Frikexín #3: un puñado de discos de indie y aledaños que merecen la pena
Slowcore, épica psicodélica, indie heartland, clásicos pasados por alto y más
Y de nuevo estamos de vuelta con nuestra cita mensual (ejem) con el indie-rock, el indie-pop, la psicodelia, el post-rock y otros aledaños a ese maremágnum que se llama indie. Todo magro aquí, cero sobras. Y si no estáis de acuerdo, nos vemos en la puerta de los billares.
deathcrash – Return
Los londinenses deathcrash (sic la minúscula inicial) han debutado en 2022 con Return, tras dos EPS prometedores aunque más caserones (Sundown, en 2019; People Thought My Windows Were Stars, en 2020). Se les ha visto como el siguiente eslabón de la escena Windmill, pero su acercamiento al slowcore es canónico.
Añaden esas gotitas de midwest emo que han ido acicalando el género desde el 200, pero tenemos lacónicos lamentos en voz baja y hasta susurrada, guitarras narcóticas, ensimismamiento general y algunos subidones de azúcar (‘ What to Do’ es post-rock bonito). Dinámicas de catarsis con voces a lo Bark Psychosis en un ejercicio estupendísimo que brilla con especial intensidad en cosas como ‘American Metal’, con un arreón final que siempre me pone los pelos de punta.
A veces parecen arrimarse al postmetal (‘Wrestle With Jimmy’, ‘Was Living’) y en otras se dan al recitado Slint para luego volver a las dulces melodías vocales (‘Metro I’). Hacía mucho que no disfrutaba tanto de un disco slowcoreta (casi) puro. Muy, muy guay.
Jackie Ward – Sounds of The Scrubland
Es curioso como Sounds of The Scrubland va encontrando el hueco propio de Jackie Ward a medida que avanza. Si las primeras canciones, y sensaciones, casi te meten en ese espacio florido, un tanto retro y bailable desde la desgana de parte de la música brit indie de finales de los 80 (‘Paris, Texas’ suena casi baggy), poco a poco el disco va cogiendo cuerpo en una psicodelia a mitad de camino entre la épica y el shoegaze que alcanza su punto culminante en el triplete final o en la ruidosa ‘Chlorine’. Antes, ha tenido tiempo de demostrarnos una vez más que Mark Kozelek es una persona de mierda, pero también un artista inmensamente influyente (‘Under The Apple Tree’). Un disco con el que pensaba que no, pero he acabado repitiendo un buen puñado de veces.
Pillow Queens – Leave The Light On
Sarah Corcoran, Pamela Connolly, Cathy McGuinnes y Rachel Lyons han firmado en Leave The Light On un disco apañado al que lo peor que se le puede echar en cara es que no busque más los límites de su indie-algo AOR deudor de Sharon Van Etten o de la Angel Olsen más masiva. Tan delicadas como capaces de construir himnos, sus voces capturan con calidad y sensualidad los muchos matices que aplican también a sus letras (“to please the wolves I’ll bite my tongue”). Mejor que nunca cuando suben las guitarras y capaces de canciones tan redondas como ‘Be By Your Side’ o ‘Historian’, su sonido sería muy apreciado si de verdad hubiese espacio en el mundo real a algo que se saliese de la horma mainstream (en la que, cierto es, apenas cabe ya nada rockero). Puede que haya bastante de algoritmo heartland rock (‘Hearts & Minds’ parece salida de Darkness in The Edge of Town) pero es bienvenido.
Sea Power – Everything Was Forever
Siempre capaces de mantener un nivel muy notable en casi todos sus discos, pero también aún sin lograr el perfecto que les haga inmensos (Open Season es perfecto para mí, pero aquel aún no era su momento), Sea Power han llegado a ese lugar en el que parecen no importar. Y vaya si lo hacen: Everything Was Forever es un disco que arde sin consumirse, que se disfruta a poco que lo tuyo sean los guitarrazos épicos y las voces encendidas. “Solo queremos hacerte feliz”, titulan modestos, como si no fueran el grupo al que menos atención se le ha prestado a pesar de merecerla.
Chaqueta de Chándal - Futuro, tú antes molabas
Sigue reverberando por aquí el disco que en enero sacó este trío barcelonés, ese Futuro, tú antes molabas que se fue directo al excel. Uno con el que sudar rock’n’roll y entregarse a los pildorazos pop, repleto de invectivas contra TODO y que salta de registro en registro para divertir sin miedo. Sin ningún miedo. Como unos tuiteros divertidos a los que un disco les saliese bien.
Caroline - Caroline
Los brits se han vuelto locos con los colectivos jóvenes, con la chavalería recuperando el indie menos obvio. Caroline son un octeto británico que debuta con un disco tan excitante como intrincado. Sin miedo a liarla, mezclan post-rock, dulzura pop, neoclásica, slowcore y tramos experimentales para cuadrar pequeñas joyitas que, no sé muy bien cómo, derriban todas las barreras. Si en el primer corte ya estás a sus pies, en 'Good Morning (red)', hermosísimo segundo tema del disco, te quieres ir a todos sus conciertos.
Hay cancionacas, hay llamadas a los Mogwai menos ruidosos y hay la insolente sensación de que estos chavales ya han sacado un disco enorme pero no es ni la mitad de lo bueno que será el siguiente. Aaah, la siempre abrumadora sensación de estar viendo el nacimiento de un grupo grande. Claro que se fue al excel. El único que duda es Ferraia.
(Frikexín es una sección mensual de Hipersónica que selecciona buenos discos de indie y aledaños. Su nombre está basado en una canción facilísima de identificar. Si eres el primero que adivina cuál es, te llevas una suscripción de tres meses a Hipersónica por la cara. Puedes decirnos tu respuesta comentando este artículo):