Tier list cine y series de diciembre: ruido blanco, un viaje a París, un Pinocho que no da pereza y el primer Excel de 2023
Las series y películas del mes, ordenados en ranking para que no tengas que pensar.
Hi, personicas.
Del repaso del año se quedaron algunas cosas colgando. Algunas también muy buenas pero que no llegaron a pasar el corte, y también unas cuantas no tan buenas. También empezamos a mirar un poco este año con uno de los primeros estrenos (¡que además es Excel!). Vamos al lío.
EXCEL
Confiesa, Fletch
El Peak Streaming y la obsesión por la propiedad intelectual ha llegado a tales absurdos que a Jon Hamm lo pueden colar como reemplazo de Chevy Chase en una comedia sobre un investigador lenguaraz algo palurdo, la estrenan sin promo en una plataforma que nadie tiene (y en lugares como España al VOD menos ceremonioso)... y encima es buena.
Tiene la intriga bien medida con el misterio, Hamm recupera su habilidad para la comedia sin caer en el bobalicón guapo que a veces hace y su comedia de improvisación ofrece diálogos muy divertidos. Es elegante, ingeniosa y te ríes con ella. No se merece ser fondo del fondo de catálogo.
En alquiler.
El menú
Entra sin conocer mucho. Concédete, si acaso, que te van a lanzar una mordaz sátira sobre el mundo de la alta cocina y los clientes ricachones que lo puebla realizada por uno de los principales responsables de Succession. Ese es el punto de entrada a una película tremendamente afilada y divertidísima además de cafre, un elemento extraño en el cine comercial moderno que busca ser ejercicio de género camuflado de peli de prestigio.
Pero, además de un reparto inspiradísimo que da con esa tecla, Mark Mylod acaba haciendo la película que todo director con ganas de reencontrarse con la pasión por el arte quiere hacer tarde o temprano. Y resulta deliciosa sin necesidad de restregártela en la cara. La comida más completa en una de las sorpresas de la temporada.
En cines.
Mantícora
Carlos Vermut ha elegido un terreno muy resbaladizo con el que intentar hacer una compleja e incómoda película que no busca ni juzgar ni tampoco justificar al denunciable personaje que la protagoniza. En tiempos donde El Discurso se lanza al destrozo a poco que no le dejen clarísimo la moral que trata de defender.
Podría haber salido muy mal, pero encuentra la manera de conectarte con esta historia, con los personajes que la pueblan, con una inusitada austeridad muy cuidada que, cuando menos te lo esperas, te logra arrinconar. Puede tener un envejecimiento rápido y peligroso, pero de momento en primer contacto es una obra impactante.
En cines.
The Kingdom Exodus
Con Lars Von Trier uno nunca puede esperar algo cómodo y sencillo (o incluso aceptable, artística o moralmente, ahí La casa de Jack). Sin embargo, volver este año a ver su serie The Kingdom, la Twin Peaks europea para algunos, resulta más reconfortante de lo que realmente es una mezcla de comedia muy absurda e incorrecta con terror sobrenatural inexplicable además de desagradable. Su sátira de los dramones médicos era también una apasionante disertación sobre la soberbia, el caciquismo o el aparentemente irresoluble choque entre ciencia y fe.
Una tercera entrega décadas después, con el cineasta plenamente cambiado y con el misterio debidamente dejado en el aire con las dos temporadas anteriores, era toda una osadía. Aun así, Exodus nos ofrece de nuevo una serie que es rara avis en la televisión actual, con la misma sátira médica, la fotografía amarillenta (casi como ver todo a través de un frasco de pis), humor aún más incorrecto y el elemento sobrenatural realizando de manera más punzante.
Reconfortante y, también, sorprendente gracias a su componente meta que hace un autoremake perverso en todos los aspectos (hasta los monólogos finales de despedida de Trier) y de una inesperada melancolía propia de alguien viendo el propio final de su etapa creativa e incluso vital (el danés reveló hace poco su diagnóstico de Parkinson). Es el visionado más extrañamente cómodo que me he encontrado este año. También el más extrañamente cómodo en una filmografía como la de Lars.
