Rimas a paladas #1: un repaso al Hip-Hop en el primer semestre de 2021
Cada mes, todo lo que está pasando en el terreno de las barras
Aaaah, el hip-hop. Quizás el género masivo con mayor capacidad, ahora mismo, de sorpresa. Se le sigue notando su juventud, los 20 años menos que tiene respecto al rock, las carnes aún tersas, la memoria que aún no pesa en exceso… Es normal que escuchar discos del género y sus cientos de ramificaciones tenga aún esa capacidad de sorpresa que ya hemos perdido en otros géneros donde, y sin ser peyorativo, los cimientos ya se echaron y secaron hace tiempo.
Inauguramos nuestra sección mensual de repaso al género con una vista panorámica de todo lo que ha ido pasando en 2021.
Acuerdos y desacordes
Brass, de Moor Mother y Billy Woods, sigue omnipresente. Llegó en los días finales de 2020 para que muchas listas se lo dejaran fuera (incluida la nuestra, por supuestísimo) y su relevancia no deja de crecer. Moor Mother pone la poesía, Billy Woods el mal rollo que siempre da a todos los proyectos donde está (y está en muchos, y todos merecen la pena) y Brass cristaliza en 43 minutos de fascinación y libertad, momentos casi trip-hop (‘The Blues Remembers Everything The Country Forgot’) y una manera libérrima de entender el hip-hop.
Su recibimiento ha sido excepcional, pero también el del Haram de Armand Hammer y The Alchemist, y aquí nos resulta más difícil rendirnos del todo. Alchemist sigue siendo un arquitecto fabuloso, pero el dúo que forman Woods (ya os hemos dicho que está hasta en la sopa) y Elucid no levanta tanto el vuelo. Quizás el problema sea ellos mismos que, con discos como Paraffin, ya habían tocado el sol: uno lleno de mugre, desesperación y barrios de mierda. En un hip-hop que ha hecho de la ostentación casi su tropo principal, Armand Hammer son necesarios por huir de ello. Pero Haram… Haram cuando más brilla es cuando entran otros (lo de KAYANA es brutal) que cuando están ellos solos contra Alchemist.
Abstracto lo será tu padre
Aunque el propio Alchemist tienda puentes, el Abstract Hip-Hop sigue siendo el lugar más sorprendente de la nación hip-hop. Da igual si es estirando hacia la psicodelia, como en el locurón de Cities Aviv, si es abrazando los experimentos desde el cloud rap, como DJ ENPITSU en su Delete This Album, o, incluso, acercando el gangsta de toda la vida a ese panorama que no deja de buscar los límites, como el Dope Game Stupid de Bruiser Wolf.
Mención especial al Inside.Outside.Inside.Outside de Steel Tipped Dove: un disco de cuatro canciones y 34 instrumentales que es, además, una instalación web visual y un hermosísimo ejercicio entre la psicodelia y el downtempo. Venga, elige en él tu propia aventura.
En la parte experimental y casi electrónica, discazo el de Wiki & Nah, con el productor belga destrozando los ritmos para darle al rapero una base sorpresa en cada nuevo ataque. Y en la parte jazz, os sentiréis comodísimos en el de McKinley Nixon, titulado y dedicado “a su madre y a cualquiera que se le parezca”.
Corta vida al trap
Es bien sabido para muchos de los que nos leéis que el trap es el giro a la derecha (a la derechísima) que menos nos ha gustado del hip-hop en mucho tiempo. Es más, ya no les gusta ni a ellos: 2021 es el año en el que han intentado sepultar el nombre del género desde dentro. Conseguido ya el dominio absoluto de lo mainstream, inundadas ya todas las fincas cercanas, se empieza a poner en duda que Trap sirva para aglutinar algo, para nombrar a un estilo en concreto.
