Género: Pop de guitarras tristes
Arrecife es mucho más que el segundo disco en solitario de Fino Oyonarte. Es también la demostración de que si no se ha quedado quieto en su carrera con Los Enemigos ni en sus pasos fuera de ellos (Clovis no sólo tienen una de las mejores canciones de la historia del indie nacional, ‘Mundo’, sino dos discos sorprendentemente sólidos quince años después) ni, por supuesto, cada vez que producía a otros grupos, mucho menos lo iba a hacer cuando viajase completamente solo.
Si Sueños y Tormentas nos lo descubría frenando en seco y haciendo algo totalmente distinto de lo que imaginábamos, agarrándose a Nick Drake para seguir adelante, Arrecife comienza por virar hacia el optimismo. Es curioso siendo un disco hijo de la pandemia: parece que Fino sea el único que decidió salir realmente brillando más. Puede que siga intentando dominar su papel de cuentacuentos de la redención, como en la obra anterior, pero ‘A tu lado’ o ‘Avanzar’ traen esperanza sonora y lírica. ‘Tempestad’, como casi todo en lo que mete la mano el estupendo arreglista Phillip A. Peterson, evita lo sentimentaloide y también lo ampuloso.
Y si la primera cara del disco es estupenda, abriendo ventanas diferentes, la piedra de toque definitiva de Arrecife está en la cara B, en la que bailan juntos el Elliott Smith enamorado de los Beach Boys o filtrando los 60s (’Embarcadero’ recupera esa extraña luminosidad oscura que Smith bordaba; ¿existe el reverso del sunshine pop?), Leonard Cohen (Entre tú y yo’), La Buena Vida (’Naufragar’, ¡ay!)… Desde ‘Forma de ser’ a ‘La vida es un sueño’ es inevitable dejarme llevar como oyente: si te gusta el pop emotivo, a ratos incendiado pero que no quiere nunca dejar de sonar pequeño, 2023 te ha traído de la mano de Fino uno difícil de olvidar.
En un disco editado casi como una locura, en su propia (buen)aventura, el cuidado puesto en Arrecife va mucho más allá de las dos canciones dedicadas a sus padres. ‘Amor’, a su madre, cerrando la cara A con un agradecimiento escalofriante (por sencillo y por, a la vez, difícil de hacer; habéis pensado la última vez que, los que podéis, les dijisteis a vuestros padres que sí, que lo habían hecho bien). Y a su padre ‘La vida es sueño’, cerrando la cara B. Pasamos del inicio, “todo lo bueno está por llegar”, al final “nunca es buen momento para decir adiós”. Hay mucho bueno por llegar en este Fino Oyonarte que no deja de buscarse, pero también muy poca necesidad de decir adiós rápidamente a Arrecife. (probertoj)