Una canción, una escena (VIII): ‘Everybody's Talkin'’ en ‘Cowboy de medianoche’
De una grabación con prisa a los ordenadores del banco y de ahí a la eternidad
Una canción, una escena es una sección Hipersónica donde se repasan algunos de los mejores momentos musicales en la historia del cine. O los mejores momentos cinematográficos de nuestras canciones favoritas. Sea lo que sea, es un perfecto cruce de nuestras grandes obsesiones.
La canción: 'Everybody's Talkin'', de Harry Nilsson
Desde joven el neoyorkino Harry Nilsson sintió pasión por la música y el arte, siendo hijo de un par de artistas de circo suecos que practicaban ballet aéreo. La profesión de sus padres, además del abandono de su padre cuando tenía 3 años, dejaba a la familia en una situación bastante precaria, por lo que Nilssson se tuvo que poner a trabajar desde muy joven. Consiguió trabajo en un banco engañando con su edad diciendo que se había graduado en el instituto. Él se encargaba de los ordenadores del banco por la noche mientras por la mañana se dedicaba a su sueño de intentar triunfar en la música, por la que desarrolló interés a través de Ray Charles y el r&b.
Encontró trabajo en el sector enviando sus composiciones grabadas en demo, y pronto recibió encargos de Little Richard, para luego a ser fichado por Phil Spector. Tras escribir tres canciones para el productor, y empaparse un poco de sus técnicas de producción con el overdub, contactó con George Tipton, que invirtió para que pudiera grabar sus primeras canciones. Consiguió grabar su debut Spotlight on Nilsson, que pasó desapercibido, pero al año siguiente publicó Pandemonium Shadow Show, que recibió aclamación de la crítica y empezó a generar ruido dentro de la industria.
El disco llegó a los oídos tanto de John Lennon y Paul McCartney, que estuvieron maravillados por su delicada y maravillosa composición pop además de por su trabajo vocal. Ambos llegaron a decir que era su artista americano favorito y se ganó la coletilla de "El Beatle estadounidense". Con semejante recomendación, Nilsson pasó a ser reclamadísimo, y así pudo grabar su disco Aerial Ballet (referencia a la profesión de sus padres). Curiosamente, su mayor éxito no fue una canción suya, sino una versión que había realizado de la canción 'Everybody's Talkin'', de Fred Neil, que compuso y grabó en cinco minutos antes de tener que irse a su casa en Florida. La versión original no tuvo el éxito que quería el ambicioso Neil, pero la canción terminó encontrando su lugar.
La película: 'Cowboy de medianoche', de John Schlesinger
Ha sido difícil para John Schlesinger encontrar un espacio donde no se sintiera un extraño, y es complicado no sentirte así cuando llegas a Nueva York. Y más él, siendo británico, de familia judía y homosexual. Fue recibiendo reconocimiento por su trabajo como director, gracias a trabajos como Billy, el embustero y la adaptación Lejos del mundanal ruido de Thomas Hardy. Aún así, nada de ello era garantía para poder hacer su proyecto soñado, un drama sobre la relación de dos hombres en la Nueva York del momento, siendo uno de ellos un gigoló y el otro uno que está muriendo de tuberculosis, tomando de base la novela de mismo nombre de James Leo Herlihy.
Era muy complicado vender este relato a los estudios, principalmente por la relación de los personajes de Jon Voight y Dustin Hoffman que se puede interpretar sin mucho problema como una relación amorosa. El tratamiento de la sexualidad y esta relación homosexual llevó a las agencias de calificación a colocarle una etiqueta X a esta película, haciéndola casi imposible de exhibir para muchos cines. Pero Schlesinger, su guionista Waldo Slat, y los actores creyeron bastante en estos elementos, que refuerzan la idea de fuera de lugar que sienten estos personajes mientras intentan sobrevivir en una Nueva York hostil y nada compasiva.
La escena
No hay una única escena concreta en este caso, ya que la canción en cuestión actúa más de leitmotiv, pero suena en los puntos más trascendentales de la película. Schlesinger buscaba una canción perfecta para poder transmitir la soledad y la inconexión en un ambiente extraño. Tras no conseguir a tiempo una canción de Bob Dylan, el director acudió a Harry Nilsson, que estaba teniendo un pequeño éxito de su último disco. Nilsson realizó y propuso una canción similar en contenido y sonido llamada 'I Guess the Lord Must Be in New York City', que conectase con esos temas buscados, pero Schlesinger estaba ya convencido. Quería su versión de 'Everybody's Talkin''.
La canción, regrabada para la película, suena ya en los primeros instantes, cuando el ambicioso gigoló de Voight se muda de su pueblo natal de Texas a la gran ciudad de Nueva York. Allí intenta establecer contactos y conseguir trabajos sin éxito, navegando con dificultad en la Gran Manzana. Por el camino encuentra al Ratso de Hoffman, con el que establece una relación compleja. Primero le fascina, luego ve cómo le engaña, luego lo quiere asesinar y termina compadeciéndose de él viendo que sus situaciones no están tan alejadas. La cosa va a más con la enfermedad que le acerca cada vez más a su muerte y le aleja de su sueño de ir a Florida. Por eso, en un último gran acto, lo lleva en el autobús camino al estado soleado, esperando que no sea tarde y pueda ver el destino antes de partir.
Y en el final, vuelve a sonar aquella canción que Fred Neil tuvo que escribir y grabar en cinco minutos antes de que le cerrasen la puerta del estudio y tuviera que volverse a Miami.
Otras películas, otras canciones, otras escenas
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Una canción, una escena (XIX): ‘Don't Fear The Reaper’ en ‘Halloween’ (hipersonica.com)
Una canción, una escena (XX): ‘Head Over Heels’ en ‘Donnie Darko’
Una canción, una escena (XXII): ‘It's the Same Old Song’ en ‘Sangre fácil’