Sí que lo hace: en la etiqueta conviven los horrores planísimos de Migos y su Culture III, que enseñan a un grupo tan multimillonario en escuchas como romo en creatividad; y la hora larguísima en la que Lil Baby es incapaz de hacer que Voice of The Heroes camine hacia alguna parte (salvo cuando se le aparece Travis Scott al lado, que entonces sí; pero, claro, posiblemente el de Scott sea el mejor disco de todos los que ha dado el trap).
Sorprendentemente, el Tyron de Slowthai es todo lo contrario: un disco que se mueve entre el hip-hop clásico, el garage UK y que tiene una segunda mitad gloriosa. Si aún conserváis la esperanza en el género y sólo escucháis este disco, os vais a llenar de razones para seguir proclamando su validez.
En España, al menos, ya se puede intentar discernir su historia, con el libro Making Flu$, del colectivo El Bloque, un estupendo ejercicio de cómo el mejunje trap/urban/loquequieraqueentreaquí lo cambió todo. Por el tono, es casi también un cierre generacional: muchos de los que están en el libro han huido hacia páramos diferentes (y no mejores: el disco de duetos de Tangana es su Carbono 14 para cuarentones de extremocentro) y los que aún quedan… son los restos del incendio.
Todo es lounge menos mi vida: mi vida es más bien deseo de un nuevo mainstrínnnn
Kanye quizás saca en algún momento la versión final de Donda (mientras lo hace, nos da momentos de satisfacción como tener a Black un jueves por la noche mirando una tele en la que unos cuantos tipos miran a su vez a su móvil; la foto que encabeza esto), así que vamos a tener que ir buscando nuevas estrellas. Tyler The Creator pone su granito de arena y, aunque a veces sus discos siempre parezcan cortar las canciones demasiado rápido, estoy personalmente más satisfecho de CALL ME IF YOU GET LOST que Black Gallego. No es para menos con cositas como ‘Hot Wind Blows’.
Brockhampton se mantienen en las major leagues: superando sus propias amenazas de desmembramiento, dejando atrás (en buena decisión) al que se supone que era su mayor talento, ROADRUNNER (también en mayúsculas, ¿qué narices le pasa al hip-hop con esto?) confirma que son un colectivo tan diferente al resto de los del hip-hop como necesario para transitar por el terreno blando.
Ojalá llegue a primera línea Genesis Owusu, del que no se puede decir que haga, estrictamente, hip-hop (aunque hay trazas del Conscious y del experimental) pero que ha cuadrado un disco adictivo en los terrenos de un neo-soul que no necesita ser blandiblub como el de Drake.
Dentro de la rama soft, he disfrutado LA HOSTIA del Head Above The Waters, de DijabSB, rapero de Toronto que ha cuidado hasta el más mínimo detalle de una cristalina producción con la que envuelve su disco autobiográfico. Bastante Gen Z en los versos, sí; no lo digo de manera peyorativa pero a ratos convendría suavizar su tendencia a ser Alma, corazón y vida.
En lo más visible del mainstream se engarzan algunos discos menores vendidos como mayores (H.E.R. derrapando por culpa de un disco larguísimo, lo de Vince Staples porque quizás ya no tenga remedio) pero también la esperanza de que toda esa creatividad de la que hablábamos al inicio acabe reventando la listas. Por eso hay que poner todos los huevos en la cesta de Bacxkwash, cuyo I Lie Here Buried With My Rings and My Dresses es una experiencia irrepetible y, a ratos, terrorífica. De sentarse durante 32 minutos a no hacer otra cosa que dejar que un disco te pase por encima.
Dejo para el final las dos enganchadas más fuertes de mi año. En la zona española, el Olga Korbut de Ghostpell. En la zona internacional, el Broken Hearts and Beauty Sleep de Mykki Blanco. Imposible no enamorarse del género con ambos, tan distintos entre sí, tan capaces de sorprenderte aún.
Create your profile
Only paid subscribers can comment on this post
Check your email
For your security, we need to re-authenticate you.
Click the link we sent to , or click here to sign in.