Todas las películas de Pixar, ordenadas de peor a mejor
Ordenadas en cómodo ranking para que no tengas que pensar
¿Oís eso? Sí, es la señal para empezar a llorar. Pixar se ha convertido en el estudio de referencia en el campo de la animación, pero también se ha convertido en la excusa perfecta para que treintañeros lloren a moco tendido viendo personajes animados. Acompañadnos en este viaje emocional que nos haga chocar de frente con reflexiones filosóficas en forma de aventuras generadas por ordenador.
Tier 1: Qué he hecho yo para merecer esto
27. Cars 2 (2011)
¿Recordáis todas esas secuelas que hacía Disney en su momento de sus mayores éxitos que iban directas a venta en vídeo? ¿De esas que profundizan en la historia de un personaje secundario del que nadie tiene interés en verle en el papel protagonista? Suma eso con la peregrina idea de «ahora los coches también son espías». Fast & Furious hizo esto mejor.
26. Lightyear (2022)
Es un poco hilarante que vendan esto como la película que un niño de 1995 vio y decidió comprar todos los juguetes que salieron de la misma, viendo lo mecánica y poco fascinante que resulta -además de nada noventera-. Casi resulta más creíble pensar que la vio directa a VHS que en un cine. Un primer acto destartalado y poco definido muestra que no tenían nada clara la historia al comenzar a animar y ya era demasiado tarde para echarse atrás -o muy caro descartar lo que ya tenían-. Una de las Pixars más desangeladas de su historia, que merecía más el estreno directo a Disney+ que todas las joyas originales que le han precedido.
Tier 2: Podéis hacerlo mejor que esto
25. Monstruos University (2013)
Con toda la corriente de hacer secuelas de todas las películas con potencial de merchandising nos acabó tocando tragarnos el momento del brainstorming «eh, ¿y si para esta probamos con precuela?». Te puede valer si quieres introducir a tu descendencia al maravilloso mundo de las comedias universitarias, pero es bastante floja, floja.
24. Elemental (2023)
Siempre va a ser más apreciable que Pixar intente desarrollar ideas originales que secuelas, y como veremos en ‘Red’ no pocas veces acaban bien. Pero ciertamente está notando la inexperiencia de los nuevos talentos que están haciendo relevo generacional. Elemental tiene la animación menos inspirada de su periodo reciente, además de terriblemente inconsistente con texturas mezcladas que quedan raro y contribuyen negativamente a una construcción de mundo que ya es bastante débil.
Su apuesta por la comedia romántica también flaquea por una falta increíble de conflicto, estando lo más interesante en partes que ya se han desarrollado en otras películas recientes de Pixar (la fábula del inmigrante, conflictos paternofiliales, urbanismo fallido, etc.). Poquita cosa.
23. Cars 3 (2017)
Llegar con esto después de la segunda fue casi hasta refrescante. Si me apuras, en comparación con la segunda casi parece tan buena (o apañada) como la primera. Recuperar la estructura de la original, pero hacer que te lleve a un destino nuevo e interesante es un acierto. No hay franquicia más prescindible dentro de Pixar que Cars, pero qué bien Cruz.
22. El viaje de Arlo (2015)
No es tan mala como su puesto puede indicar. De hecho, es una película maja. Intrascendente. Menor. Pero maja. Pero le pongo ciertas penalizaciones a películas que parecen más de Dreamworks que de Pixar.
21. Cars (2006)
Coches que hablan para hacer una película deportiva de libro donde el aguerrido rookie tiene que aprender humildad y demás valores, con sus montajes de entrenamiento y todo. Efectiva, pero al mismo tiempo tan… ¿normal? Cuando John Lasseter se emperra con algo a ver cómo le sacas la idea de la cabeza (pobres mujeres que han trabajado con él y han pensado esta misma frase). Da qué pensar que esta vaya a quedar como la última película de Paul Newman (si alguien de Hollywood está leyendo esto, no, no hagas una película con un Paul Newman recreado digitalmente para cambiar esto, gracias).
