Tier List 15 de abril: take my tears and that's not nearly all... Teitanblood, uooooh, teitanblood
Los discos de la semana, ordenados en cómodo ranking para que no tengas que pensar
Hi, personicas:
Nueva semana, nueva tier.
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Directo al EXCEL
Black Country, New Road - Forever Howlong
Género: guardiola hijo de puta
Podría incurrir aquí en el error de continuar la metáfora elaborada por Chou hace siete días y negar la mayor, aseverar que Forever Howlong, el tercer disco de Black Country, New Road, el primero sin Isaac Wood, solo es "el Manchester City sin Rodri" en la cabeza de un hombre sin imaginación, de un guardiolista, de alguien obsesionado con las estructuras, el orden, el fascismo. Podría hacerlo pero no lo haré.
Considero insultante que un disco tan rico e imaginativo como Forever Howlong deba rendir cuentas ante su pasado. Lo comprendo, pero lo desprecio igualmente. Es cierto que la sombra de Wood es alargada y que su aura atormentada dominaba las tonalidades de BCNR de un modo insoportable, hasta el punto de hacer inconcebible la continuidad del grupo sin él. Ante la huida hacia o la desaparición, BCNR han optado por la tercera vía: la colectivización. Frente al unitarismo individual de Wood, muy agudo en Ants From Up There, la cooperación y la democracia.
Forever Howlong es ante todo un disco plurivocal, compuesto y cantado a seis y ocho manos, en su mayor parte femeninas. Este no es un detalle trivial: allá donde Wood se arrimaba al tremendismo apocalíptico tan habitual de nosotros, machos, Georgia Ellery, Tyler Hyde y May Kershaw exploran similares temáticas —la soledad, la no correspondencia, la alienación— desde postulados más humanos, más realistas y más lúcidos.
En lo musical, esto se traduce en un catálogo de referencias renovado. Pasean por aquí Ray Davies y su mirada torcida hacia lo cotidiano, XTC y su empeño por retorcer y retorcer los arreglos de sus canciones, Kiran Leonard y su maximalismo pastoral, Cate Le Bon y su quietud barroca. 'Besties', 'The Big Spin' o 'Happy Birthday' subrayan lo que en las iteraciones previas de BCNR había pasado desapercibido: este es un grupo orgullosamente británico y aquí brilla en su mejor tradición.
Por extensión, BCNR es ahora también un grupo folk. Lo es en 'Two Horses', en la imponente 'Mary' y en ese impresionante pináculo llamado 'Nancy Tries to Take the Night', una canción por la que Isaac Wood se arrancaría las vísceras, sin duda el momento más emocionante de todo el disco. Es obvio que estas digresiones verborreicas les conducen a desatinos como 'Socks', a cierta madurez sobrevenida, a un sonido más geriátrico de lo recomendable.
Pero también lo es que muchos de estos defectos ya existían en AFUT y que cuesta mucho entrever una ruptura radical entre cosas como 'Salem Sisters' y 'Good Will Hunting', al margen de los méritos artísticos de cada una. BCNR ya era un grupo encaminado hacia estas latitudes bajo la batuta de Isaac Wood. El cambio real se produjo entre For the First Time y AFUT: Slint se habrían cortado las manos con un machete antes que tocar nada parecido a 'Concorde'.
Lo que aquí tenemos, en definitiva, es el crecimiento natural de un grupo que no necesita vivir a la sombra de nadie, una de las muchas direcciones probables que BCNR tenía en su abanico de posibilidades y, por encima de todo, un disco sobresaliente en sus propios y brillantes términos.
Aguante Black Country, New Road; Guardiola hijo de puta. (Mohorte)
Teitanblood - From the Visceral Abyss
género: capilla sixtina de lo oscuro
Teitanblood han construido desde hace tiempo una inmensa reputación como banda de culto en el metal extremo europeo, incidiendo cada vez más en un sonido intenso y oscuro que ante oídos de turistas se siente como una bola de ruido impenetrable. Pero son unos grandísimos arquitectos de lo brutal, estableciendo una escritura fina y trabajada sin dejar de moverse en un territorio lo-fi.
