Radiohead en Madrid, el plagio de Amaia, un Drake inflado...
...y otras noticias con las que ponerse al día
¡Valladolid, buenos días!
Lo de Radiohead
Más de un lustro desde que dejarán de dar conciertos y casi una década después de su último disco, Radiohead volvieron a los escenarios con el primero de los directos que darán en Madrid. Si te has gastado los, mínimo, 107 euros que ha costado la entrada no vas a salir decepcionado, aunque te dejamos algunas impresiones a vuelapluma de lo que nos encontramos por allí:
Primero, los prolegómenos. Se anunciaba que una hora antes del concierto se apagarían las luces, dejando la incógnita de si sucedería algo.
Pues bien, nada de nada. Ni teloneros sorpresa, ni set especial de algo, lo que sea, ni escenario a oscuras: un hilo musical de escaso volumen y ya. En sí, las luces se fueron apagando progresivamente y no fue hasta escasos quince minutos antes de las 20.30 cuando se bajaron del todo para, ahí sí, comenzar un juego de luces y sonido a lo Simon que… sinceramente, es poca cosa, aunque la gente a esas alturas ya estuviese tan sobreexcitada/nerviosa que todo se jaleaba.
Y como en el Movistar Arena se está estupendamente, sin problemas de sitio ni de acceso, no compensa ni por el forro ir a la hora de la apertura de puertas y tirarte dentro dos horas y media de vacío.
Sobre el papel, qué bonitos resultan los conciertos con escenario circular y movilidad 360. Pero en la realidad acaba siendo muy difícil que suenen bien. Y, durante no pocas veces, Radiohead sonaron comprimidos, un poco a lata, una sensación que se acentuaba en las canciones donde la distorsión es más necesaria (pensar en ‘Bodysnatchers’, por ejemplo, o en las zonas de arreón de ‘Paranoid Android’). Esa sensación fue más audible en la zona de pista, cercana al escenario, que en las gradas
No es así en todo el concierto y no lo es, desde luego, en las canciones donde más respira el grupo. Ahí sonaron limpios y con multiples matices: en una estupendísima ‘Fake Plastic Trees’, en la lúgubre ‘Videotape’ o en el primer momento de irse para arriba en la noche, ‘Lucky’.
Tened en cuenta además que el primer concierto de gira siempre es en el que se nota el poco rodaje del show. Seguramente todo esto mejore.
El show visual se basa en una jaula de paneles que suben y bajan, abriendo al grupo a la vista del público. Estuvo muy bien medido incluso a pesar de que los paneles sólo mostraban las imágenes del propio grupo tocando, retocadas con efectos digitales. ¿Se podrían aprovechar para otras cosas? Bueno, a nuestro alrededor había gente gritando que los levantasen del todo, que ellos habían venido a ver a Radiohead y no a sus paneles.
Ellos estuvieron relajados y divirtiéndose. A Ed parecen haberle montado la gira ex profeso, todo el rato sonriendo y disfrutando muchísimo. A Phil Selway le han puesto un minion en la batería para tener más ayuda (no es coña lo de minion, sobre el escenario casi parecía estar en un lugar más bajo y pequeño). Colin fue otro que disfrutó de la vuelta, ya con su aspecto de señor inglés transmutando en señora. Johnny no deja de ser Johnny, aunque esperemos que lleve un fisioteraupeuta. Y Thom… divertido, bailón, contagioso y sin nada más que decir que un simple “gracias”. Si la gira era para “reencontrarse”, el primer concierto fue bien.
Ya sabéis que el repertorio es cambiante, por lo que puede que de las dos horas y cinco minutos que ayer tocaron cambien un montón de cosas para el siguiente show.
En este, In Rainbows llevó la voz cantante, con paradas suficientes en OK Computer y adecuadas en Kid A (pese a que ‘The National Anthem’ sigue pinchando).
Hubo un par de recuerdos al disco del pajarico (Ful Stop, Daydreaming) y elecciones inesperadas de Hail To The Thief: ‘There There’ era obvia y sonó estupendísima, ‘The Gloaming’ no tanto y ‘Myxomatosis’ les gusta a ellos más que a los demás, pero, sobre todo, ‘A Wolf At The Door’ fue la elección más arriesgada… y también pareció caer más fría entre la mayoría del público. No entre nosotros.
Sólo una parada en The Bends: la preciosa y perfectamente bajada a tierra ‘Fake Plastic Trees’.
Uno esperaría que el karaoke eterno en el que se han convertido los conciertos estuviese en ella, pero en realidad lo vivimos más en, ejem, ‘Everything In Its Right Place’ o en, claro, ‘Karma Police’, que cerró el show.
Seguimos yendo a los directos a escuchar al grupo, y a la vez entendemos que la gente se lance a cantar. Pero, bueno, insistimos: seguimos yendo a los conciertos a escuchar al grupo.
Y, por supuesto, cero menciones a todo lo demás. La única bandera que colgó alguien (o que vimos nosotros) fue la de Portugal y, cuando Radiohead desaparecieron del escenario y se encendieron las luces, justo mientras marchábamos, los paneles desplegaron cada uno de los artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. No esperábamos nada, y sólo tuvimos un gestito que un poco vacuo suena.
Con los ojos puestos en el MIRA
Cuenta atrás para uno de los eventos canónicos anuales de esta casa en los últimos años, el Mira Festival. Como ya es tradición, Hipersónica ofrece sus servicios para una correcta ruta que ofrezca los mayores placeres sonoros a sus lectores.
