Tier list cine y series de mayo: westerns de vacas, ciencia ficción pocha y Kate Winslet en un thriller guay
Las series y películas del mes, ordenados en ranking para que no tengas que pensar
Ya ha terminado mayo, repasemos lo que nos ha dado en tema de películas y series.
Directo al Excel
First Cow
La nueva película de Kelly Reichardt coge, en cierta manera similar a lo que hizo en la imprescindible Meek's Cutoff, los códigos del western para darles la vuelta hacia una película poco épica y volatil, pero muy profunda. Curtida como una de las mejores cineastas independientes, nos muestra con mucha astucia cómo dar la vuelta a los conceptos fronterizos y salvajes de la América de la época, retratando el fervor capitalista antes incluso de la fiebre del oro. También replantea las dinámicas y relaciones masculinas de la época, además también con su entorno, es una película fascinante donde una vaca es un forastero y el sueño americano es el sheriff podrido. Como para no estar a favor. En cines.
Raya y el último dragón
Resulta un tanto deprimente ver a Disney gastando camiones enteros de dinero para hacer replicas en acción real como Mulan, intentando evocar la fuerza de la fantasía asiática y el cine de acción wuxia y fracasando por terriblemente mediocre en todo, y luego no termina de darle más bombo a pequeños tesoros que se topa por accidente como éste.
Raya y el último dragón es un cine de aventuras y búsqueda de tesoro fabulosa, con un mensaje sobre la confianza en el ser humano que es complicado de comprar para cínicos (hola) pero que está lo bastante bien integrado en una historia tan dinámica como emotiva. Tiene mucha exposición que meter, pero prueba cosas también a nivel de lenguaje animado CGI. El ritmo es impecable y el trabajo en las secuencias de acción es también destacable. Le sumas a Akwafina dando voz a un dragón y tienes un potencial clásico a descubrir. En cines y en Disney+.
SÍ
Mare of Easttown
Ya tendría su aquel por querer ser más una serie de una detective de pueblo con una vida tan asfixiante que no tiene tiempo ni para poder tintarse bien el pelo, en lugar de la True Detective de lucimiento para Kate Winslet que uno podría temer que podría ser. Pero sabe manejar bien su misterio, incluso aunque este no sea lo más importante, y te logra meter en la atmósfera turbia y recóndita de este pueblo del Noreste americano. Tampoco renuncia a un humor costumbrista, que va alternando con esas notas tan oscuras que tan bien hereda de El silencio de los corderos. Vamos, toda una sorpresa que podéis ver en HBO.
Star Wars: La remesa mala
Continuando directamente la energía y el espíritu de The Clone Wars de Dave Filoni, la nueva serie animada de Star Wars encuentra también, al igual que The Mandalorian, mucha diversión y terreno por explorar a través de personajes en los márgenes y de situar la acción poco después del colapso. El grupo de clones "defectuosos", uno de los pequeños hallazgos del final de The Clone Wars, responde bien al cargar ellos solos con su propia serie, en otro trabajo que destila entretenimiento pulp y sci-fi de la buena. En Disney+.
OK
Aquellos que desean mi muerte
Esta bien que haya gente como Taylor Sheridan dispuestos a preservar la pureza de un thriller viejuno, pollavieja en espíritu, y vertebrar su filmografía en torno a eso. Su segunda película recorre los lugares esperables sin complicarse demasiado, sabiendo tocar lo auténticamente maligno que puede residir en el ser humano sin que la película caiga en derroteros deprimentes. También su manera de "salvar el niño a toda costa" se puede ver como un reflejo de cómo Sheridan quiere salvar este tipo de cine, así que ayudémosle viendo la película en cines.
Este cuerpo me sienta de muerte
Christopher Landon sigue en su propósito vital de darle algo de chispa y gracia al género slasher con sus cruces con comedia y sci-fi que le funcionaron en las dos entregas de Feliz día de tu muerte. Aquí esta vez le aplica el tono de las películas de cambiazos de cuerpo a lo Freaky Friday, con resultados más que simpáticos. Quizá a veces va demasiado ligera de lo que debería y la historia flaquea en algunos puntos, pero es terriblemente disfrutona cuando se pone violenta, deja algunos gags efectivos y funciona gracias a un buen Vince Vaughn en su rol dual. Sana diversión ahora mismo en cines.
Nadie
Cada uno pasa la crisis de mediana de edad la pasa uno como buenamente puede, y si Bob Odenkirk quiere pasar la suya teniendo su propio John Wick o su fase de thrillers de Liam Neeson, está en su derecho. Cumple en varios de los aspectos que tiene que cumplir, como en la acción, y en venderte la historia de "Si vuelvo a la acción igual se me pone dura otra vez", aunque la mayor parte del tiempo es bastante prototípica para te lances del todo a sus brazos. Pero te ofrece un rato muy bueno en cines.