En From the Visceral Abyss pueden haber conseguido la producción más extraordinaria de su carrera, y aun así sigue sonando a un cañón que no se limpia tras cada explosión. Un death metal violento que toma sin pudor lo que quiere del black metal más incendiario, desde el que construyen piezas inmensas que no dejan apenas un solo respiro. De momento el grupo no concibe dar esos descansos, pero cuando crean temas destructivos con los riffs más extraordinarios, tocados a un ritmo perfecto, no son necesarias concesiones. Han creado una capilla sixtina de lo oscuro. (Black Gallego)
Barker - Stochastic Drift
Género: Modernismo y fractales
Durante la pasada década, el dúo formado por Barker & Baumecker (Sam y Andy, respectivamente) fue uno de los proyectos más estimulantes en lo referente al ambient/dub techno. Con un excelente equilibrio entre los armónicos, el sonido orgánico y ese sello alemán, austero y sofisticado, que aportaba Baumecker. Ahora, seis años después de su debut en solitario, Baumecker se adentra todavía más en los armónicos y en el desarrollo de la melodía, pero parece, voluntariamente o no, que absorbiendo durante este tiempo parte de ese lienzo que aportaba su compañero alemán. Tampoco es casual este sonido ni que esté afincado en Berlín.
Stochastic Drift es un disco ensimismado en la geometría, en un cierto minimalismo que dibuja sofisticación a través de sonidos angulares ('Difference And Repetition') que recuerdan a Oval. Un sonido puramente modernista, de vanguardia, en la que traza una intersección entre la IDM y todo lo que orbita alrededor del techno. No solo en esas aristas ambient o dub que dan valor añadido más allá del músculo, sino en las emociones y la dopamina, aunque no haya bombos, como en 'Reframing' y el trance que subyace.
Una bella interpretación que sale de un pasado más rítmico y centrado en la pista —como el debut como dúo y parte de lo que vino después—, con una suave evolución a terrenos de vanguardia sin necesidad de requerir del bombo. Jugando, a nivel de conceptual, en un espacio muy cercano a Alva Noto, pero marcando su propio camino, sin marcadores rítmicos claros. Aunque la parte más claramente ambiental tiene menos interés por ser zonas comunes, hay muchos quilates cuando se adentra en patrones más complejos. En los fractales de 'Cosmic Microwave' (¿no es esto heredero del Tour de France de Kraftwerk?) o ese inesperada salida jazzística al final, Barker se acerca, por ahora, a su propia cúspide en solitario. Donde las etiquetas desaparecen para dejar paso al arte sin trampa ni cartón. (Ferraia)
Los Thuthanaka - Los Thuthanaka
Género: Detritus futurista-andino-ancestral
Los hermanos Crampton nunca han sido criaturas corrientes. Elysia, más conocida, ha trazado una ecléctica carrera entre la electrónica progresiva, el deconstructed club, melodías chiclosas y unos ritmos andinos siempre latentes. Él, Joshua Chuquimia Crampton, ha utilizado su guitarra para generar muros de sonido saturado. Ambos se han complementado para generar un ente superior, Los Thuthanaka. Una locura densa, aún más saturada, aún más andina, y más adictiva que todo lo que hayan hecho. Un álbum atrevido, cruzando estilos que nadie salvo alguien que lo lleva en la sangre como ellos, de ascendencia boliviana, hubiera creado. Y ante todo, una locura inspirada de la que hay pocos precedentes, salvo las composiciones de Elysia Crampton, que años ha, desde su debut, ya había creado estructuras muy similares.
A ello le añaden esa distorsión y sonidos ultraprocesados (porque a priori hay todo tipo de instrumentación andina como el ronroco, que nunca suena nítidamente) que retrotraen al exceso con el que el Oneohtrix Point Never de 2015 empezó a abrir claramente el camino. Hacen de la saturación, la densidad y el collage su particular casus belli. Un detritus que por su composición, fácilmente generará rechazo, admiración o simplemente un NS/NC. Descoloca.