Viernes
Para el viernes hay algunos nombres obligatorios que se solapan, pero hay variables que pueden ayudar a descartar rápidamente. Pero antes de llegar a esos puntos: siempre hay que empezar por el ambient, y aquí la barcelonesa nara is neus ha publicado un buen disco este año, isochron. Hay que elegir la homilía correcta para empezar. Para seguir el ritual de atmósferas se puede continuar entre la electroacústica de Maya Shenfeld y después el proyecto catalán de res_, desde Hivern Discs con un live onírico e inquietante. O con la dura competencia con el live conjunto de Nicolas Jaar con el paquistaní Ali Sethi, que apuestan por una exploración más étnica, a veces movida, pero también entre el minimalismo, lo ambiental y tamices delicados.
Y después ya llega la hora de los solapes y la elección. Por aquí se apostaría por el alemán Byetone, cofundador de Raster Noton, que además no es habitual por aquí (aunque será buena decisión también 1v4n + Masso o Puntalaberinto y su cacharrería modular). Acto seguido, apuesta ruidista con Gábor Lázár para acto seguido, ser partícipes y víctimas de uno de los discos del año, el debut de Los Thuthanaka y su ruidismo andino asesino. Tras varias ediciones con Elysia Crampton, ella y su hermano tienen que perforar oídos. Y para seguir con la dopamina alta, la verbena de Verraco y Lechuga Zafiro.
Como extra, Lolo & Sosaku y su ruido industrial a partir de coches o cualquier trozo de hierro siempre merece la pena. Y sí, a Floating Points lo puedes ver fácilmente.
Sábado
Aunque lo primero obligatorio del sábado, y de paso descansar los cuerpos, es Amnesia Scanner, líderes espirituales del detritus sonoro y el caos, que promete ser una de las cosas más potentes del festival, es destacable también el set de Lanav, con buenas mezclas a los platos y con parte visual en esta ocasión.
Después es una buena ocasión para ver a la prolífica Kaitlyn Aurelia Smith y su electrónica progresiva con derivaciones pop. Tras su finalización llega Oneohtrix Point Never, la cuenta pendiente de la edición de 2024 por su cancelación. Lopatin como siempre, Biblia en verso, sobre todo si está pendiente de ver. Esperemos que no le dé mucho por lo new age, eso sí. Y tirando de veteranos, Flying Lotus después, aunque la propuesta sonora y visual de Franck Vigroux no pinta nada mal.
Duro solape para el productor patrio Pauk y su gran IDM, ya que coincide con uno de los pesos pesados, Blawan y su disco amnesiascannerizado. Pero hay que vivir ese misil en directo. Y para el cierre, poco más que que tu Dios provea: llega Marie Davidson con un disco repleto de bombas pisteras, Steevio & Suzybee para acérrimos analógicos y modulares, y ya para cerrar el zapatillón de Aurora Halal.
El folklore es de todos, pero tampoco hay que ser caradura
Siempre es divertido ver los créditos de una canción pop que de repente tiene 14 nombres como compositores. Una muestra de que se han incurrido en plagios, voluntarios o involuntarios, por la naturaleza de fabricación en masa de la industria pop, tan vaga como caradura. Normalmente estas cosas se detectan pronto y se resuelven a despacho cerrado. En otras ocasiones, hay que pegar el toque Aliboria han pegado a Amaia.
No se le escapó al grupo folklórico, que señalaron en redes cómo el nuevo single de la cantante, ‘Aralar’, hace una expropiación bastante descarada de su interpretación en vivo de la jota de Caroi. A saber cómo le saltó en el aleatorio a Ralphie Choo, que decidió “producirla”, quedando ahora en evidencia.
La disputa se resolvió como se resuelven estas cosas en el pop: contacto discreto con el grupo, royalties y crédito en la canción a posteriori y una potencial colaboración en directo. Y el anuncio de que las aguas se han calmado, como no, por parte del grupo (con corazoncitos de Amaia en comentarios). Videos borrados y todos amigos.
Nadie está controlando a Drake
Sabemos que Spotify tiene un problema con bots que inflan las reproducciones, con algunas mafias aprovechándolo para blanquear dinero. Con estos precedentes, es difícil no sospechar que la propia cúpula de la industria también se puede aprovechar de esto, especialmente por el sistema de pago que lleva Spotify donde el dinero de las suscripciones no van directamente a lo que escucha el usuario, sino que se reparte entre los que más reproducciones acumulan.
Contra esto protesta una nueva demanda colectiva lanzada contra la plataforma, poniendo a Drake también en el centro de la diana. Según el texto presentado, el rapero se habría aprovechado de los bots para inflar sus reproducciones en la plataforma, por tanto favoreciendo su mordida en los pagos, y Spotify estaría haciendo la vista gorda con el problema.
Si esto llegará a alguna parte es complicado de saber. Spotify probablemente no querrá cambiar un modelo que le permita estar a buenas con la industria, así que no esperemos el método que ya siguen los Tidal de la vida. Así que, eso, más motivos para irse de Spotify o cancelar la suscripción.
Pausa de minutos musicales
El sube-baja hipersónico
👍 Rebranding por el gusto de hacer rebranding.
👎 David Harbour, ninguna mujer le aguanta ya.
👍 Las matemáticas, porque se viene nueva de Godzilla.
(“Valladolid, buenos días“ es una canción de El Niño Gusano. También es una sección de actualidad de Hipersónica. En 15 minutos, estarás al día de lo relevante en nuestro terreno. Cada lunes, miércoles y viernes en tu buzón de correo o en la web de Hipersónica.)





