Stereolab, disco a disco (y single a single) II
Parte 2: lo bello es el esplendor de lo verdadero
John Cage Bubblegum - Eloge d'Eros (single, enero 1993)
Es enero de 1993 y Stereolab deciden llamar a su canción más contudente y rockera hasta la fecha 'John Cage Bubblegum'. Y, queriéndolo, porque ellos casi todo lo hacen de forma consciente, dejan una frase que resume su ética, su manera de ser: canciones chicle con la consistencia intelectual de las de John Cage.
'John Cage Bubblegum' afila sus guitarras como si saliesen prestadas del Dirty de Sonic Youth y la contundencia con la que Dilworth golpea la batería se verá pocas veces más. "C'est le plus beau et c'est le plus triste. C'est le plus beau. Paysage du monde". Una de esas canciones por las que uno, en los 90, podría autoafirmarse con indie-kid enamorado del noisepop.
Y en la cara b, otra cuestión parecida: esta vez Ramsay es quien se pone en la batería, pero sepultado por los teclados y por el ritmo trotón del bajo de Martin Kean. Algo más yeyé pero igualmente declarativa de intenciones. Quedaos con su frase central: le beau c'est la splendeur du vrai.
Lo diremos muchas veces, y me vais a perdonar la repetición cuando ocurra, pero Stereolab están constantemente encapsulando lo accesible y lo experimental, metiéndolos en un ring en el que no saben si dejar que se den de hostias o que se den abrazos.
The Groop Played Space Age Batchelor Pad Music (Mini-LP, marzo 1993)
Es sólo marzo de 1993 y Stereolab dan el primer salto mayor hacia zonas desconocidas. The Groop Played "Space Age Batchelor Pad Music" tiene desde su título una intención casi de metaficción musical: Stereolab son The Groop y The Groop interpretan un mini-lp desconocido "Space Age Bachelor Pad Music", que a su vez está dividido en dos caras: la denominada Easy Listening y la llamada New Wave.
Son más autoconscientes que nunca, lo que siempre resulta un peligro en grupos extremadamente inteligentes, porque podría posicionarlos al borde de lo autoparódico. Sin embargo, los 27 minutos de The Groop Played "Space Age Batchelor Pad Music" no dan opción alguna a que el oyente arquee la ceja. Para empezar porque amplía el espectro del grupo (no hay nada igual a los Stereolab previos aquí, y a la vez está todo) y, sobre todo, porque la colección de canciones, llenas de chistes (no tan) privados (títulos como 'We're Not Adult Orientated' o la otra versión de la misma llamada "Neu Wave Live"), les muestra como un grupo encantado de divertirse, por muchísimas ínfulas intelectuales con las que carguen su música.
Es, pues, el primer paso hacia zonas que luego ganarán en peso. Durante años, el pop de la space age había sido mirado con cierto desprecio y la sensación de que tuvo que llegar el rock, y la psicodelia, para quitar de un plumazo todo aquel peso kitsch insoportable. En su definición se confunden muchas cosas: hay quien piensa que sólo es el lounge, la música de los cócteles. Otros añaden aquello llamado "Exotica", que básicamente son músicos occidentales enamorándose de las posibilidades de lo que escuchaban en la música caribeña o hawaiiana. Y, finalmente, hay toda una corriente de pop lujoso con ganas de explorar cosas
Recordemos: la Space Age Pop también llevaba el calificativo de "de solteros" (bachelor, que no batchelor; les encantaba pervertir hasta la más pequeña palabra) porque fue, durante un breve lapsus del tiempo, lo que escuchaba una generación de hombres blancos jóvenes con suficiente pasta para tener un buen sistema de alta fidelidad y ganas de discos que quisieran jugar con las posibilidades del estéreo. Claro que Esquivel y los suyos estaban encantados con aquel cambio técnico: sus discos están llenos de paneos de un lado al otro del espacio auditivo, rango dinámicos rarísimos, efectos vocales de flipar y mucho más. Y por supuesto que las discográficas quisieron explotar el hallazgo técnico en forma de discos que eran simples trucos de feria (con títulos de series de discos como Stereo Action de RCA o Perfect Presence Sound de Mercury).
Era normal que mucha de esta música hubiese sido mirada por encima del hombro. Stereolab la escuchaban, pero el primer paso para reivindicarla fue, directamente, no tocarla: grabar un disco que evocaba a aquello en el título pero pasando de puntillas por el sonido. Lo que se escucha aquí casi constantemente es una versión más minimalista de sus cositas krautrock.
Hay una incorporación de importancia al grupo a la altura de este disco, que es la firma de Sean O'Hagan como compositor de alguna de las piezas y colaborador en su ejecución, tocando farfisa, órgano y marimbas. El señor O'Hagan luego formaría The High Llamas, y exploraría aún más los sonidos que salían de épocas que parecían perdidas pero que, en el contexto de los 90, tenían que volver a la vida. Porque ahí damos el gran salto para vivir en la eterna nostalgia, sólo que en aquella década aún se volvía a sonidos añejos no con intención de, simplemente, "tocarlos", sino de jugar con aquello haciéndolos chocar como canicas contra otras músicas, otros géneros.
De hecho, es curioso como 'Space Age Bachelor Pad Music (Mellow)', el segundo corte del disco, suena más a pista de sesión de estudio de disco de Beach Boys de finales de los 60s que al supuesto género al que el título remite. O que 'The Groop Play Chord X' sea meter a Mary y a Laetitia en el estudio de al lado de donde están ensayando Spacemen 3, cuya música se escucha sólo a través de las paredes.
TGPSABPM (permitidme el acrónimo digno de segunda canción de disco de electrónica de Ferraia) explora más las texturas que las canciones, cosa que cambiará por completo a la altura de Doots & Loops, por ejemplo. Por eso burbujea la versión "Foamy" de la titular o ellos mismos se abandonan a un perfecto ritmo marcial, rockero, en 'We're Not Adult Oriented' (vaya bajo te marcaste, Duncan Brown). 'Ronco Symphony' es especialmente bonita y dulce para que su letra sea más relevante ("We want unconditional, unconditional, unconditional / We want unconditional, unconditional rebellion"). Y todo transpira ganas de pasarlo bien, de probar a hacer más con menos cosas y, aun así, no evitar saber que quisieras explorar todo esto por siempre jamás.