Como si de una mente preclara se tratase, lo de Los Thuthanaka a veces puede parecer ininteligible; tan ininteligible como algo futurista o como algo ancestral, fuera de coordenadas conocidas. Más allá de lo que el disco rezuma de primeras, hay un mejunje interesante como la experimentación y olor electroacústico de 'Q’iwanakax-Q’iwsanakax Utjxiwa' o cosas inclasificables pero altamente pegadizas como 'Jallalla Ayllu Pahaza Marka Qalaqutu Pakaxa'. Un ritual chamánico fuera de parámetros. ¿Electrónica? con un bombo real.
Un disco con partes más ¿convencionales? como 'Huayño', propio de Elysia en trabajos anteriores, y que tira mucho de un riff fácilmente detectable en 'Caporal “Apnaqkaya Titi”'. Y que seguirá después con 'Kullawada "Awila"' y su final extásico. Porque cada parte del disco sigue a la anterior; visto de forma integral, como un conjunto, hay tanto de psicodélico y espiritual como lo hay en cierta forma de mirada a Steve Reich. Una secuencia minimalista vertebrada por todo aquello que no esperas encontrar en un disco que lleva la electrónica por partes casi inexploradas. Sin renunciar, miles de capas mediante, a arquitectura que nos es conocida como el drone o ambient en 'Parrandita'.
En definitiva, el resultado podrá gustar más o menos, porque en muchos sentido habla un lenguaje 'ajeno' a la electrónica y rompe esquemas. Precisamente por ello, tiene valor. Utilizando parte de sus herramientas lleva ese espíritu de música andina, más rudimentario y menos 'avanzado' desde una perspectiva etnocéntrica, a cotas muy superiores. Una locura atrevida, difícilmente igualable y tremendamente creativa, que además fusila prejuicios. Un hackeo a todos. Ríete de Amnesia Scanner. Esto sí era la tecno-cumbia. El medio es el mensaje. (Ferraia)
Vanity Productions - An Eternity Still
Género: Ambientarro brutalista
Sin ningún tipo de prolegómeno, yendo directamente al grano, el nuevo álbum de Christian Stadsgaard, Vanity Productions, va directo a la parte emocional del cerebro con 'Sunblind 69', uno de esos temas ambientales que está bañado en un aura especial, con la clásica sección vocal femenina que susurra y una sensación majestuosa, mágica, pero también triste, flotando en el ambiente. Como un recuerdo lejano que se desvanece. Un arranque inmejorable para el que tiene todas las papeletas para ser uno de los trabajos de ambient del año. Si ya el curso pasado el danés dejó patente su calidad con otro disco muy notable, no ha esperado mucho para aparecer de nuevo en escena.
An Eternity Still apuesta fuerte en el terreno de las emociones, con una arquitectura sonora brutalista, de la que te pone recto rápidamente. Dosis de drone que fascinan en 'Vanishing Point' por su grosor, pero también por esa sensaciones que genera su sonido en la cola final de la melodía. No es casual que en esa fina línea de drone poderoso y noise, haya colaborado con pioneros del ruido como Merzbow. Un álbum de pocos contrastes, donde se impone una bruma que acongoja, pero que deja también en el camino, entre las capas, algunas tonalidades más cristalinas y que sobre todo se aprecian cuando Stadsgaard baja (algo) el pistón. Lentísimas progresiones, necesarias así para que piezas como 'Slow Oscillating Void' puedan recrearse y enfatizar.
Un álbum que muerde y atenaza, pero que deja un reguero de pura evocación; de mirada al pasado y al vacío. Publicado por el sello madrileño Polymorphism, sello joven que para esta serie está publicando estos años con un misma línea de diseño en el artwork. Centrado en productores de diferentes culturas (aquí la italiana Ireen Amnes y el iraní Farzané) y cuyos ingresos van destinados a ONGs por la justicia social y el medio ambiente. Todo en su sitio. (Ferraia)
Discos que SÍ
Lonnie Holley - Tonky
Género: Lonnie Holley
'Oh Me Oh My', el anterior disco de Lonnie Holley nos quitó el aliento de tal forma que lo único que adivinamos a preguntarnos era de dónde coño había salido un tipo que a sus más de setenta años había pasado absolutamente por debajo del radar (salvo si acaso aquel disco compartido con Matthew E. White) y conseguía parir semejante monstruosidad en la edad en la que le tocaría jubilarse. El motivo podía ser que su talento no había sido suficientemente reconocido nunca o, quizás, que en un momento puntual de la vida del artista se alinean unos astros que jamás podrán volver a habitar juntos. Necesitábamos, pues, una respuesta. Algo que nos ayudase a distinguir una injusticia vital de un golpe de suerte. Y la respuesta es 'Tonky'.
