Mozo dominguero #5: Caetano Veloso - Caetano Veloso
A la revolución se llega por muchos caminos. También por el estético, aunque a un puñado de marxistas universitarios les parezca reaccionario
Autor: Caetano Veloso
Título: Caetano Veloso
Año: 1971
Género: MBP
País: Brasil
Discográfica: Philips
Todos los grandes movimientos insurreccionarios tienen un hecho fundacional, un acontecimiento mitológico que marca el antes y el después de las cosas. El ejemplo más paradigmático de esto, también el canon de todos los levantamientos que vinieron después, fue la Revolución Francesa. Se nos cuenta, desde la tradición liberal, que un puñado de burgueses y librepensadores decidieron romper con el Antiguo Régimen en la "sala del juego de pelota" una tarde de junio de 1789. Aquella espontánea decisión dividió a la era antigua de la moderna.
Por supuesto, las cosas son mucho más complicadas. Es cierto que la noche en la que la Asamblea Nacional derogó punto por punto los fundamentos del Antiguo Régimen fue alucinante —merece la pena detenerse en los discursos—, pero también que aquello era un teatro hasta cierto punto controlado. La lógica compulsiva de la Revolución depararía muchos más momentos fundacionales. Si tenemos que marcar el punto de partida para la auténtica modernidad, para la Gran Era de la Revolución Social, debemos mirar hacia el 10 de agosto de 1972.
¿Dónde reside la auténtica rebeldía, en la reforma legal o en la ruptura violenta con la tiranía? Es una buena pregunta para la que miles de universitarios y jóvenes tenían alguna respuesta. Brasil, como vimos hace algunas semanas a cuenta de Chico Buarque, no era una excepción: el país se había conducido hacia una dictadura militar y reaccionaria donde la libre expresión había quedado condicionada a la "estabilidad" de la nación. Si hablar era un peligro, razonaron ciertos artistas, lo más conveniente parecía dedicarse a componer música.
Caetano Veloso era uno de esos artistas. Uno que protagonizaría su particular "10 de agosto" artístico en la Universidad Católica de Rio de Janeiro. Reunido allí en septiembre de 1968 y en compañía de otros ilustres insurreccionarios estéticos e ideológicos, Veloso decidió interpretar una canción ataviado con ropajes chillones y extravagantes. Siendo plenamente consciente de ello, Veloso creó el momento fundacional, el hecho mitológico, de uno de los movimientos musicales más relevantes de la historia de Latinoamérica: Tropicalismo.
Su respuesta a la pregunta del párrafo anterior era clara: ni ruptura violenta ni reforma legal. Plumas y acrílicos.
Esta introducción es relevante para comprender lo que tres años después se convertiría en uno de sus discos más amargos, pero también más brillantes. 1968 marca el arranque del tropicalismo entendido como arco estético sobre el que pivotarían una pléyade de artistas —Os Mutantes, Gilberto Gil, Gal Costa— y como producto final, como LP. Fue en aquel verano cuando el hoy legendario Tropicália: ou Panis et Circencis salió a la venta, causando un quebradero de cabeza a los muchos otros disidentes políticos brasileños que, si bien firmemente opuestos a la dictadura, no creían que el arte o la imagen pudieran tener algún valor.
Más bien al contrario.
¿Qué debía hacer un marxista y un hijo del materialismo histórico ante un autodenominado artista cuando adoptaba las maneras frívolas de la burguesía más disipada? La universidad celebraba un concurso musical y Veloso, ya por entonces popular en los círculos del MBP y de la canción brasileña, optó por recoger y proyectar las lecciones del tropicalismo, acuñado hacía pocos meses. A saber: exceso cromático, fusión musical, vanguardismo sonoro y al mismo tiempo una mirada hacia las raíces. La vía brasileña hacia la psicodelia obligaba a romper con todo, en tanto que aquí la psicodelia era un —radical— principio político.
If you hold the stone (marinheiro só)
Hold it in your hand (marinheiro só)
If you feel the weight (marinheiro só)
You'll never be late (marinheiro só)
To understandIf you hold the stone (marinheiro só)
Hold it in your hand (marinheiro só)
If you feel the weight (marinheiro só)
You'll never be late (marinheiro só)
To understand
TL;DR = los jóvenes marxistas reunidos en la universidad no encajaron demasiado bien que la revolución, su revolución, se convirtiera en una feria de las vanidades. Abuchearon a Veloso, amagaron con iniciar un disturbio y marcaron territorio. La política es una cosa seria. Se hace con americanas de pana y camisas de trabajo, no con fulares, pantalones de campana y brillantina. Las siguientes actuaciones de Veloso y Os Mutantes quedarían marcadas por la misma tensión. Se convirtió en un proscrito de quienes deseaban monopolizar la resistencia.
