Wilco — Being There (1996): Un tesoro hundido a punto de salir a flote
Las fronteras que tuvieron que derribar
Wilco, y Jeff Tweedy en particular, han sido los encargados de glorificar el rock ‘n roll más clásico en la enésima generación que empezó detestándolo y acabó dándose de bruces con su belleza. Mientras nos pretendían colar la magnitud de la revolución electrónica, las maravillas de un post-rock que acabó siendo de todo menos post o el cinismo, se nos olvidaba todo lo demás.
Aunque al final eso les haya hecho ganarse acusaciones de puretas (como si ellos solos tuvieran toda la culpa de sus fans) o de Dad Rock (ejem), lo cierto es que, a mediados de los 90 habíamos dejado atrás las lecciones que R.E.M. nos habían dado en sus dos primeros discos, que los Dream Syndicate se habían empeñado en tocarnos durante los 80, y la antorcha que Giant Sand seguían llevando desde el underground más absoluto (y aún porta Howe Gelb, de hecho).
Pero fueron Wilco (junto a gente como Jayhawaks) quienes sabían lo que había, volvieron por el camino y nos trajeron de vuelta lo que se nos estaba pasando, en un disco casi conceptual sobre la vida del músico en ruta.
No Depression y las fronteras que hay que derribar
Being There es su primera gran obra, casi insuperable en aquel tiempo. También, y aunque con el paso del tiempo parezca lo contrario, en su momento fue lo más vanguardista a lo que podían aspirar los grupos salidos de aquella No Depression que sirvió para dar carta de existencia a toda una generación.
Apegados a la música popular norteamericana, a las raíces y al country alternativo, Wilco ya anuncian su intención da darle la vuelta a todo lo que sobre ellos conocemos en los seis minutos de ‘Misunderstood’ y sus ruidosos nothing finales, que en directo pueden llegar a extenderse cinco o seis minutos más. Catarsis necesaria y ligada a la perfección con el siguiente tema.
He ahí uno de los grandes dones de este disco: su planteamiento narrativo perfecto, su unión indivisible entre canción y canción. ‘Far, Far Away’, con su tristisima slide, sirve para que los mas tradicionalistas no dejen el disco a las primeras de cambio. Marca, además, el tono del álbum: un disco en el que las carreteras, las huidas hacia adelante, las giras interminables, la furgoneta que imparable recorre mil y un conciertos son temas que van apareciendo aquí y allí.
La perspectiva no es dolorosa, pero sí trágica en el sentido griego de lo inevitable, de que hay cosas que sabes que van a pasar y da igual lo que hagas:
By the bed, by the light that you read by
By the time that I get home to say good night
I need to see you again
Wilco, los Who, los Rolling Stones y las drogas
‘Monday’, tiempo rockero con sección de vientos soul, es la primera en elevar el ritmo del disco, pero tiene poco que hacer ante la contundencia y el marchamo de clásico que exhibe ‘Outtasite (Outta Mind)’, hermana nonata de unas cuantas canciones del Who’s Next y, no obstante, poseedora de unas guitarras cristalinas como el cielo en segundo plano. Los Who, sí, y también los Rolling Stones andan dando vueltas por gran parte de Being There. Exilio en la calle principal, claro, o la búsqueda eterna de la canción rock (o pop) con el groove perfecto.