Todas las películas de Kathryn Bigelow, ordenadas de peor a mejor
Triunfando contra la desaparición
Es complicado para mujeres poder dejar marca en el cine a nivel industrial, y a ratos la carrera de Kathryn Bigelow ha estado a punto de desaparecer. Pero aun así, ha conseguido no sólo dejar marca, sino que ha conseguido un éxito que no tiene nada que envidiar a sus compañeros masculinos. Ha conseguido brillar haciendo trabajos de género, de acción a ciencia ficción, y ha conseguido brillar haciendo trabajo de prestigio que le ha llevado a ser la única mujer que ha ganado el Oscar por su trabajo como directora.
Pero más allá de los éxitos, lo importante es que los ha conseguido con un estilo realmente único, además de convertir en su seña la habilidad para crear tensión como muy pocos. Su talento está fuera de toda duda, y lo celebramos repasando su filmografía.
10. El peso del agua (2000)
Si una película pudiera tener un peso cultural negativo, ese sería el caso de este thriller psicológico tan plomizo como incomprensible. Bigelow encuentra poco espacio para crear tensión en este laberinto de pasiones (?) y misterios que termina siendo tan confuso que se pierde interés muy pronto. Así que resulta entretenido buscar lo que pesa el agua mientras ves la película.
Por cierto, un litro de agua pesa 0,9999720008 kilogramos.
9. K-19: The Widowmaker (2002)
Tiene mérito hacer una película de submarinos que no sea entretenida en ningún momento. Y mira que es un escenario donde es fácil crear tensión, un arte que Bigelow domina como pocos cineastas, pero esto es lo opuesto a sus films de acción de los noventa. Un plomo del tamaño del submarino. Aquí comienza también el Harrison Ford con cero ganas de estar en una película.
8. The Loveless (1982)
Co-dirigida junto a Monty Montgomery (cuesta creer que sea un nombre de verdad, ¿a que sí?), aquí crea con un presupuesto casi inexistente un film de moteros con un intrigante Willem Dafoe (suena redundante, lo sé) y muy estiloso, más de lo que suelen ser estos films modestos. Quizá este sí sea uno de esos casos donde tiene más estilo que sustancia, una crítica que ha sido habitual en su carrera, pero no está exenta de cierta fascinación.
7. Acero azul (1990)
El primer salto al mainstream lo hizo con un thriller policial aparentemente arquetípico, pero que sobresale en los pequeños detalles en los que se diferencia. Su protagonista femenina, una impecable Jamie Lee Curtis, se enfrenta a desafíos especiales por su condición de mujer en el cuerpo policial, desde el escrutinio recibido por el tiroteo inicial al constante cuestionamiento de sus testimonios. Súmale el perturbado villano de Ron Silver, con una marcada envidia de pene representada en su fijación por las armas, y tienes un film mucho mejor de lo que debería ser en condiciones normales.
6. Detroit (2017)
Tiene todas las papeletas para ser su film político que peor va a envejecer, si no lo ha hecho ya de manera terrible. Muchas críticas se volcaron en si Bigelow era la elección más adecuada para el proyecto, y no se puede negar que no siempre acierta en el tiro (ese acto final todavía no parece claro a qué película pertenece). Pero sólo la extensa secuencia en el motel te tiene con una angustia inaguantable todo el rato, te remueve cada fibra y te demuele con la tensión. Hay también menos frialdad de la que otros film de esta cuerda han mostrado, y consigue equilibrar sus diferentes personajes y perspectivas sin que se sienta excesivamente disperso. ¿Se podría haber beneficiado de estar centrada en un único personaje? Es posible, pero la idea va más allá.
5. En tierra hostil (2008)
Triunfadora improbable en los Oscar, ganando Mejor película y Mejor dirección, entre otros, aunque fuese uno de los films de paso más discreto en salas de cine. La película se ha vuelto en uno de los films bélicos más atípicos e influyentes de la posterior década. Su fijación psicológica en un yonqui de la adrenalina que libera sus tensiones en la peor situación posible ofrece un enfoque muy singular al género. Además, su toque casi documental/periodístico sentaría una nueva etapa en su carrera, además de en la forma en la que se cubre la ocupación estadounidense en Oriente Medio en el cine.
4. Los viajeros de la noche (1987)
Aunque se le da de miedo crear situaciones terroríficas o estremecedoras, Bigelow sólo se ha aventurado en el cine de terror una vez, con este pequeño gran film de culto. Curiosamente, su incursión en el cine de género ofrece bastante revisionismo de los mitos. Primero el de los vampiros, ofreciendo una mirada particular unida a un enfoque muy western. Y luego haciendo de este un western a ratos crepuscular (no me tiréis piedras por el chiste, por favor) que hacen de esta una joya muy particular, con una actitud arrolladora y un fabuloso plantel de actores (bueno, sobre todo Bill Paxton y Lance Henriksen, pero ellos solos contienen multitudes).
3. Le llaman Bodhi (1991)
Clasicazo absoluto del cine de acción, y una imprescindible del subgénero de atracos con una estructura perfectamente pulida, una secuencia de golpe absolutamente brillante e icónica, y con una personalidad más grande que la vida que se ha vuelto inconfundible. Es difícil detenerse en sólo una cosa de las que hace brillantemente, desde el ritmo hasta cómo maneja el bromance de Keanu Reeves y Patrick Swayze, pero aguanta enormemente el paso del tiempo incluso siendo más noventera que un walkman. Kudos también por uno de los nombres más guays de la historia del cine (Johnny Utah) y por haber servido de piedra fundacional para Fast & Furious.
2. La noche más oscura (2012)
Probablemente no sea la opinión que esté envejeciendo con más gracia, pero este puede ser su film definitivo en el terreno político/bélico en el que se ha metido en la última década y media. Es un poco hipetrofiada, cubriendo mucho terreno sobre la persecución de Bin Laden a través de un único personaje, y se nota que tuvieron que corregir la película a mitad de producción cuando finalmente capturaron y mataron al terrorista antes de empezar a rodar. Y sí, su enfoque frío sobre cómo relata de los hechos puede interpretarse como equidistancia.
Pero eso es quedarse en la punta del iceberg en un film realmente complejo, intrigante, vibrante incluso cuando sólo muestra conversaciones en despachos y que ofrece un ambiguo estudio de personaje muy sugerente y punzante en su instante final. Extrañamente es una de sus películas que más he visto y cada vez me resulta más absorbente y soberbia.
1. Días extraños (1995)
La obra más delirante y más estimulante de Bigelow viene de este pelotazo de ciencia ficción, distopía y película sobre el año nuevo, escrita por James Cameron. El crítico Owen Gleiberman la describió como si el perturbado cerebro de Brian De Palma adaptase una ambiciosa obra de Philip K. Dick y pocas descripciones se pueden ajustar mejor a la película.
Sólo vamos a añadir que su estilo nunca se interpone en el desarrollo de la historia (es más, su manera de plasmar las secuencias más sensoriales y «cerebrales» es magistral), que es increíble como mantiene el ritmo durante casi dos horas y media y que menuda fantasía de reparto más bien llevado (bueno, Tom Sizemore está un poco en su propia película, pero es casi la norma con él). Merece incluso más culto del que tiene, que no es poco.