Pearl Jam — Yield (1998): el camino hacia la madurez
25 años del último disco de la fase Imperial de Pearl Jam
Tal y como os contaba mi compañero Poliptoton en su post sobre No Code, debería estar prohibido, por excesivamente autoindulgente, hablar del disco que más quieres de tu banda favorita. Mientras que, generalmente, uno intenta escribir de una forma más desapasionada, olvidándose en la medida de lo posible del equipaje personal, hay ocasiones en que realizar esto es más que imposible. Yield no es el mejor disco de Peal Jam, ni siquiera contiene su mejor canción, sin embargo, en la ecuación conformada por Yield, mis circunstancias, y yo, el album lanzado por Peal Jam en 1998 es despejado como el disco al que más cariño tengo de todos los que ha sacado la banda. No es el mejor, pero es mi álbum de Pearl Jam. No es racional, pero la música tampoco lo es.
Un paso más hacia la madurez
El ejercicio rupturista de No Code, una vez visto con perspectiva, tuvo más impacto en lo conceptual, en la forma de trabajar y en la forma de compartir experiencias por parte de los miembros de Pearl Jam, que en lo musical. El, por muchos insensatos, denostado ejercicio de 1996 jugó un papel fundamental para que Pearl Jam haya acabado siendo considerada como la, probablemente, banda más importante de los últimos 20 años. Sin embargo, contrariamente a lo que muchos piensan, ese papel no se jugó en el área creativa, por mucha ruptura que supuso el álbum de las polaroids, sino en el de la experiencia y alcance de la madurez, hecho que llevó a los miembros de Pearl Jam a unirse para superar los obstáculos que ellos mismos se habían autoimpuesto, a menudo los más difíciles de superar.
Reflejo de esta asunción de su propia situación y esencia es Yield, disco en el que Pearl Jam abandonaron los ejercicios experimentales de Vitalogy o No Code y con el que retomaron su sonido justo donde lo habían dejado con Vs, álbum al que siempre he considerado como su predecesor natural en lo artístico. Sin embargo, la grandeza de Yield no reside precisamente en este ‘retorno a las raíces’ que muchos empeñan en destacar, sino en el hecho de que Pearl Jam volvieron a divertirse haciendo música, despojados, por fin, de ese lastre que siempre había supuesto para ellos la no aceptación de su propia esencia y de su propio éxito, lo cual devino en una carrera artística profundamente exitosa pero convulsa en la esfera personal de Vedder y compañía.