MEH
El ferrocarril subterráneo
Hay siempre cierto peligro cuando un director de cine decide dejarse llevar por la suculenta posibilidad de expandirse en el formato de miniserie. Con Barry Jenkins parecía haber más seguridad, tras dos excelentes obras como Moonlight y El Blues de la Calle Beale. Pero no nos dábamos cuenta de los obstáculos que tenía que saltar, desde tener que reflejar el drama de la esclavitud de una forma distinta a la que llevamos viendo esta década a, precisamente, adaptar su lenguaje al formato serie en lugar del cine.
No lo consigue. Su habitual delicadeza y buena mano para crear momentos íntimos incluso en los puntos más oscuros se pierde por completo aquí, teniendo que incidir continuamente en el dolor de la esclavitud y el racismo mientras intenta jugar con un ligero componente fantástico. De hecho, su habilidad para crear imágenes pierde mucho brillo, y muchas veces lo único que separa esta serie de su versión algoritmizada para Netflix parece ser la música de Nicholas Britell (que, de nuevo, es una maravilla). Para alguien como Jenkins era muy fácil caer en algo parecido a la pornografía emocional, y se acerca muy peligrosamente a ello aquí. Se puede ver en Amazon Prime Video.
Shiva Baby
A veces lo mejor del cine es cuando algo parte de algo muy local para tocar algo humano muy global. Probablemente desde ese prisma partió Emma Seligman, que busca tocar algo reconocible desde una incomodísima reunión familiar de judíos de clase media-alta (probablemente más alta que media, que vivir en Nueva York es carísimo, me lo ha dicho Chou).
Todo el mundo tiene su propio grado de tolerancia ante como de judía puede llegar a ser una película. Como de específica es sobre las tradiciones, sobre los propios individuos, su particular forma de relacionarse con otros y con sus propias tradiciones. El mío es amplio (nivel Un tipo serio de los Coen), pero probablemente mi tope esté aquí. Se siente a veces demasiado alejada su perspectiva para poder meterse de verdad en ella, y en consecuencia resulta menos divertida e incómoda de lo que Seligman probablemente pretende. Si tu nivel de apreciación judía es alto, la puedes ver en Filmin.
NO
Chaos Walking
Hay algo muy Charlie Kaufman (que firmó una versión previa de este guion) en toda la idea del caos mental y de la ansiedad generada por no saber leerle el pensamiento a una mujer que hay en esta adaptación de la novela de Patrick Ness. Pero que no os lleve esto a error, esta disparatada y acelerada fantasía sci-fi tiene todo el sello Doug Liman. Más del Liman de Jumper que del de Al filo del mañana, por desgracia, aunque hace lo buenamente posible por darle cierta personalidad visual a toda la idea del ruido mental y por hacer esto un eficiente western espacial. No siempre consigue el ritmo, pero lo que más le pone la zancadilla es un batiburrillo de ideas en el guion, que desaprovecha cualquier potencial posible. En alquiler en Apple TV, Rakuten y similares.
Master of None presenta: Momentos de amor
Hacer un cambio tan radical a la historia y tono de la serie, con un personaje secundario tomando el centro de la escena y con un cambio estilísitico muy notable, va a implicar mucha gente que se quede en el camino porque "Esto no es Master of None" y va a enfocar la conversación hacia esa dirección. La respuesta es que lo es, y no lo es, con las mismas obsesiones sobre la vida moderna y las relaciones amorosas que han caracterizado las otras dos temporadas de la serie de Aziz Ansari, pero también con otras inquietudes artísticas, como poner a dos mujeres negras lesbianas en el centro de un drama de Ingmar Bergman que es desafiante en sí mismo.
Al mismo tiempo, la historia parece tan encapsulada, tan distanciada de la original, que parece perteneciente a otra realidad paralela, a otro universo distinto. Parte del problema reside ahí, con Ansari queriendo demostrar sus inquietudes cinéfilas replicando los códigos visuales y narrativos de Secretos de un matrimonio de Bergman, en lugar de desarrollar los suyos propios como había logrado demostrar. Códigos que, por otro lado, no casan del todo con lo que la historia requiere, y todos los puntos de interés emocionales quedan diluidos por unas decisiones que mantienen todo de manera distante y poco empático. Se queda un experimento que podía haber sido muy sugerente pero se queda fallido. Al completo en Netflix.