El legado de Sam Raimi se puede ver de dos maneras. Por un lado, es increíble cómo alguien de estilo visual tan marcado y sensibilidad artística particular haya sido capaz de trasladarse al mainstream sin perder demasiado de sí mismo en el proceso. Por otro lado, gracias a él tenemos el éxito del cine de superhéroes, que ahora domina tanto el panorama hasta el punto donde hay poco espacio para otra cosa que no sea justo eso -también se puede debatir hasta que punto las pelis superheroicas de ahora se parecen a las que hizo él-.
Pero él es más que tres películas de Spider-Man. Y también más que el artesano de la última Marvel, Doctor Strange en el multiverso de la locura. Sin quitar méritos a esas, de las que ya hablaremos, tenemos otras joyas y alguna que otra pifia muy comentables, que muestran una increíble habilidad para juntar géneros y tonos, y contarlos de manera eléctrica e inquieta.
NO/MEH
Ola de crímenes, ola de risas (1985)
Entre el amor y el juego (1999)
Spider-Man 3 (2007)
Oz, un mundo de fantasía (2013)
Las malas de Raimi tienen la particularidad de que nunca sabes cuándo y por dónde te van a salir. Hay casos, como Spider-Man 3, donde está claro qué falló, empezando por un estudio inexplicablemente haciéndole la puñeta tras hacer un par de éxitos donde pudo ser más personal. Oz, un mundo de fantasía quizá también padece de la necesidad del estudio de hacer una explotación innecesaria de su propiedad intelectual, con Raimi quedando algo desaparecido en el proceso.
Algo de puñeta le hicieron también los productores de Ola de crímenes, ola de risas, que dificultaron la toma de decisiones al director y a los Coen que escribían el guion. Aunque su mayor problema es que el brío con el que está rodada no consigue disimular que no funciona su intento de hacer una película de dibujos animados con apariencia de acción real. Los Coen tuvieron más éxito en ese aspecto con Arizona Baby.
Al menos esa tenía sus puntos de gracia. Lo de Entre el amor y el juego sí que no hay por dónde cogerlo, más allá de su pasión por el béisbol. En ese aspecto, sí que tiene éxito a la hora de reflejar la realidad de este deporte en concreto, porque no puede ser más aburrida. Ni Kevin Costner resulta interesante, y eso que ha levantado otras películas de béisbol que podrían haber salido fatal. Lo que más la lastra es la trama romántica absolutamente carente de carisma y vida.
OK
Rápida y mortal (1995)
Premonición (2000)
Spider-Man (2002)