Por no alimentar más una intriga absurda, que el talento de Holley es mayúsculo lo demuestra ya el primer corte de 'Tonky'. 'Seeds', un sermón de más de nueve minutos de crescendo tenso que bien podría haber sido el padre de la mitad de la carrera de Nick Cave nos hace dar saltitos de emoción en el banco de la iglesia a la que nos ha llevado este demente. Carreras enteras buscando una respuesta que solo él tenía. Un tema tan redondo que seguramente tenga como único inconveniente que, tras esto, es imposible sostener el nivel. Y lo es. Pero no caigamos en dramas. 'Tonky' mantiene una pujanza estupenda durante su extenso repertorio, plagado de colaboraciones.
Unas colaboraciones seguramente más anónimas que en su anterior álbum (ni rastro de nombres de la talla de Michael Stipe, Sufjan Stevens o Sharon Van Etten por aquí) pero que consiguen complementar estupendamente la figura de un Holley que, por otra parte, defiende en temas como 'Protest With Love' su capacidad para atraparnos sin ayuda de nadie. La suma de Alabaster DePlume, Isaac Brock (que no Wood, no confundamos, que está la cosa calentita) o Billy Woods a la musa de Lonnie Holley convierte su nuevo disco en otro imprescindible más. (Chou)
Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs - Death Hilarious
Género: lo divertido de lo guarro
No debería haber situación de engaño con un grupo como Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs, tan convencidos en su propia eficacia con su propio sonido que optan por moverse lo menos posible del mismo. Que la colaboración con El-P en la estupenda ‘Glib Tongued’ no lleve a engaño, pensando que su stoner metal va a empezar a deformarse hacia otros géneros como el hip hop. Es un destello tan puntual como inspirado.
Y encaja igualmente en un Death Hilarious que, de nuevo, es efectivo a rabiar. El grupo asume su propia condición de herederos de Melvins intentando ver hasta donde pueden llegar con sus guitarras sin tocar demasiados elementos. En este disco consiguen llegar a espacios estupendos además de divertidos en su faceta más fangosa y trotona. Es imposible ponerles peros si siguen entreteniendo así. (Black Gallego)
Eletun Selona - Infinita Series
Género: Ambient techno para darle GAS al alma
Después de varios epés y sencillos del año pasado de los que dimos cuenta en el Cargamento de rigor, el último día de marzo vio la luz el debut póstumo en formato LP de Eletun Selona. El enigmático productor, tristemente fallecido el año pasado, llevaba con su compañero Martinou el sello sewer sender. Ahora, Martinou ha decidido cerrarlo, y lo ha hecho de la mejor forma posible, dando sepultura a la última referencia del mismo con el trabajo en largo de su amigo, finalizado también con las aportaciones de sus amigos. Una referencia que culmina años de buenas y selectas producciones del sello, y que acaba con esta casi obra coral. Qué mejor que cerrar el ciclo con este LP de uno de los fundadores, y que facturó algunas de las mejores referencias del sello. En este Infinita Series, Selona tira de un ambient techno fantasmal, una pulsión que poco a poco va ganando cuerpo en el desarrollo del disco, con piezas como 'Ins' siendo una de las primeras que subrayar. Desde ahí, tenues progresiones para ir marcando el ritmo, con patrones hipnóticos que recuerdan a GAS, y en los que el colchón ambiental se encarga de darle ese tono evocador.
