Nos encanta ilusionarnos con talentos incipientes, entusiasmarnos con las primeras muestras de algo que puede ser muy grande y deseamos con todas nuestras fuerzas que la cosa progrese y no se quede ahí. Ese jugador que desde muy tierna edad empieza a demostrar cosas y se oye el eco de miles de voces expresando “ojalá no se tuerza”. Ese primer episodio t…
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