Aunque muchos descorcharon en su momento el champán en señal de alegría ante el adiós de forma oficial y definitiva de The Mars Volta, aun quedamos por el camino muchos fans que hace tiempo hemos sido víctimas de sus lobotomías y disfrutamos de su excelente trayectoria. Este dúo de pelucones afro ha brindado una buena serie de discos espectaculares dentro de ese particular estilo que mezcla diversidad de géneros y hace de la experimentación un arma efectiva y, a veces, indigesta a más no poder.
Nunca viene mal revisar casi veinte años de historia llenos de progresiones, Post-Hardcore, electrónica, jazz y lisergia por un tubo. Pero el anuncio de su regreso con canciones nuevas y cubos locos es el motivo ideal.
De-Loused In The Comatorium (2003): el talento que At The Drive-In no podía dar salida
Las diferencias entre Omar Rodríguez-López y Cedric Bixler-Zavala con el resto de miembros de At The Drive-In y su excesivo consumo de drogas favorecieron la muerte del mítico grupo de Post-Hardcore. Antes de crear lo que sería The Mars Volta, ambos músicos tocaban reggae y dub en De Facto junto a Jeremy Michael Ward, gran amigo de la banda, y fueron añadiendo miembros hasta dar forma definitiva al proyecto. Tras un EP de título Tremulant, el grupo se embarcó en el lanzamiento de su álbum debut reclutando al legendario productor Rick Rubin. En él, Ward y Cedric desarrollaron la historia de Cerpin Taxt, un hombre que sufre una sobredosis de morfina y entra en un coma donde ve visiones reveladoras sobre su mente y el mundo. Una semana después despierta y el mundo en él que vive le parece muy banal y se acaba quitando la vida.
Aunque oficialmente tiene una importante cantidad de miembros, el grupo únicamente tiene dos componentes propiamente dichos: Cedric y Omar. El resto no era imprescindible, como demuestra el hecho de que Omar despidiese a la bajista Eva Gardner por escribir en sus partituras una nota que decía “tocar esta parte con sentimiento” ya que consideraba que si tenía que recordarlo con una anotación no debía estar en la banda (¿Excentricidad? ¿Dónde?).
En De-Loused In The Comatorium, Cedric y Omar dan rienda suelta a su vena más progresiva pero también la más experimental y psicodélica, sin olvidar la influencia Post-Hardcore de su anterior banda. Momentos explosivos con instrumentos sin control intercalados por pasajes más tranquilos y muy bien estructurados. Cortes legendarios y notablemente interpretados como la introductoria Son Et Lumiere, Inertiatic ESP y Take The Veil Cerpin Taxt. Instrumentos increíbles como la poderosa voz de Cedric, la extraordinaria y experimental guitarra de Omar, una atronadora batería aporreada por John Theodore y las colaboraciones de músicos de gran talla como John Frusciante y Flea. Riffs poderosos, pasajes muy variopintos con influencia de música latina y free-jazz. Un éxito en la crítica y también comercial. Considerado en la actualidad como uno de los mejores álbumes de las últimas décadas, y no sin razón.
Frances The Mute (2005): menos drogas, mayor lisergia sonora
Tras esta orgía de éxitos, les asoló una devastadora noticia. Su miembro y gran amigo, Jeremy Michael Ward, fue hallado muerto por una sobredosis de heroína. Tras la perdida, Omar y Cedric se quedaron impactados y cesaron en su consumo de drogas fuertes. Pero no se detuvieron y se lanzaron a por su segundo disco, esta vez producido por el propio Omar y en la composición de las letras emplearon varios de los escritos recogidos en un diario perteneciente a Ward.
En esta ocasión, Omar optó por un sistema de grabación poco ortodoxo y patentado por Miles Davis. Compuso junto al batería John Theodore las partes rítmicas de las canciones, pero a la hora de grabarlo ninguno de los miembros podía oír lo que los otros habían grabado. Tocar sin contexto alguno. Frances The Mute únicamente se compone de cinco canciones de larga duración donde solamente una baja de los 10 minutos (The Widow, 5 minutos) y la más larga, Cassandra Geminni, llega a superar la media hora de duración.
En el, su vena más experimental y psicodélica late con mayor fuerza en que su anterior trabajo. Su influencia latina toma más protagonismo tanto en las melodías como en las partes vocales, cantadas bajo la lengua castellana. La fuerza y la explosividad pierden aquí un poco de presencia, pero siempre hay espacio para alguna que otra salida de tono como en el primer tema Cygnus Vismund Cygnus o en el tercero, una auténtica debilidad personal, la gran L’Via L’Viaquez. La guitarra de Omar suena asombrosa y Cedric sienta cátedra con el micrófono. Aunque el debut fuera sobresaliente, este no se queda corto ni mucho menos.