Tier 3: Normal, pero algo hay
19. Indomable (2012)
Me pregunto en qué momento esto se iba a clasificar como un proyecto de Disney pero los papeles acabaron en el fichero de Pixar. Esta frase suena a desprecio por la película, pero incluso aunque bordee la randomez, es una película de aventuras entrañable y que explora con tino la relación entre madres e hijas. A favor de que esto exista.
18. Buscando a Dory (2016)
¿Recordáis todas esas secuelas que hacía Disney en su momento de sus mayores éxitos que iban directas a venta en vídeo? ¿De esas que profundizan en la historia de un personaje secundario del que nadie tiene interés en verle en el papel protagonista? Vale, pues eso no se cumple aquí. De hecho, su embrollada narración resulta beneficiosa para entender el punto de vista de un personaje cuya percepción del mundo es bastante compleja. Aún parece una «directa a vídeo», pero hay cierto cariño en esta que compensa en parte.
17. Los Increíbles 2 (2018)
Una secuela que trató de continuar cómo si no hubieran pasado 14 años desde la original y que ofrece de todo. Las secuencias de acción, en cuanto a planificación y dirección, le dan mil vueltas al 90% de blockbusters actuales. La escena de el bebé contra el mapache es oro puro. Sin embargo, todo tiene una sensación de normalidad (hay quien incluso diría vulgaridad) que impide que deje realmente poso y hace cuestionar si realmente hacía falta todo esto. Luego vuelves a ver la escena del bebé contra el mapache y se te pasa.
Tier 4: Cosa seria
16. Luca (2021)
Va a ser muy fácil hacerla de menos por su carácter más de festivo film veraniego y su carácter menos ambicioso en lo temático. No, no hay preguntas sobre el significado de la vida, como mucho sobre cómo tener una amistad (?) sana, y no pide disculpas por ello. Igual así paramos las columnas sobre el agotamiento creativo de Pixar y que siempre estén cayendo en las mismas cantinelas ambiciosas.
En otro orden de cosas, es la película donde más se acercan a Studio Ghibli, desde el diseño de los personajes a también la energía chaotic good que transmiten. Aunque también en ocasiones adolece de parecer un corto alargado (en la ficha pone que dura una hora y cuarenta minutos, pero en realidad dura 20 menos), que puede hacer que parezca demasiado liviana. Pero al final es una película bonita sobre estar con amigos en verano yendo en bici y comiendo pasta, es difícil ponerle pegas a eso.
15. Onward (2020)
Las fórmulas lo son por algo. Funcionar, eso sí, no te hace significativo, y la excesiva familiaridad hace que sus aciertos (la conjunción de las fantasías roleras con el mundo moderno, algunas secuencias de acción y la relación de los hermanos) resalten menos. Pero, al mismo tiempo, ¿necesita Pixar ser significativa todo el rato? ¿Tiene Onward una responsabilidad o se la estamos exigiendo? Podrá ser menor, pero está claro que disfruta siendo la película que es. Y esa clase de disfrute se hace contagioso.
14. Bichos: Una aventura en miniatura (1998)
Si piensas en la expresión «Pixar menor», probablemente pienses en una película así. Aunque da la impresión de ser la película favorita de Twitter, Bichos lidió con la papeleta de ser la segunda película del estudio tras Toy Story y lo que vino después la acabó ensombreciendo. Lasseter logró adaptar ese esquema de Los Siete Magníficos (John Sturges, 1960) a esta simpática aventura que traslada bien a la pantalla el mundo de los insectos.
13. Turning Red (2022)
Pixar vuelve a triunfar apostando por producciones originales llevadas a cabo por nuevos talentos con ganas de volcar sus experiencias personales en sus proyectos. Red funciona en su sencilla pero eficaz analogía de la pubertad a través de la transformación en un panda rojo que se produce cuando las emociones se desatan. Para ello emplea la tradicional fórmula emotiva de Pixar -2023 y sigue funcionando, amics- y recursos de las cintas adolescentes de Sundance que ayudan a solidificar esos conflictos familiares y las relaciones de amistad.
