Vampire Weekend, la tier list
Los discos de los vampiritos, ordenados en cómodo ranking para que los vuelvas a escuchar
Hi, personicas:
Tener a Vampire Weekend, de regreso con Only God Was Above Us, nos ha removido el corazón de oyentes. Llevamos con ellos mucho tiempo (sí, 2007 pasó hace más tiempo del que quieres creer), y ellos y nosotros hemos tenido nuestras fases. Así que era la hora también de hacer repaso y decidir cómo sería mi canon al respecto.
Discos que NO
Contra (2010)
Burbujas turísticas, en definición del politólogo Dennis Judd, son esos resort donde todo está incluido: comida, bebida, cama, diversión. Es el espacio turístico en su máxima desnaturalización: viajas a otro lugar, pero no para interactuar con él, sino para encerrarte en un lugar que, salvo muy pequeños detalles, podría estar en cualquier otro sitio del mundo. Incluso al lado de tu casa.
Hay suficientes motivos para que esa acusación se le haga a un segundo disco de Vampire Weekend que, sin ser un desastre, abre demasiadas veces la vía a que veamos los defectos del grupo. Su obsesión por ser turistas en una burbuja juega contra 'California English' o contra la propia 'Cousins', que recupera la senda de 'A-Punk' pero que, donde aquella sonaba sincera por lo esquelética, ésta suena a pastiche.
Imagina si serán pijos que lo primero que se escucha en este disco es "en diciembre bebiendo horchata" y lo siguiente es rimar esa bebida con balaclava. Es inevitable pensar que Vampire Weekend te pueden caer gordísimos, más cuando esos arreglos van a estar todo el disco acrecentando la sensación de "gente con ínfulas".
No logran llegar al lugar al que apuntan sus pretensiones cuando están en la fiesta ni tampoco cuando paran y se ponen algo más tristones ('Taxi Cab'). Y, en general, jamás Ezra ha cantado de manera tan engolada. Pero sí que se ve que el camino podrá dar sus frutos: la sutil 'Run', con su estribillo instrumental, comienza a cristalizar los nuevos lugares que pisarán.
¿Es este en realidad un disco demasiado soft, el camino intermedio entre ese debut brillante por lo raquítico y ese tercer disco sublime, ya recargado y engolado como sólo ellos podían imaginar? Así me lo parece hoy. Y es posible que sin él nada de lo que Vampire Weekend consiguieron después hubiese cristalizado. Pero es también el disco que comparte los defectos con las peores cosas que los miembros del grupo enseñaron en solitario cuando Vampire Weekend se deshizo como el azucarillo que en realidad es.
Discos que MEH
Father of The Bride (2019)
Father of The Bride es un disco estupendo de bocetos con grandes ideas que no llegaron a concretarse bien y también uno de canciones terminadas con ideas horrorosas. A veces, muestra esas dos caras incluso en el mismo tema, lo que aumenta la frustración de quienes lo viven como el disco que Vampire Weekend no debieron sacar.
Pero esas personas son también las que niegan la posibilidad de los errores, de los momentos bajos, de las zonas creativas en las que uno no está fino. La vida del Artista-con-mayúsculas ha de transcurrir por una ruta ascendente en la que ni siquiera los traumas (y que se te descoyunte el grupo porque tu principal multi-instrumentalista y aportador de ideas se haya hartado de ti es uno gordo) juegan en contra de tu valía como creador. Si algo malo pasa, tienes que estar a la altura. Si algo bueno pasa, también. Y si no pasa nada, con más razón: un día fuiste perfecto; deberás serlo siempre.
En el primer grupo, el de las ideas abocetadas que casi nunca acaban cayendo del todo en buen lugar, hay varios ejemplos: el estribillo eclesial de la canción titular, de la que deberían haber extirpado el country y a las Haim. O toda 'This Life', perfecta canción soleada que se les cae un poco por las rendijas porque... deberían haber visto más anuncios de verano de Estrella Damm para entender cómo la encaminaban hacia zonas del mal. También 'How Long', con su confrontación entre la desnudez inicial y el tono The Shins que coge con el paso de los segundos. El "there's an avalanche coming" de 'Unbearably White'. Los primeros 40 segundos de 'Flower Moon'. La estupenda, corta y al pie '2021'. 'Jerusalem, New York, Berlin'.
En el segundo grupo, el de las canciones bien finiquitadas con ideas terribles, tenemos por ejemplo la horrorosa, adulta, 'Harmony Hall'. La insufrible 'Sunflower'. Todo lo demás de 'Unbearably White'. La canción a medio cocer que es 'Married in a Gold Rush'. El desaguisado de una recta final demasiado larga, que empieza desde que acaba 'Sympathy' y no remonta hasta la última canción.
Father of The Bride no cae al NO porque se empeña muchísimo en superar una crisis grupal intentando no hacer lo que se les había dado bien. No quiere ser Contra, y eso es un tremendo acierto, poco obvio de conseguir para grupos con tanto a sus espaldas (había pasado poco tiempo, en realidad, de los Vampire Weekend maqueteros a esto; pero en el mundo líquido todo transcurre a velocidades emocionales imposibles de asumir). Sabe que no puede ser 'Modern Vampires of The City' e intenta abrir líneas nuevas de expresión.
Y es porque casi todas ellas acaban en camino cortado por lo que Father of the Bride tampoco puede llegar más allá del sí. Y sí, entiendo que es posible que no lo escuches nunca más, pero es más culpa tuya que de un disco con, aún, algo que defender.
Discos que OK
En Vampire Weekend no hay Ok. Aquí es donde muchos habríais metido Contra, pero ya he dejado claro mi postura. Y como su carrera ha sido a la vez tan rápida (el EP previo al debut es más un extracto de lo que vendrá que una obra aparte) y tan parca (cinco discos en diecisiete años no es la trayectoria con más ganas de enseñar cosas de su generación), es complicado buscar las zonas medias.
Los dos primeros discos en solitario de Rostam podrían entrar, con muchos matices, en esta categoría, pero nunca el horrible Changeophobia, el peor de todos los que hayan salido del entorno Vampire Weekend, merecedor de una categoría inferior al no llamada, quizás, “Ni siquiera Satán está por debajo de esto”.