Desde ahí, Selona va ampliando la paleta de colores, mostrando su ambivalencia para a partir de esa misma materia prima, ir hacia temas donde hay más detalles ('limoas') en la base, o hacia otros donde es el eje ambiental el que le da todo al oyente ('samlad'). Aunque sin duda, donde más estimula el disco es cuando el productor sueco imprime una marcha más, similar a The Field, como 'Lima', con un sonido menos orgánico; cuando salta a la superficie. Y ahí, el tema de cierre, 'Breathing Quieter' es fantástico. Vocal sugestivo, atmósfera para levitar y una elegancia exquisita. Fantástico y a la vez triste final para que quede grabado como memoria infinita del sello y del artista. Un viaje que deja huella. (Ferraia)
Discos que OK
Bon Iver - SABLE, fABLE
Género: el disco más maduro de Bon Iver
Sin ser el tipo más rupturista del artisteo, a Justin Vernon no le gusta demasiado pararse en una propuesta musical. Dentro de su apuesta personalísima y perfectamente distinguible, Bon Iver ha ido pariendo discos que han ido navegando entre la música de autor más folk, la electrónica o lo experimental. Ha optado por parir discos desnudos de artificio u otros mucho más ornamentados y barrocos. Los ha llevado al directo tanto en solitario como con propuestas de danza o teatrales en las que él no parecía mucho más que un músico invitado. Ahora, en su quinto disco de estudio (sí, un dato conocido pero que cabe recordar cada poco tiempo, dado el enorme peso de la influencia de Vernon en su época con una producción relativamente escasa) los caminos lo llevan a senderos más soul o incluso jazzísticos.
'SABLE, fABLE' resuelve su ansia exploratoria con resultados en general satisfactorios, más allá de alguna excursión que más le valdría haberse ahorrado. Ese Bon Iver de alma negra que prometemos no llega en la primera parte del disco. 'THINGS BEHIND THINGS BEHIND THINGS' y 'SPEYSIDE' recuerdan un tanto al Vernon de toda la vida, lo hacen con la misma impresionante capacidad de emocionar con la que las secciones a capella de 'AWARD SEASON' consiguen hacerlo también (a pesar de naufragar en la sección melódica, con unos vientos en los que Bon Iver insiste en errar).
En la segunda parte del disco la presencia R&B se hace mucho más presente, como se ve en su mejor versión en 'Everything is Peaceful Love', seductora hasta la saciedad. Aquí, aunque Bon Iver defiende con seriedad y eficacia su versión más madura, más pausada en 'Walk Home', hay pasajes en los que el disco hace augas, como en 'From' o en esa fallida colaboración con Danielle Haim bautizada 'If Only I Could Wait', de la que uno huye ya en los primeros acordes. Nada lo suficientemente grave como para no poder poner en valor la capacidad de Bon Iver de movilizar de nuevo un incontable puñado de críticas positivas y una nueva subida de peldaño en la trascendencia de su carrera. (Chou)
DJ Koze - Music Can Hear Us
Género: La primavera llega, pero le falta baile
En la cumbre de esa electrónica accesible, de buenas vibras y con sus derivaciones house suaves, el germano DJ Koze siempre es un valor seguro. En este cuarto disco, Koze se rodea de Damon Albarn o Sofia Kourtesis, entre otros. Colaboraciones de pedigrí, que ya son tradición, para darle empaque a un disco que ya en sus primeros tramos muestra de nuevo que esa ornamentación primaveral y psicodelia ligera serán ejes vertebradores. Todo para cumplir con ese característico toque buenrollero, que huele a previos de verano y largos atardeceres.