La animación, además, resulta deslumbrante de maneras poco habituales en la compañía, incorporando expresiones y movimientos propios del anime, así como algunos códigos de videojuegos plataformeros -seguro que parte del equipo de guion se vició bastante en su momento al Super Mario 3 -. También acierta mantenido la escala relativamente pequeña, y no buscando villanos facilones -incluso el que podría serlo termina teniendo más matices- o un clímax desmesurado. La emoción es genuina, y se muestra muy acertada en todo lo que hace, así que es innegablemente zona noble de la filmografía de Pixar.
12. Buscando a Nemo (2003)
Probablemente esta sea una película más crucial para Pixar de lo que refleja la pantalla. En plena transición con una Disney a cargo de Michael Eisner que no terminaba de estar convencido con el estudio, a pesar de los resultados positivos hasta el momento, la película sufrió una transformación importante durante su desarrollo. Con resultado para bien: el personaje de Marlin, con su carácter carismático y frustrante al mismo tiempo, tiene uno de los arcos dramáticos más auténticos y conmovedores de esta colección. El personaje de Dory podría haber sido cargante, pero termina siendo el corazón de la película. Y su manera de retratar las discapacidades (físicas y mentales), además de respetuosa, derrocha empatía.
11. Los Increíbles (2004)
Aunque su constante obsesión con la excepcionalidad y la dictadura de lo mediocre ha llevado a la conclusión de que la mentalidad de Brad Bird se adscribe a la teoría randiana, la realidad es que su talento le hizo anticipar la necesidad y hasta la obsesión por las figuras superheroicas, además de retratar con certeza la insatisfacción de la clase media y la crisis de los cuarenta. Los Increíbles, además, es un ejemplar blockbuster de acción en todos los aspectos, así como la mejor adaptación hasta la fecha que hemos tenido de Los 4 Fantásticos.
10. Monstruos S.A. (2001)
Tanto Lasseter como Stanton son consideradas las piedras fundacionales del estudio, y Bird es probablemente el director de animación más respetado fuera de su campo. Pero Pixar también ha sido una increíble cantera de talentos mayúsculos como Pete Docter, que imagina los elementos más fantásticos posibles y los plantea en un mundo burocrático y rígido que necesita ser replanteado. Monstruos S.A. sigue siendo una fresquísima muestra de eso, que además de poner en relieve la necesidad de empatía entre las mejores amistades pone en funcionamiento de manera clarividente un mundo complejo pero comprensible.
Tier 5: Zona noble
9. Toy Story 4 (2019)
“No había necesidad después de lo bien que acabo la anterior” se lanzaron muchos a prejuzgar y probablemente decidieron continuar ahí para reducirla a una película menor. Pero Pixar nunca ha querido tanto a una franquicia como a Toy Story, y aquí lo demuestran haciendo por la tercera película lo que la segunda hizo por la primera: profundizando más en el arco emocional de su protagonista, reflexionando más sobre la naturaleza de los juguetes y cuestionando la figura del dueño humano como el único destino y propósito posible. Y el giro que hace con la figura del villano clásico de estas películas es para aplaudir.
8. Ratatouille (2007)
La animación como lenguaje de expresión cinematográfica es capaz de plasmar ideas y conceptos que la acción real muchas veces no llega a capturar. Brad Bird con un par de “pinceladas” te expresa como nadie esas reacciones químicas en tu cerebro cuando comes algo delicioso, o cuando combinas cosas deliciosas para dar como resultado algo más delicioso, pero también refleja esas mismas reacciones en un cerebro creativo que desea precisamente eso: crear. Y que su creación, su arte, perfeccionado hasta lo enfermizo, sea capaz de despertar las mismas reacciones químicas en quien lo consume. Y todo esto naciendo de un concepto tan barroco como una rata queriendo ser chef.
7. Coco (2017)
La familiaridad que tenemos con la fórmula Pixar nos hace que nos desliguemos de sus películas cuando da la sensación de que la siguen demasiado. Pero las fórmulas a veces se siguen porque funcionan, y ahí está Coco con su corazón como una casa de grande y sus diez minutos finales tan magníficos como los diez primeros de Up. De todo el riquísimo folklore y tradición de México consigue trazar un mundo lleno de belleza y fantasía que nos habla de manera genial de la familia, el alma del artista, la muerte y de un destino peor que ese: el olvido.
