Tier 4 de noviembre: Cuando no hay Shlohmo, de todo como
Los discos de la semana, ordenados en cómodo ranking para que no tengas que pensar
Hi, personicas:
Nueva semana, nueva tier. Pero primero toca ver las de los dos ganadores del vinilo hipersónico de la Tómbola Antojitos del mes de octubre.
Al primero le ha venido esquivando la suerte durante los meses previos, pero por fin ha resultado agraciado. Quizás porque carlospdl le puso a su correo el nombre con el que llamar a la suerte:
O quizás porque preparó el postre adecuado para estas fechas:
El otro premiado ha sido llegar y besar el santo. Lo difícil de Hipersónica va a ser elegirle un disco a calltheranger, el mismo tipo que se ha hecho la tier en modo físico:
Habrá que mandarle un MEH o un NO, que de esos parece no tener.
A los demás, os agradecemos muchísimo vuestra participación. Podéis ver vuestras tiers del mes, comentadas junto a las del resto de participantes, en el discordcito hipersónico. Recordad que en un mes volveréis a tener la última oportunidad del año. Todos los que habéis participado y aún no habéis sido premiados deberíais insistir en vuestro empeño: Antojitos siempre toca (menos cuando no).
Y ahora sí, vamos con la tier de la semana de Hipersónica, la única que te dice (sí, a ti, amigo) lo que tenéis que pensar:
Directo al Excel
Frente Abierto - Guerra a todo esto
género: doom jondo
Existe la tentación de despachar a Frente Abierto con un displicente “aquí ya hemos estado”. En Morente, en Lagartija Nick, en La Leyenda del Tiempo y del Espacio, en Orthodox, en la Semana Santa, en la fusión, en el Nuevo Flamenco en agregado.
Y sería normal. Cada cierto tiempo brota un nuevo proyecto que aspira a superar las superadísimas fronteras del flamenco y a insertarlo en un terreno nuevo, por explorar, experimental. Dada la identidad de los ideólogos de Frente Abierto (Marcos Serrato y Borja Díaz, Orthodox), no es de extrañar que ese terreno, esta vez, trate del sludge y del stoner, del metal pasado por un filtro arcaizante.
La cuestión es que les sale muy, muy bien. Hay fondo y forma en las densas y oscuras canciones de Guerra a todo esto, demostrando que el flamenco, a su modo, no es más que doom jondo: un enorme lamento, oscuro y lento, un lamento que pesa y desgarra el alma. Los palos se insertan dentro del metal con una naturalidad pasmosa, a lo que contribuye el elevadísimo nivel de todos los cantaores involucrados en el disco.
En fin. Nuevo flamenco. Siempre que creas que ya lo habías escuchado todo, cree otra vez. (Mohorte)