Su historia es la de muchos pensadores o activistas heterogéneos. Veloso les acusó de conservadurismo —y llevaba razón—. Hay muchas formas de hacer la revolución, y una de ellas es provocando. La dictadura entendería esto de forma prístina. En tanto que su música estaba preñada de ideología y ansia de libertad, Veloso, junto a Gilberto Gil, fue arrestado primero y enviado al exilio después en 1969. Ambos terminarían en Londres en una época en la que Londres lo era todo.
¿Y qué hicieron allí? Pues deprimirse, como todos los exiliados. Caetano Veloso (1971) —su tercer disco homónimo— da buena cuenta de ello. Aunque no se cuenta entre sus obras más reconocidas por el canon histórico, Caetano Veloso (1971) es una obra capital para entender la evolución posterior de Veloso, hasta el punto de que es imposible entender Transa, su "gran disco", sin ella.
Lo que cuenta Caetano Veloso (1971) es ante todo la historia de una deconstrucción, de una simplificación, algunos dirían que de una regresión. Veloso se había destacado en sus inicios y durante los años posteriores por una música expansiva y extravagante, plagada de digresiones experimentales. Siempre divertidísima, siempre compleja. Aquella era al fin y al cabo la huella que el colectivo tropicalista pretendía dejar en el mundo. Cuando a Veloso la política le pasa por encima —y es algo que a todos los músicos activistas de los sesenta y setenta les termina sucediendo—, todo lo que antes era brillo se convierte de repente en mate.
Hoje longe muitas léguas
Numa triste solidão
Espero a chuva cair de novo
Para mim vortar pro meu sertão
Espero a chuva cair de novo
Para mim vortar pro meu sertão
Quando o verde dos teus olhos
Se espalhar na prantação
Eu te asseguro, não chore não, viu
Que eu vortarei, viu, meu coração
Eu te asseguro, não chore não, viu
Que eu vortarei, viu, meu coração
Su disco de 1971 son apenas siete canciones. En todas ellas, sin excepción, Veloso interpreta la guitarra acústica, algo para lo que no se sentía especialmente capacitado y a lo que sólo accedió tras la insistencia de su productor. Hay aquí trazos de la psicodelia y del surrealismo que preñaron sus trabajos previos —'Asa Branca' y los mordisquitos vocales, 'Maria Bethânia'—, pero también hay mucha desazón, mucho pesimismo, mucha morriña. Lo llamativo en este caso es que todos esos sentimientos se sintetizan en un disco luminoso. Veloso se ensimismó en largas composiciones repetitivas y le salió… Un folk de sobremesa.
De aquí surgirían dos hallazgos —cantar en inglés y tocar la guitarra acústica— y una canción —'London London'— que pasaría a formar parte de su repertorio clásico cuando la polvareda de su carrera se hubiera asentado. De los fastos del tropicalismo y las lentejuelas salió un disco honesto que a día de hoy mantiene una vigencia sonora y lírica muy emocionante. El ejemplo más paradigmático de ello es 'If You Hold a Stone', algo así como si Pink Floyd hubieran grabado Meddle en mitad del Amazonas. Veloso se rompe poco a poco en fiel reflejo de su alma. Era un hombre al que la política y la revolución habían derrotado.
A su regreso, sin embargo, Veloso había triunfado. La influencia de la escena musical británica permearía profundamente a sus trabajos posteriores y por extensión a los del resto de músicos brasileños. Aunque el legado histórico de Veloso haya quedado condicionado por sus éxitos tardíos y por su proyección global, ya en la década de los noventa, sus obras tempranas hablan de un músico total, henchido de inspiración y con una capacidad inventiva a ratos inagotable. Como Buarque, a Veloso se debe llegar. Te interese Brasil o no.
En ese sentido, su disco de 1971 es testimonio de su fase más introspectiva y de su talento para el solismo. Veloso lo definiría como un "testamento de la depresión". Lejos quedaba ya el hecho fundacional del tropicalismo, como lejos quedaba ya la ilusión de un Brasil liberado del yugo militar. Como le sucedería a todos los involucrados en el mito primigenio de la Revolución Francesa, Veloso fracasaría en su empeño por cambiar Brasil —y regresaría cuando la dictadura aún segseguiría uía en pie, hasta el punto de publicar un disco instrumentalizado sin éxito por el régimen: Transa, por la autovía Transamazônica—.
La épica política siempre es mucho más hermosa cuando se mira desde la distancia. Sus costes nos son para entonces ajenos. Por suerte, Caetano Veloso (1971) existe para dar buena cuenta de ellos.
Dice el refranero español que "mozo dominguero no quiere lunes". En Hipersónica, "Mozo dominguero" es una sección dominical presuntamente periódica donde Andrés P. Mohorte se para en discos concretos que le flipan sin más hilo conductor que sus ganas de que nunca sea lunes de nuevo.
La serie hasta ahora consta de:
#1: Chico Buarque - Construçao (1971)