMERS mientras viejos como nosotros queremos que nos los haga post-boomers y a los jovenzuelos ya no les importamos ni unos ni otros.
Y, sin embargo, luego te encuentras gritando “NO BONGOS, NO CONGOS” o disfrutando de cancionacas como ‘Slaughterhouse’ o flipando con que ahora suenen como los R.E.M. de Document en el final de Mr. Child. Se iba al MEH de manera preventiva y, mira, pues que está bien, cero pegas reales. No descartamos una subida de escalón.
The Avalanches - We Will Always Love You: Por momentos, estamos ante el disco de The Avalanches que llevábamos años (casi décadas) esperando y no conseguimos con Wildflower. Por momentos a los que hay que llegar tras navegar entre bastante broza que hace la experiencia un poco eterna (aunque no es que ellos se hayan caracterizado nunca por hace discos cortos). Los momentos más brillantes de We Will Always Love You son de lo mejor que ha dado el grupo, con un perfecto equilibrio entre su collage sonoro y su afán por traer colaboradores, donde destacan 'Interstellar Love', 'Oh the Sunn!' o 'Running Red Lights'. Si tan sólo tuvieran un evaluador externo que les hiciera la criba…
Discos que MEH
Taylor Swift - evermore: La unión de la socialdemocracia del indie-epic y del pop sólo podía crear discos… eso… socialdemócratas. No hacen daño, no puedes odiarlos, pero es muy difícil amarlos si estás fuera de los dos fandoms que han colisionado en folklore y en evermore: los de Taylor Swift y los de The National, en lo que, visto a posteriori, parece claro que era un matrimonio diseñado por el destino. ¿Es mejor o peor que folklore? Pues lo tenemos complicado para hablar en términos de dimensiones artísticas de canciones con tan poco filo, con tanta pasión por pasar sin hacer daño. Algo que, por cierto, es más culpa de The National (a quienes en los peores discos les pasa justo eso) que de Taylor, que cuando se la pega se la pega por aburrimiento, no por tibieza.
Discos que no
The Beatles - Meditation Mix: hay un tipo en Universal que no lo hace todo, sólo hace una cosa: le contrataron hace tiempo para lanzar de manera regular, en formato físico, novedades de los Beatles. Para iniciar 2021, el tipo en cuestión ha decidido recopilar las canciones de la marca-comercial-más-inagotable-de-la-Historia-de-la-música-pop que mejor podéis usar para meditar. Y si el asunto no fuese para llevarse las manos a la cabeza, va el tipo (tiene que ser uno, necesitamos un enemigo claro y los Beatles no pueden ser) y no mete ninguna de las de Harrison creadas tras su Ragaventura. Hostias, 2021 va a ser una mierda si le dejáis.
Niño de Elche - La distancia entre el barro y la electrónica. Siete diferencias valderomarianas: No os gastéis los 41 euros que cuesta el disco. No los vale, a pesar de que sólo se pueda conseguir y escuchar de ese modo hasta que se agote la tirada completa. No, esto no es otra Antología del cante flamenco heterodoxo, donde la experimentación y las ganas de hacer canciones se unían para crear un disco diferente, sorprendente, necesario aunque no tuviésemos ni idea de cuánto lo necesitábamos.
La distancia entre el barro y la electrónica es sólo el segundo patinazo gordo de Niño de Elche tras Colombiana. Sólo eso. Como disco homenaje a Val del Omar, fue infinitamente más rompedor y más “disco” el que hicieron Lagartija Nick. Como obra electrónica… palidece ante el recuerdo de lo que hizo con Galván en directo o su propia Raverdial.
La distancia entre el barro y la electrónica es la demostración de que no siempre le va a ir bien en la eterna búsqueda de ser algo diferente, que más que búsqueda ya empieza a parecer huida. Para que os hagáis a la idea, este disco es más insoportable, y tiene más cacao mental, que su propio personaje cuando le entrevistan.
Bonus track (lo que no es música)
30 monedas (HBO): le está quedando muy bien a Álex de la Iglesia su incursión en HBO, mejor precisamente porque sabemos que Territorio Lovecrafr se quedó a medias intentando hacer algo similar. Mezcla de monstruo de la semana y gran conspiranoia, 30 monedas recupera cada semana al de la Iglesia asilvestrado y, bueno, aunque sepamos que con él nunca acaban las cosas teniendo el nivel que tienen en los comienzos… aquí ya llevamos seis y va casi todo sobre ruedas. 3,5 estrellitas.
Bowie, polvo de estrellas, pistolas de rayos y fantasías de la era espacial: ¿Una biografía de David Bowie, en cómic y con Mike Allred a los dibujos y Laura Allred a los colores? LA GOZADA ABSOLUTA