6. Toy Story 2 (1999)
¿Recordáis todas esas secuelas que hacía Disney en su momento de sus mayores éxitos que iban directas a venta en vídeo? Cerca estuvo Toy Story 2 de tener ese destino, hasta que se dieron cuenta del tesoro que tenían entre manos. Woody es sacado del único ambiente que se le ha dado a conocer y encuentra que su vida podía (puede) tener más posibilidades y destinos de los que asumía como únicos. Un guante que luego aprovecharía a la perfección Toy Story 4.
Tier 6: Obras maestras
5. Up (2009)
Hay dos clases de personas. A las dos les encantan los diez primeros minutos de Up. Una cree que lo que hay después es una sencilla película de aventuras más. La otra, la persona de bien, sabe que en la película de aventuras se está forjando una increíble relación de amistad, que hay secuencias de acción ejemplares hasta para películas de acción real, y que nunca pierde momentum en ningún punto. Y, por tanto, es impecable. Pero sí, lo que recordaremos siempre serán esos diez primeros minutos.
4. Soul (2020)
La entrega existencialista de Pete Docter responde a las expectativas del mejor Pixar. La animación, de nuevo, resulta prodigiosa creando mundos absolutamente únicos, con técnicas avanzadas y alucinantes que se verían de fábula en gran pantalla, magníficos diseños de personajes para el «más allá» y una textura absolutamente fabulosa para el mundo real. Pero, de nuevo, el mayor triunfo está en su historia, tocando diversos temas y lanzando numerosas preguntas profundas, desde encontrarle significado a la vida a la obsesión desmedida por algo, además de perder de vista otras cosas importantes. Es un apasionado alegato por vivir la vida, sea a través de los detalles más mundanos, nuestras relaciones o aquello que te llena, lo que funcione mejor para ti. Es la chispa de vida que 2020 necesitaba.
3. Toy Story 3 (2010)
Pixar ha estudiado muchas veces la pérdida y cómo superarla, pero casi ninguna había ejecutado tan bien un relato en torno a todas las cosas a las que decimos adiós por inercia, porque nos hacemos mayores y no acabamos de darnos cuenta de toda lo que perdemos. Así, en torno a la historia de los juguetes tratando de seguir siendo útiles, y más allá de una Guardería Sunnyside en la que Pixar filma su mejor película de prisioneros de guerra, sobrevuela la historia de Andy, que azota en unos últimos cinco minutos perdurables, empáticos, emocionantes como pocos. Y mucha gente los olvida porque unos pocos minutos antes está ese falso final ante el que es imposible no romperse.
2. Del Revés (Inside Out) (2015)
Guau. Pixar cabalgando a toda velocidad por sus obsesiones más profundas, desde el miedo a vivir, la inseguridad que trae el paso del tiempo o la facilidad del olvida… y la tremenda derrota que supone. Una obra compleja, llena de miedos e inseguridades, que apenas da respiros y esperanzas y que, por encima de todo, es sencillísima de ver. Contar lo complicado desde lo fácil y ganar todos y cada uno de los niveles de lectura que existen. Guau.
1. Toy Story (1995)
Sí, tú también has intentado dejar la puerta entreabierta lo suficiente para ver si los juguetes se empezaban a mover y todo se lo debemos a esta película (vale, seguro que la gente lo hacía también antes, pero tras esto ya fue otra cosa). Resulta casi redundante ponerse a hablar de ese guion tan inmaculado, del antes y después que supuso para la animación y la imaginación sin límite que hay puesta en cada instante. Hay películas de las que se puede añadir poco de lo perfectas que son.
0. WALL-E (2008)
Debería de ser ilegal que consigan hacernos llorar de esta manera con la (bonita) relación de dos robots. Wall-E puede ser la perfecta combinación de todos los elementos que conforman la marca Pixar, desde la creatividad suprema puesta en el arte de la animación hasta el manejo del viaje emocional de sus personajes, pasando por las reflexiones humanistas y un espectacular diseño de secuencias de acción. Cada parte de Wall-E, cada momento, es más que perfecto, y es la película donde ya el estudio entro por completo en su fase de madurez.