Mozo dominguero #23: MGMT - Congratulations
Hay discos presos de su tiempo y hay discos que parecen flotar sobre un tiempo líquido, eterno, en el ayer, el hoy y el mañana
Autor: MGMT
Título: Congratulations
Año: 2010
Género: Neo-Psicodelia
País: Estados Unidos
Discográfica: Columbia
Cómo y cuándo se forja el canon es de una de las preocupaciones consustanciales a todo aficionado a la música. Lo es por su carácter voluble: allí donde el cine o la literatura establecen criterios más o menos fijos a la hora de evaluar una obra, la música ofrece un lienzo en blanco para la imaginación. Gran parte de nuestra relación con los discos de nuestra vida se forja no por cuestiones técnicas, por así definirlas, sino emocionales. Por lo que todos esos discos cuentan y dicen de nosotros en un momento dado, no por lo que son en puridad.
Con el paso de los años, esta naturaleza impulsiva del criterio modula y emborrona la memoria. En la música, echar la mirada atrás no es tanto un ejercicio de arqueología —qué se decía y qué se contaba sobre el mundo en un lugar de la historia, como suele suceder con el cine— como uno de nostalgia. Cuando la semana pasada decidí revisar los discos que marcaron mi temprana juventud allá por 2010, me encontré conmigo mismo antes que con una escena. El amor que siento por Bigott, por poner un ejemplo, no se corresponde exactamente con la altura histórica de su obra, sino por lo que explicó sobre mí en un tiempo de catarsis identitaria.
¿Es esta una versión reduccionista? ¿Puede un canon forjarse a través del mérito artístico y de la conexión emocional? ¿Es la conexión emocional otro atributo más del mérito artístico? Si es así, ¿qué peso otorgarle?
Son preguntas que un día me ocuparon, empeñado como estuve en dotar de razón y orden matemático a la historia de la música. Pasado el tiempo comprendí que para la historiografía oficial, es decir, para el canon, solo caben reproches una vez se han vivido los hechos historiados. Impugnar los sesenta o los setenta es difícil desde la retrospectiva; arquear una ceja ante todas esas listas de lo mejor de los '10 —incluida la nuestra— es casi una obligación cuando se ha transitado en tiempo presente por la década. Siempre faltará algo. Siempre habrá colaboracionistas.
Estas ideas tan deslavazadas sobre música y memoria me abordaban mientras repasaba todo aquello que me fascinó a finales de los '00 y a principios de los '10. Residen allí discos presos de su tiempo, por más que me parezcan brillantes a día de hoy. Si uno acude a Funeral no puede sino toparse con la definición más químicamente pura de 2004 y todo lo que llegó después. Incluso The Monitor, una obra venerada personal y colectivamente por Hipersónica, es un disco que suena a 2010. Cabriolas, charanga, fanfarria y el histrionismo emocional como hilo conductor. Aquellos años. Nada de esto los impugna. Simplemente los define.
No se puede decir lo mismo de Congratulations.