Otro disco largo, que en cambio, esta vez tiene menos temas orientados claramente a la pista de baile, aunque siempre haya alguna excepción, pero sin volverse loco. Está 'Brushcutter' para cubrir el cupo y 'Buschtaxo', donde Koze suelta esa elegancia marca de la casa. Lo cual, por cierto, llega a final del álbum. En toda la parte que les precede, el alemán decide invertir esos toques ligeros, a veces oníricos, en temas más orientados al pop. Que no se puede negar que suenen mal, pero que despojan al LP de esa rama más bailonga de la que da cuenta sobre todo en el tramo final. Durante la mayor parte, sobre todo en las colaboraciones, acaba tornándose un disco demasiado denso. Lástima que no hubiera apostado más por la filosofía tan juguetona y vivaraz que rezuma 'Aruna'. (Ferraia)
Discos que MEH
The Mars Volta - Lucro sucio; los ojos del vacio
género: anticlímax
La manera en la que The Mars Volta ha buscado sorprender no ha sido sólo cambiándose a sí mismos, si no también intentando dar la sorpresa. Algo que se ha trastocado por completo en el caso de su último disco, Lucro sucio; los ojos del vacio, filtrado desde hace meses y con los propios músicos dando copias gratis a quien se les cruzaba porque total ya daba igual.
Eso ha provocado que el disco se sienta aún más anticlimático de lo que ya es de base. Omar y Cedric se sumergen en una psicodelia electrónica y pop que en ocasiones, de tanto enfatizar los sintetizadores, parece una distorsión de un disco synth ochentero. Al menos hasta que deciden volver a retomar esos sonidos latinos que suenan más como una continuación de The Mars Volta (el disco).
Un disco que, de tanto enfatizar lo atmosférico, renuncia por completo a cualquier aspecto de espontaneidad e, irónicamente, incluso sorpresa. El grupo se sitúa en justo la área que sus mayores detractores han defendido que siempre se han situado: ensimismados, indefinidos e incluso frustrantes. Sus momentos más lúcidos y hasta estupendos acaban siendo en esos momentos más continuistas con respecto a lo anterior, que es justo lo que menos querría uno resaltar de un disco de The Mars Volta. (Black Gallego)
Yann Tiersen - Rathlin from a Distance / The Liquid Hour
Género: no sé, alguno
No llevo el disco de Yann Tiersen al NO porque de las 20 veces que lo he puesto con la intención de prestar atención y saber si estaba o no a la altura de su carrera (o a la bajura, si sois haters), ni una sola he acabado prestándole atención más allá de 10 minutos. Da igual qué diez minutos, lo ponga donde lo ponga, Rathlin from a Distance/The Liquid Hour tiene el don de hacerse invisible, de vivir en segundo plano. ¡Qué "en segundo"! En cuarto, quinto o sexto.
No me ayuda a resolver nada de esto saber que es un disco gestado en los meses que Yann Tiersen se pasó viajando en barco. Sé que aquí pasa algo, pero ¿qué pasa? A saber...
Así que, a lo tonto, ha demostrado ser cojonudo como colchón de la nada absoluta que es la vida a veces, pero aún es pronto para mí para entender si es consecuencia de que también es la nada o de que toca las teclas (ueeee) adecuadas en el terreno de la medianía. Podéis hacer la prueba que hice yo: en todos los momentos en los que lo pongas, incluidas videollamadas de negocios, a nadie incomoda ni nadie parece darse cuenta de que está ahí, sonando, flotando.
Quizás porque no lo está. No sé. (probertoj)
Discos que NO
Sleigh Bells - Bunky Becky Birthday Boy
Género: Gente mayor que quiere hablarle a la chavalada en su idioma
El debut de Sleigh Bells me pareció majo. O eso creo recordar, tampoco penséis que he vuelto a él casi nunca. Pero yo qué sé, juraría que me pareció fresco. Algo deslavazado pero atrayente. Una maraña de ruído con salidas pop luminosísimas como aquella 'Rill Rill' que seguramente aún hoy sea santo y seña del dúo de Brooklyn. Desde entonces han pasado quince años y es probable que Sleigh Bells y yo no nos hayamos vuelto a cruzar palabra. Y como las cosas que no ves tú parece que no las ve nadie, lo primero que me ha llamado la atención, básicamente, es que Sleigh Bells sigan existiendo. Y no sólo eso, sino que además saquen música nueva. ¿A qué suena aquella bola de nieve caótica hoy en día?
