Las 101 mejores canciones de rock de los 70
La lista definitiva (salvo que no esté quien tú crees...)
Decíamos ayer que en Hipersónica nos habíamos propuesto elegir las mejores canciones de rock de la historia década a década y la cosa iba en serio. Después de haber repasado los 50 y los 60, vamos a hablar de los 70, una década esencial para casi cualquier cosa hecha con guitarras, en la que surgen o se consagran un buen número de nombres que siguen siendo hoy día referencia.
Nombres incontestables, ajustes de cuentas y alguna que otra sorpresa, como no puede ser de otra manera tratándose de nosotros. Insistimos en que estas son nuestras mejores 101 canciones de la década de los ’70, las 101 canciones que mejor reflejan nuestra particular visión de la década y las que han surgido de ese ring de boxeo que es el sacrosanto Excel.
Al final del post tenéis la correspondiente playlist. Vamos al lío.
101. Brian Eno — Baby’s On Fire (1973)
Glam rock que casi no lo parece de puro desvirtuado y retorcido, este corte, incluido en el debut de Eno Here Come the Warm Jets, es particularmente conocido por el estremecedor solo de guitarra de Robert Fripp de casi tres minutos, que lo recorre y disecciona casi de principio a fin. Una historia surrealista de atmósferas malsanas y una especie de extraño humor negro.
100. Caetano Veloso — You Don’t Know Me (1972)
Veloso no era particularmente apreciado por la dictadura militar que gobernó Brasil desde el golpe de Estado de 1964 y tras varios encontronazos con el poder, él y Gilberto Gil fueron encarcelados en 1969 y luego forzados al exilio. Así, Transa se grabó en Londres durante una época particularmente negra para él, aunque el resultado no transmitiera esa oscuridad.
99. Rodriguez — Sugar Man (1970)
La historia de Sixto Rodríguez ya es a estas alturas conocida gracias a un documental discutido y discutible (la vida no tiene planteamiento, nudo y desenlace, amigos, bienvenidos al mundo vida post-caerse de un guindo), pero indudablemente efectivo, inteligente y bien planteado. Pasado el debate Searching for Sugar Man (y con su director fallecido para defenderse), queda lo relevante, el descubrimiento tardío de dos discos llenos de fantásticas canciones como ésta.
98. George Harrison — Apple Scruffs (1970)
Sinatra decía que ‘Something’ era la mejor canción de amor jamás escrita y lo remataba atribuyéndosela a Lennon y McCartney, perfecto ejemplo del ninguneo (hoy felizmente superado) a un autor sobresaliente. En 1970 la cosa estaba todavía complicada y con el gallinero en plena guerra de egos, Harrison lanzó su tercera entrega en solitario para dar salida a maravillas de este calibre. Discutir sobre cómo habría sido Let It Be si hubiesen entrado algunas canciones de All Things Must Pass siempre es divertido.
97. Wire — Lowdown (1977)
“Influyente” suele ser una palabra que usamos para hablar de bandas que no vendieron una escoba pero ahora sabemos que deberían haberlo hecho, de bandas a las que quizá en su momento tú también habrías ignorado pero que ahora escuchas y te permiten sacar un mapa sonoro de al menos otras dos décadas posteriores. Wire son el ejemplo perfecto de lo “influyente”: son constantemente referenciados, pero a ver cuántos pueden citar cinco canciones sin mirar. Y sin embargo… Ah, Pink Flag.
96. Faust — Krautrock (1973)
Siendo esto Hipersónica, ya estaba tardando en salir la primera canción de 12 minutos. Pero es que tenía que entrar más pronto esta monumental suite, perfecto ejemplo de aquel estilo que surgiría en Alemania a finales de los 60 como una especie de respuesta vanguardista y electrónica a la psicodelia británica y americana. La etiqueta fue una invención de la prensa british con un matiz claramente despectivo y Faust, como la mayoría de los que estaban metidos en el ajo, la rechazaban.
95. Wishbone Ash — Time Was (1972)
I’ve got to rearrange my life / I’ve got to rearrange my world / I miss you, I need you. La cosa parece bastante clara y no parece que vaya a transcurrir con demasiadas sorpresas, pero a los tres minutos llega el golpe de timón, y no será el último. Está en Argus, su tercer álbum, declarado mejor disco del año en su momento por Melody Maker y el New Musical Express y el que les pondría en condiciones de ir al asalto del mercado americano.
94. Aphrodite’s Child — The Four Horsemen (1972)
El grupo que unió a Demis Roussos con Vangelis tuvo una vida efímera, pero en apenas cuatro años les dio tiempo de facturar tres álbumes esenciales para entender de qué trataba la música psicodélica y progresiva de comienzos de los 70. Su último trabajo se centraba en adaptar pasajes del libro del Apocalipsis, como este arrollador tema, de ésos que te impiden hacer cualquier otra cosa mientras los escuchas.
93. Derek And The Dominos — Layla (1970)
Venga, que ésta la conocemos todos. Porque forma parte de la cumbre artística de la carrera de Eric Clapton (un brevísimo proyecto con el que despegarse de la sombra de Cream), porque todavía a día de hoy sigue sonando sistemáticamente en las emisoras de rock viejuno (cortando o no la segunda parte, según convenga) o porque era la canción que escuchábamos mientras aparecían los cadáveres justo antes de que a Tommy (ejem) le hicieran de la familia.
92. Cat Stevens — Wild World (1970)
Unos años de convertise en Yusuf Islam y decidir salvar el mundo, Steven Demetre Georgiou creó el que sería su primer gran éxito fuera del Reino Unido, una especie de carta de despedida a Patti D’Arbanville, una actriz y modelo con la que había estado saliendo varios años. Si os gusta más ‘It’s A Sin’ tampoco pasa nada.
91. Comus — Diana (1971)
Único single extraído de los dos discos de su etapa original, su debut First Utterance (un trabajo al que se puede calificar de muchas cosas excepto de convencional) se abría con este corte acid folk y es ahora reivindicado por bandas como Opeth, aunque en su momento las críticas fueran malas y las ventas escasas, lo que provocó una separación temprana. Reunidos desde 2008, incluso lanzaron un álbum con nuevo material hace un par de años.
90. Brainticket — Places of Light (1971)
La cantidad de canciones incluidas en discos de debut que veréis en esta lista puede dar una idea de la efervescencia creativa que se vivía en la época. Cottonwoodhill también fue la primera referencia editada de estos alemanes. Hay que encontrar una buena traducción para la palabra trippy que nos permita describir con propiedad esta canción y el álbum en que se enmarca. Mientras tanto, basta con escucharla y dejarse llevar.
89. Blue Öyster Cult — Don’t Fear The Reaper (1976)
El cuarto disco de los que muchos llaman “los Black Sabbath americanos”, Agents of Fortune, incluía el que sería su mayor éxito en listas (al menos en su versión editada de menos de cuatro minutos), un canto al amor eterno que más de uno ha interpretado a lo largo de los años como una historia de suicidio por aquello de las referencias a Romeo y Juliete. Su riff la hace reconocible desde el primer segundo.
88. New York Dolls — Personality Crisis (1973)
La primera canción del primer disco de los de David Johansen es una desbocada pieza de rythm’n’blues clasicote pasada por un tamiz glam hedonista y un poquito hooligan. Cantada a berrido limpio, es un divertidísimo artefacto fuera de control que al final, como no podía ser de otra forma, acaba estrellándose. Lo de “Personality crisis you got it while it was hot / But now frustration and heartache is what you got” les fue como anillo al dedo.