SÍ
1899
En un interesante ejercicio de antialgoritmo, los artífices del éxito de Dark parecen retorcerse a gusto intentando que su nueva serie transmita una sensación abrumadora por sus conceptos de ciencia ficción complejos y tramas enrevesadas que vas a tener que diseccionar con papel y boli tras cada episodio. Sin embargo, 1899 es más accesible de lo que podríamos (y ellos podrían) esperar. Su estructura y observación de los personajes la hacen más heredera de Perdidos de lo que muchos están dispuestos a reconocer, y subyace suficiente emoción en su apariencia gélida para que no estemos ante la sensación de estar viendo deberes.
Sigue siendo elegante además de hermética con su rompecabezas, pero se acerca más de lo que esperas a un visionado confortable, llegando a perdonarle momentos donde sientes que no vas a ningún lado o cierto estiramiento excesivo que deja una cuesta ligeramente elevada. Aunque bueno, igual no importa nada, porque realmente ya no va hacia ningún lado tras ser cancelada. ¡UPS!
Broker
Hirokazu Koreeda sigue a la suya con el mismo tipo de película que, digamoslo claro, es innegable que hace mejor que nadie. Nadie saca tanto provecho de una misma temática, enfoque y hasta tono, incluso aunque su aventura surcoreana le lleve por el thriller suburbano truculento.
No parece esto último, ya que prevalece su habilidad para encontrar la luminosidad y la ternura hasta en los puntos más oscuros del mundo. De nuevo familias encontradas que te cuenta con tanta empatía que nunca te cuestionas la moralidad de lo que están haciendo y te saca lagrimita. Es tier SÍ en lo suyo, pero una de estas cada Navidad se agradecen siempre.
En cines.
El viaje a París de la señora Harris
No os voy a engañar: si ves el tráiler ya tienes la película que te vas a encontrar. Una peli de señoras y de tacitas que no quiere otra cosa que ser un rato agradable en el que estar entre algodones durante dos horas. Para muchos no significará nada. Otros se sentirán como los que vitorearon en cines con Spider-Man al ver momentos donde Leslie Manville se ve maravillada por vestidos y el funcionamiento de un taller (con planos de dolly que parecen Spike Lee descubriendo el género tacitas) o que hasta el personaje de Isabelle Huppert termina contagiado por el espíritu bonachón de la peli. Es realmente satisfactoria en su manera de enfocar una historia intrascendente como si fuera el cuento de hadas protagonizado por la hada madrina.
En cines.
OK
Mythic Quest: banquete de cuervos
Una segunda temporada más completa con un final tan rotundo sonaba a cierre estupendo para una atrevida comedia de oficina que señalaba los disparates de la industria del videojuego. Pero la tercera temporada ha llegado intentando buscar un nuevo rumbo y dirección, dando espacio a los personajes para el descubrimiento. No ha funcionado tanto como le gustaría.
Sus personajes son lo bastante efectivos para ir funcionando en diferentes combinaciones, pero la fractura buscada tras el final de temporada anterior impide que funcionen de manera más orgánica. Sigue teniendo sus momentos divertidos, aunque los especiales (el bottle episode de historia de origen, el de Navidad) lucen menos que de costumbre. Cumple y entretiene, pero le ha costado sostener el furor inicial.
Pinocho de Guillermo Del Toro
Una exquisitez de animación artesanal en stop-motion que trata de diferenciarse de otros relatos cinemáticos de Pinocho enfatizando las raíces del cuento original. Es decir, más oscuridad, más muerte y más fascismo. Vamos, ideal para un Guillermo Del Toro que se mueve aquí en su área más conocida, la fantasía bonita de El laberinto del fauno o La forma del agua donde los verdaderos monstruos son los fachas. Debo decir que ese Del Toro es el que menos me entusiasma y más simple me parece, por lo que no me conmueve tanto como podría hacerlo a cualquier otro. Así que podéis tomar este OK con pinzas si queréis.
Robert Downey Sr.
Tiene lo suyo que alguien que ha convertido su carrera en un ejemplo de alergia al riesgo como Robert Downey Jr. decida remarcar lo valiente y experimental que era la carrera de su padre a través de una pieza documental que busca ser tanto hagiografía como preparación hacia el final del camino. Pero, a pesar de las intenciones tiernas, sus intentos de coprotagonizar esta historia terminan diluyendo cierta credibilidad del ejercicio que podía haber sido calentamiento por el duelo además de celebración de un cineasta único. Al menos por esa parte cumple, creándote curiosidad por sus películas y su manera de ver el cine.
