Si estás entre los treintaymuchos y los cuarentayunoscuantos y hace sobre década y media sentías cierta afición por las propuestas folk llegadas de tierras americanas es probable que el nombre de Nina Nastasia te suene de algo. Es incluso posible que te preguntases, como el que escribe esto, tres o cuatro veces a lo largo de la última década qué coño había pasado con aquella chica de la que te compraste un par de discos a la salida de aquel concierto de Low en la que había hecho de telonera.
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