Pues a pop-rock adolescente trasnochado. Al menos, al pop-rock de cuando Sleigh Bells eran adolescentes (el mismo que el mío, vaya). A unos Avril Lavigne multiplicados por dos, con todo lo que esto pueda doler a alguno en la redacción. Cortes como 'Wanna Start a Band?' o 'Roxette Pic' navegan entre la vergüenza ajena y la mediocridad sin decidirse del todo por una de las dos. Quedándose con ambas al final, de la misma forma que otros temas como 'Can I Scream' o, madre mía, 'Badly' una especie de himno generacional wannabe para aquellos que quieran recordar con emoción aquellas noches en las que tan lejos parecía estar la pastilla del colesterol. (Chou)
Felix da Housecat & Chris Trucher - 2Thousand1 (An Electro Odyssey)
Género: La caja de los horrores electro
En los últimos años estamos viviendo una notable hornada de productores electro, lo que a veces no es óbice para que uno se pueda hacer ilusiones ante el regreso de viejos insignes como Felix da Housecat. Pero esto con Trucher es un refrito sin gracia, con una sonoridad vulgar, al menos para quién es el primero. Un EP de tres temas que de odisea tienen poco. Odisea fatal. Electro pésimo, circa tops de Beatport 2005. (Ferraia)
Mizmor & Hell - Alluvion
género: DENSIDAD
(Black Gallego)
Varios - Super H (Homenaje al Super 8 de Los Planetas)
Género: Prefiero bollitos
Como solemos hacer con los discos tributo, vamos con la tier dentro la tier (lo que, sin duda, los fans de La Patrulla Canina-Movistar conocen como "la fuga de la fuga"):
EXCEL:
Ramper, que no están, pero deberían. Intolerable omisión.
La portada de Aramburu, que tampoco se vende sin discos. Que alguien en Granada haga cerámicas de esto y nos avise, por favor, gracias.
Sí:
TAB, que no en vano podrían explicar toda de su carrera como “variaciones de 'La Caja del Diablo’” y, aún así, deciden no liarla cuando les tocaba justo esa.
Marcelo Criminal escoge 'Rey Sombra' para tocar y cambiar sólo lo que la va a llevar a su terreno (incluso en la letra; precioso, y claremontesco, añadido final). No la escucharemos mucho porque no somos Marcelistas, pero aquí se ha ajustado el traje de esta canción tan a la perfección como le pueden quedar los trajes a él.
OK:
Carolina Durante haciendo lo justo para no cargarse 'De Viaje' a pesar de intentar su habitual táctica hooliganesca, y de que les salga infinitamente más blanda de lo que 'De Viaje' debería ser. El tramo final que se lo metan por el riau, eso sí.
Melenas, intentando un acercamiento de 'Jesús' a su zona actual, pero sin romper del todo lo que hacía especial como hit sentimental a la original. Todo el rato a puntito de irse al MEH, todo el rato sin caerse del alambre.
También Las Dianas, demostrando por oposición que 'Brigitte' era realmente especial porque Fino Oyonarte ajustó Super 8 a tener la electricidad y el ruido que necesitaba. Y que cualquier otra cosa, incluso el labuenavidisimo tardío, la habría dejado en OK sin más.
MEH:
muy normalitos El mató a un policía motorizado, casi como si fueran La Habitación Roja a la altura de Largometraje.
Los Punsetes, que para una vez que pueden hacer de Los Planetas sin miedo, deciden hacer de Los Punsetes del LPIV; y eso debería darles mucho miedo.
NO:
Depresión Sonora, insistiendo una y otra vez en su dislate habitual pero esta vez consiguiendo que 'Qué puedo hacer' sea una canción que te quieras saltar.
Cala Vento: NO está bien; de hecho, es un puto horror (ya lo que les faltaba a éstos en su decadencia era teclados AOR).
Alcalá Norte, el grupo al que le habéis reído todas las gracias (que no tenían ni pizca de idem) y que ahora os lo va a devolver en forma de mediocridad, tristeza infinita y la horrible sensación de que quieren ser la novia en la boda, el muerto en el entierro.
(probertoj)
Si es lo que quieres que nos pase, eres un valiente hideputa, pero, aun así, te respetamos por seguir suscrito a la parte gratuita de la niusleter. No somos personas rencorosas.
Aunque… cuando toque la purga, ándate con ojo.