Mozo dominguero #30: Broadcast - Tender Buttons
Ante las acusaciones de "revivalismo", uno siempre puede tirar de un sólido argumento de autoridad: la existencia de Broadcast
Autor: Broadcast
Título: Tender Buttons
Año: 2005
Género: Neo-psicodelia
País: Reino Unido
Discográfica: Warp
La crítica musical siempre ha utilizado la palabra "revivalista" con un profundo desdén. Un músico que se limita a explorar los sonidos del pasado no es un músico: es un mero documentalista o, en el peor de los casos, un nostálgico. Los revivalistas así no merecen ninguna atención. Su reino no se despliega sobre este mundo, sino sobre el pasado, asunto cerrado desde que el canon quedara establecido tiempo atrás. Cómo cuándo y por qué se estableció el canon no ocupa los desvelos de la Fiscalía. Conviene no reflexionar sobre según qué cosas.
El adjetivo reverbera en la cabeza del acusado (revivalista, revivalista, revivalista, re-vi-va-lis-ta) a la espera de una sentencia. No habrá juicio, pues en el pecado va la penitencia. Uno no es un "revivalista" por asomarse al balcón de los sesenta y extraer lecturas más o menos interesantes de aquel tiempo; uno es un "revivalista" por adoptar sin gracia las formas y los sonidos del pasado. Es decir, por gustar poco o muy poco al escritor que blande la grave acusación. Los "revivalistas" siempre han sido músicos poco imaginativos, extemporáneos, meros imitadores.
Observando a músicos como Los Estanques, The Lemon Twigs o Jacco Gardner uno no puede evitar preguntarse si los opositores del revivalismo tienen algo de razón. ¿Qué mérito tiene pasear por el ayer como si fuera un museo, embalsamado tras una vidriera, expuesto para que las generaciones del futuro lo contemplen sin mácula, sin interacción? El arte, en ese sentido, siempre ha sido más radical: por más surreal que fuera, Dalí representaba una tendencia pictórica agotada, casi reaccionaria. Todo lo que hubiera en el pasado debía servir a un propósito futuro. Y si para eso debía ser denunciado, avasallado y marginado, que así fuera.
Está posición argumental es ventajista, en tanto que blande el pasado como un arma arrojadiza en función de su uso. El "revivalismo" así es un campo minado en el que todos corremos el riesgo de saltar por los aires. Todo depende de quién haya colocado la mina. Los Estanques podrían defenderse y explicar que su recuperación de los sesenta, del guateque y del sonido yé-yé no tiene nada de conservador. Que en sus canciones hay más deconstrucción y más imaginación de la que su sonido deliberadamente retro aparenta. Que ellos no miran al pasado, sino que lo moldean, retuercen y regurgitan en algo nuevo.
La cuestión de fondo es más trascendental, casi filosófica: ¿se puede crear algo genuinamente nuevo? ¿Somos todos unos revivalistas de otras cosas que ya existieron, que ya fueron más brillantes que nosotros y a las que solo podemos subordinarnos? Mi opinión personal es que sí. La acusación revivalista solo tiene sentido en un mundo maximalista donde romper con el pasado es posible. En lo estrictamente musical, en el aún más reducido campo del rock, esto es muy difícil de sostener. La historia del pop es derivación, derivación y más derivación. Crear algo nuevo, mejor incluso, a partir de algo viejo, ya muy bueno. Por supuesto que hay legitimidad en el revival, no tanto en la nostalgia.
Hay grupos que entiende esto de mejor o peor modo. Hay revivalistas y hay respetables exploradores del pasado. Y luego están Broadcast.