Las mejores series de 2024 (y II)
Las mejores series para que no tengas que pensar (o quedarte horas en el menú de la plataforma)
Hi, personicas.
10. Lo que hacemos en las sombras (S06)
Nos hemos cansado año a año de repetir lo bien qué estaban haciendo las cosas Lo que hacemos en las sombras. No sólo un fabuloso desarrollo de lo que ya hacía especial la película original, sino que se valía del formato televisivo para lanzar ideas, juntar personajes, explotar un poco lo que se puede hacer con los monstruos canónicos y con la comedia de compañeros de piso/trabajo.
En su final no se han relajado. Han sacado toda la artillería que tenían y se van siendo algo muy especial. Quizá una de esas sitcoms que se recupera a lo largo de los años.
9. Colin de cuentas (S02)
Después de ser desahuciada del cine y varios intentos fallidos, parece que la comedia romantica está en racha en televisión. Hace unas semanas comentábamos lo majísima que era Nadie quiere esto y ahora llega la segunda temporada de la australiana Colin de cuentas para confirmar su buen debut e incluso por momentos subir el nivel respecto a la primera.
La serie que arrancó con un meet cute basado en un pezón furtivo y un perro atropellado sabe ahora seguir desarrollando bien a cada uno de sus personajes (sin miedo a descubrir rincones antipáticos que arruinen el encanto) y sobre todo la relación entre ambos, explorando el muchísimo trabajo que hay que poner por ambas partes para sacar adelante una relación, porque estadísticamente es bastante probable que al menos uno de ellos se porte como un gilipollas buena parte del tiempo. Los secundarios molan, los chistes funcionan y sabe construir episodios (como esa especie de Jo, qué noche con doble perspectiva) memorables y con entidad propia. Una delicia. (poliptoton)
8. Evil (S04)
Una de las series más cucas y deliciosamente cabronas del terror actual se despide manteniendo esa línea sólida, irreverente y ascendente que la caracteriza. Los King (Robert y Michelle), esos magos de la televisión contemporánea, vuelven a comentar la actualidad con clarividencia y humor desde el género, sabiendo siempre mantener esa línea que trata de mantener un misterio mientras desmonta sus propias fantasías. Es complicado mantener ese toque tan Expediente X, pero han sido habilidosos y genios hasta la sepultura.
7. We Are Lady Parts (S02)
Nunca perderemos la tradición de series británicas volviendo tras años de espera, y con apenas 6 episodios de media hora bajo el brazo. Pero We Are Lady Parts podrían volver con 3 episodios de 10 minutos y estaríamos encantados igual, porque sigue siendo una sitcom totalmente disfrutable y concienzuda sobre la música punk como vehículo de descubrimiento personal y amargura por acción de una industria bastante caníbal. La segunda temporada redobla allí donde la primera apuntaba bien con el dedo, y ofrece de nuevo un resultado plagado de carisma y diversión.
6. Ripley (Miniserie)
Es posible que Netflix la comprase porque un remake de una clásica película en clave prestige miniseries termina dando números y luego papeletas para los Emmy. Pero lo que no esperábamos es que hubiese adquirido la serie menos algorítmica de su historia reciente y la mejor sucesora de Better Call Saul en su melancólica pero perversamente divertida exploración del criminal.
Steven Zaillian toma decisiones interesantes que le salen redondas hasta por accidente, incluso esos momentos en círculos donde sigue los intentos patéticos de su protagonista por cubrir sus huellas o mantener su máscara. El blanco y negro es preciosísimo, y va de perlas para esa sutil capa de melancolía que no es tan protagonista como cabría esperar, resaltando un humor negro exquisito que sirve para perforar profundo un personaje que Andrew Scott (menudo añazo) tiene medidísimo en todo, desde su carácter aspiracional a sus represiones.
5. No digas nada / Nos vemos en otra vida (Miniseries)
2024 ha sido un año especialmente remarcable en miniseries basadas en libros de no ficción centrados en actos terroristas. Todas involucrando en parte al autor que se puso en contacto con los involucrados, intentando sacar su perspectiva de lo ocurrido. Tiene en parte sentido destacarlas juntas.
Aunque sea distinto cubrir los actos del IRA durante The Troubles en clave de docuthriller que aproximarse al 11-M vía Asturias con aires de cine social y quinqui, tanto No digas nada como Nos vemos en otra vida han conseguido trascender en cómo cubrir con respecto estos crímenes reales. En cómo abordar a los perpetradores y seguir teniendo respeto por las víctimas aunque no sean las protagonistas. En cómo abordar el contexto que termina marcando sus actos. En cómo se procesa lo ocurrido con años de distancia. Con sus diferencias tonales y demás, ambas han perseguido (y conseguido) un enfoque extraordinario a temas muy sensibles.
