Tier list 2 de septiembre: rituales, leprosos, dioses salvajes y tú
Los discos de la semana, ordenados en cómodo ranking para que no tengas que pensar
Hi, personicas:
Nueva semana, nueva tier.
Directo al EXCEL
Ka - The Thief Next to Jesus
género: predicando sin bajar del autobús (no hay streaming, o pagas o buscas ya sabes dónde)
La iglesia de Kaseem Ryan no excluye a nadie, pero tampoco se quiere plegar a demandas ajenas. Sus discos acaban eventualmente en plataformas de streaming, pero siempre, siempre, desde sus términos, y tiempo después de haberlos vendido él mismo exclusivamente en su página web. Una estrategia a contracorriente que muestra un compromiso ético tremendo, además de una seguridad en que su pura independencia es lo que le proporciona la auténtica libertad creativa. Al fin y al cabo, su profesión del día a día no es rapero, es bombero.
Por ello, los habituales nos quedamos como fieles suyos, porque discos como The Thief Next to Jesus respiran por completo una sensación de querer comunicar, tocarse los estigmas ante nosotros, pero nunca plegándose a la planicie. Sus discos son siempre un interesante compendio de estilos, producciones y bases, del drumless al abstract a algo que nadie más está probando, y también de rapeos de voz rasgada auténticos a más no poder.
Su templo no es inmenso y desbordante como una franquicia, pero sus homilías no entienden de imitaciones. Nadie crea una atmósfera casi de novela/película negra cargada de humo de cigarro como en ‘Broken Rose Window’. Nadie te hila una trilogía de confesión y artesanía fina como ‘Lord Have Mercy’, ‘Such Devotion’ y ‘Cross You Bear’. Nadie bordea tan bien el gospel espiritual hasta volverlo gótico sureño como en ‘Hymn and I’. Ka se tiene ganado que sigamos de parroquianos. (Black Gallego)
Seefeel - Everything Squared
Género: hello, quique, my old friend, i’ve come to talk with you again
Estando desde 2011 callados, un poquito de Seefeel siempre viene bien, porque su territorio aún sólo son ellos los que lo pisan con esa ligereza que parece no dejar huella y esa rotundidad que sí la deja. “¿Su territorio?”, te preguntarás si nunca llegaste a entrar en ellos; “Sí, ese extraño camino brumoso entre el primer post-rock sin crescendos, el dreampop, el ambient menos turra y la electrónica más abstracta”, te diré. “Warpcore”, que decía hace unos días en nuestro Discord Alberto B.
Warpcore, pero incluso otros de esa mandanga han pinchado en hueso. Seefeel no. Quizás sea que se prodigan poco, pero su trayectoria apenas tiene caídas en lo innecesario. Y Mark Clifford y Sarah Peacock parecen conocer mejor que nadie en su generación cuáles son sus puntos débiles: por eso los esconden, por eso se atan a medidas cortas y, por eso, como aseguraba el propio Clifford en la reciente entrevista de The Quietus, no es que haga pocas canciones; es que tiene que pensarlas y re-pensarlas y guardarlas. Que es también por lo que en realidad Seefeel ya es sólo él y un poquito Sarah que aún le aguanta (desde lejos):
“Tengo una cantidad ingente de música, que nunca le pongo a nadie. Hay música suficiente para sacar dos o tres discos al año. Un día estoy convencido de que cuando Seefeel llegue al suelo, ya no le interesará a nadie, simplemente vomitaré música en el escenario. ¡Van a ser miles de temas!”
Pero, como oyentes, es mejor que sea así. Podrían ir un poco más rápido y que también todo saliese estupendo; lo agradeceríamos también. Pero que, de repente, en el mes más inesperado del año en el que no pensabas que volvían, Seefeel vuelvan con esas canciones que van a flotar para siempre cerca de ti, es casi como recordarte que todos, ellos y tú, seguís vivos. Vivos de verdad y no sólo moviéndonos en la inercia del mundo. (probertoj)