En mayo de 1995, Yo La Tengo viven en permanente estado de gracia, con una sucesión de discos intachables que aún continuarían otro lustro más.
Con el prestigio crítico sin parar de crecer, deciden nombrar su nuevo disco en honor a una bebida de soda, ya extinta, que conocen por primera vez cuando acuden al Museum of Beverage Containers de Nashville, don…