4. Industry (S03)
Uno de los patitos feos de HBO ha crecido finalmente hasta la estatura de fenómeno de culto que se fue ganando poco a poco Succession. Cierto es que no empezó tan a tope, y cada temporada se ha ido encargando de crecer paulatinamente en esa especie de Euphoria menos flipada y en el mundo de la mentalidad de tiburón.
Ahora alcanza la suficiente confianza para moverse con cierta libertad y, por qué no, creerse una de las mejores series de televisión actuales. Con personajes intentos y caóticos, pero escritos con pluma de diseño, y una atmósfera de fabulosa tensión gracia a una formidable combinación de fotografía en falso celuloide y música casi-OneohtrisPointNeveresca, la serie ya está a nivel de cisne y mucho mejor que todas la series evento de la cadena este año. Hasta consigue sacarle gracia al sosainas de Kit Harrington, están en la cima.
3. Shôgun (S01)
Si habéis oído hablar previamente de esta serie probablemente haya sido en comparación con Juego de Tronos, algo que hace flaco a favor a todo el mundo ya que la conexión se termina en “épica medieval con dinastías”. Aquí encontramos una potente mezcla de intrigas y aventuras cocinadas con paciencia en un Japón feudal donde se introduce un salvador blanco que, por suerte, es hábilmente diseccionado.
El ritmo reposado aquí no se confunde con ir dejando pasar las horas y simplemente ir regurgitando información. Las distancias culturales están contadas con gusto y desarrollan unos personajes que encuentran espacio para crecer en cada momento. Hay también momentos de acción trepidante, hechos con la suficiente artesanía, y también ofrece lucimiento a ese valor seguro que es Hiroyuki Sanada. Desde luego, consigue destacar por sí misma.
2. Somebody Somewhere (S03)
Irreductible en su ánimo por ser uno de los espacios más felices y especiales de la televisión americana, la serie de Bridget Everett se despide con la misma candidez que podríamos haber disfrutado durante más años. Una logradísima redención en medio de una comunidad especial, marcada por personajes que te encantaban al instante y que se refrescaban mediante la introducción de otros nuevos.
La naturalidad y empatía con la que integraban nuevas historias y perspectivas mientras seguían engrandeciendo el viaje del personaje Everett es realmente remarcable, manteniendo siempre un humor muy especial que se introduce siempre cuando más falta hace.
1. Querer (Miniserie)
Nada se está quedando más desgastado que emplear el término “necesario” para elogiar algo, y algunas producciones parecen venir con la etiqueta de entrada. Querer podría haber caído muy fácilmente en eso, en algo muy superficial y “duro” con el que todos los que tenemos dos dedos de frente podemos estar de acuerdo, aunque también tan catalogable que pierde cualquier tipo de poso.
Pero Alauda Ruiz de Azúa no lo permite, y tras una efectiva carta de presentación va indagando más y más en las diferentes perspectivas que pueden verse afectadas con un caso de abuso y violencia de género sostenida. Entrando en grises, y luego en los grises de los grises, pero sin tener desviada la brújula moral en ningún momento. Con un episodio aún más sensacional que es droga para los yonkis del cine de juicios y un final contundente y complejo, consigue abordar el tema con todo el respeto que merece y también dejarte compungido emocionalmente.
En un año donde la ficción española ha estado un nivel considerable, casi dominando una lista como esta, era de justicia aupar la más remarcable de todas. La que ha dejado los instantes que más se han quedado rondando en tu cabeza durante días, la que ha plasmado conversaciones de lo más comunes con la intención de hacer una radiografía bien profunda, y la que ha sido capaz de arrinconarte para pensar en tus propias posibles reacciones como hijo (o hijo que también es padre) ante esta situación.
Ya sea haciendo cine o series, es realmente imprescindible que alguien como Ruiz de Azúa siga entrando de maneras tan distintas y soberbias en nuestras relaciones. Ahora parece que aquel remarcable 2020 que nos dejó la tripleta Antidisturbios/Patria/Veneno era el comienzo de algo que está eclosionando ahora.
Justo acabo de terminar "Querer". Qué cosa tan necesaria, tab dura, tan bien contada, tan fina.
Debe ser tan difícil escribir algo así.
Espero que el audiovisual español comience a contar historias de verdad como esta y se deje de dormir en los laureles.