Jitazos inmortales S03E17: 'Pretend We're Dead', de L7
De querer morirse a lanzar tampones.
No siempre es fácil lidiar con la disonancia que se puede crear en lo que la gente percibe que eres y lo que tú sabes que eres realmente. O, mejor dicho, a veces se busca una categorización fácil y sencilla de entender para hacer este mundo complicado algo menos complicado, incluso aunque tú mismo te resistas a una sencilla y vendible etiqueta. Es el caso de L7, a ratos en todos los fregaos y escenas posibles, pero nunca encasillándose fácil en ninguno de ellos.
Se las ha ligado al movimiento riot grrrl de los noventa, donde confluyeron varias bandas de punk underground y feministas en el que también destacaron Sleater-Kinney. Se las metió en la efervescente escena grunge, también de los noventa, aunque ellas eran de Los Ángeles. De hecho, Donita Sparks y Suzi Gardner se empezaron a juntar y a montar la idea de un grupo musical antes de ambas escenas, a mediados de los ochenta, en plena ola hardcore punk. El grupo se movía mejor en esas coordenadas, al igual que en un metal algo denso y guarro, casi sludge, aunque también tenían cierto músculo pop que las distinguía y las puso en el radar de Sub Pop, que las ficharon y editaron su segundo larga duración.
El grupo generó run-run, pero no pasaban de secreto bien guardado. Pero parecía que su oportunidad estaba cerca, y recibieron una oportunidad del sello Slash Records, filial de PolyGram, que editó su tercer disco. Con producción de Butch Vig, las angelinas rompieron con Bricks Are Heavy, un disco que se encasilló en el grunge por el nombre de su colaborador, pero que sabía apuntar a todas direcciones.
En las once canciones del disco ofrecen un catálogo completo de estilos, de más punk a más metal palero a cañonazos pop, y también en ritmos. Un disco que no buscaba una tendencia concreta, pero en su diversidad y riqueza de registros -y temazos por doquier- consiguió destacar para los críticos del momento y fue creando subiendo en popularidad.