Hace un tiempo que cierto sector de esta redacción (ya os imagináis cuál) empezó a tener siempre un ojo puesto en lo que se cocía en Polonia. No, no hablamos de
y su insaciable búsqueda por el disco de jazz experimental más guay de la zona (siendo justos, suele tener éxito en la tarea), sino de aquel particular fenómeno al que se denominó el rock progresivo polaco.No tanto por unas características sonoras excesivamente diferenciadas del rock/metal prog que era tendencia al entrar el siglo XXI. Sí que había espacio para otros detalles de jazz, de melodías sinfónicas, ligeros detalles electrónicos. Elementos que compartían en mayor o menor medida, especialmente desde que se rompieron fronteras con la llegada de un grupo como Riverside.
Con una buena unión del músculo de Rush con sensibilidad noventera o el colorido pop ochentero de Marillion, la banda encontró pronto unas claves muy personales que conectaron de manera importante en una escena internacional que estaba aupando a gente como Porcupine Tree, Katatonia o Anathema. Diferentes a ellos, pero capaces de emocionar y alucinar de la misma manera. Su trayectoria es realmente ejemplar por varios motivos, y la llegada de su último disco es excusa perfecta para estudiarla.
Out of Myself (2003)
Formados en la ciudad de Varsovia, el cuarteto fue formándose con músicos con experiencia en bandas menores y con una compartida pasión por el prog. Había espacio para otras inquietudes, como es el caso del cantante y bajista Mariusz Duda que le apasionaba la electrónica ambiental o grupos alternativos (algo que desarrolló en el también recomendable proyecto de Lunatic Soul). Al poco de formarse fueron generando culto con sus conciertos y su demo.
En un par de años ya estrenaron su debut, Out of Myself. Allí estaban ya todas las claves. La influencia neoprog de los ochenta, dinamizada con golpes de metal accesible pero potente a través del bajo de Duda y la exquisita guitarra de Piotr Grudziński. Las inquietudes por describir un estado mental y emocional convulso, la fractura del individuo y su identidad. La atmósfera elegante que te transporta por todos los caminos sinuosos, las subidas y las bajadas.
Un debut notable, deslucido por cómo subirían el nivel en discos posteriores. Van asomando detalles de su habilidad para hacer canciones pop en un estilo tan enrevesado y recargado que no había tiempo para prestar atención a esas cosas (algo que también recuperaron bien Porcupine Tree y les catapultó pronto). Su lanzamiento arrasó en Polonia, llevando el ruido hasta a territorio americano. Laser's Edge lanzó una nueva edición del disco con una portada más potente por parte de Travis Smith, que había trabajado con grupos como Opeth o Katatonia, lo que rápidamente les conectó con ellos.
Second Life Syndrome (2005)
InsideOut, uno de los sellos especializados en prog más importantes, no tardó en intentar convertirlos en uno de sus grupos insignia. Con ellos sacaron Second Life Syndrome, que se beneficia claramente de tener al grupo más rodado, más cómodo en su propia piel y nada afectados por la repercusión que estaban adquiriendo. Claro, seguían siendo grupo de nicho, no estaban en posición de padecer el temido efecto del segundo disco que tanto obsesionaba a la prensa musical y público ante muchos fenómenos prematuros que luego no valían tanto.
Pero nada tiene que ver con Riverside. Second Life Syndrome es un disco que gana en valores de producción, que suena más orgánico en sus progresiones y que va abriendo más la mano hacia la parte pesada de su sonido. Todo decisiones correctas en un disco al que el tiempo sienta estupendamente y que entra perfectamente entre los tres mejores de su discografía.