En el post-rock podemos encontrar fácilmente una división entre diferentes generaciones de bandas. Tenemos los pioneros, los que encontraron camino donde antes sólo había campo, y los que trataron de exprimir la ola cuando esta empezó a rugir. También están lo que podríamos considerar bandas puente, que empezaron antes que los clones sin imaginación pero que claramente tuvieron cierta influencia de los que llegaron antes, aunque sea por intentar conectar las mismas influencias que ya fueron conectadas para dar lo que hoy entendemos por género.
Los japoneses MONO entran un poco en esa categoría puente, pero son quizá de los que mejor se han sostenido sin ser pioneros como Mogwai o Godspeed You! Black Emperor. Quizá por el mismo motivo que sostiene a esas, que es no fijarse tanto en el post-rock como medio sino como un fin al que se llega a través de conectar otros sonidos y otros esquemas sonoros.
Jocosamente decimos que son banda perfecta para escuchar en enero, cuando se empieza sin demasiadas novedades y un disco de post-rock bien hecho entra la mar de bien. Pero hay motivos más que suficientes para entrar en ellos y que te inunden de emociones, o al menos se vuelvan una perfecta banda de acompañamiento.
Una biografía breve
Después de unos cuantos proyectos frustrados como Dove, The Cimons o Isis (no esos ISIS) (ni tampoco ese ISIS), el guitarrista Takaakira Goto decidió formar un proyecto distinto que se sostuviera principalmente a través de la música rock instrumental. Con su amigo de toda la vida, el guitarrista Hideki "Yoda" Suematsu, Taka pudo dar vida a MONO.
Sumaron a la terna a la bajista Tamaki Kunishi y al batería Yasunori Takada para finales de 1999, y desde el año 2000 empezaron a tocar alrededor de Japón. Con alguna demo y EP, además de su creciente culto como banda independiente en Japón, consiguieron tocar fuera en lugares como Estados Unidos. Allí lograron captar la atención de John Zorn, que ejerció de padrino de la banda consiguiéndoles financiación para grabar su primer disco, Under the Pipal Tree, lanzado por el sello de Zorn (y quizá motivo por el que es su único disco no disponible en streaming).
¿Y esto a qué suena?
Bueno, pues a post-rock. Aunque como muchas bandas relevantes de post-rock, reniegan bastante del término a pesar de que abrazan bastante el apoyo que les da la comunidad, así que le hacen menos ascos que otros. Es cierto que tienen influencias suficientes para no ser excesivamente estáticos o monótonos, aunque una vez llegados a establecer cierta fórmula han mantenido de manera más o menos constante su sonido.