MEH
Al descubierto
Vaya por delante que resulta encomiable hacer una denuncia de los abusos de Harvey Weinstein en Hollywood desde un thriller periodístico de prestigio dentro del propio Hollywood. No obstante, que opte tan abiertamente por el tono Spotlight expone un poco sus carencias respecto a ella.
Su trazo del problema es muy grueso, lo que sirve para que el mensaje quede machacado y claro pero se pierda relato de terror, y al mismo va con mucho cuidado de limitarse a Weinstein. Luego la vida privada de las reporteras sale y desaparece del relato a conveniencia y sin que dé poso a la historia. Si al menos tuviera alguna decisión creativa remarcable podría colar lo del prestigio, pero se queda corta en eso y en ser thriller adulto y social de ambición mainstream.
En cines.
Matilda, de Roald Dahl: El musical
La verdad, podría soltar aquí una parrafada sobre cómo Netflix ya hace todas sus movidas juveniles con el mismo molde generado por IA, que desluce hasta lo que debería ser un musical fantasioso divertido para toda la familia y que arruina un diseño de producción muy loable. Pero nada de lo que ponga puede llegar al fabuloso dadaismo de esto:
Nanny
El terror a veces puede ser la manera más directa de vender una historia demoledora, como puede ser la de una niñera inmigrante tratando de sostener su familia desde la distancia mientras trabaja demasiado para cobrar muy poco. Y digo vender para que nosotros entremos en la historia, pero el caso que nos ocupa parece más referido a que los elementos de terror ha llegado a posteriori para que se diera luz verde la película. Es un poco la explicación que se me ocurre para esos detalles sobrenaturales tan desganados y pobres en medio de un drama que no anda escaso de puntos de interés, pero se desencaja por su naturaleza indefinida.
NO
Miércoles
Que Tim Burton haya llegado a un punto de desgana tan severo facilita que le pase por encima el factor pereza de Netflix. La estética está ahí mayormente, pero tanto ella como el tono quedan aguados por el algoritmo y la compresión del streaming, haciéndola casi imposible de diferencia de la enésima producción juvenil de la plataforma más allá de que tiene la propiedad intelectual de los Addams y movidas sobrenaturales (¿seguro que no tenían ya una de esas cubriendo el cupo? Imposible de recordar en caso de que sí). Vamos, que estaba destinada a petarlo.
Hacia la libertad
La presencia de Will Smith (cuyo bofetón de putotarado ya parece haber quedado en anécdota) es casi el único motivo que lleva a esta película a ser relevante. Pero resulta que él no es siquiera el menor de los problemas (de hecho, no es ni uno, pero tampoco una solución) en una película que no termina de explotar ni en el drama de prestigio sobre la esclavitud ni en el thriller de supervivencia barato que ofrece los ratos más entretenidos. Antoine Fuqua se cree Ridley Scott para poder equilibrar los dos, pero siempre fue más Tony Scott, un especialista en lo segundo. Aunque es más irregular que ambos (que ya es decir), llevando a que sus pelis malas, como estas, dejen más sensación de fatiga.
Ruido de fondo
La novela de Don DeLillo ha tenido siempre una reputación de obra inadaptable que no invitaba al optimismo para este proyecto, donde Noah Baumbach se sale de su zona de confort y prueba a intentar hacer cine de gran escala. Su sensibilidad (en parte muy marcada por lo que podríamos llamar "intelectualismo tontuno") no encaja ni en esa clase de cine ni tampoco en esta historia, que se desarrolla algo desencajada y fallida en su intento de hacer humor de la ansiedad ante una pandemia.
También hace chanzas con nuestra necesidad de esos elementos de distracción, ese ruido blanco que, irónicamente, viene dentro de una plataforma de streaming que se ha vuelto uno de los mayores ejemplos del ruido de fondo moderno. No resulta tan interesante, al igual que fallan sus amagos hacia el Steven Spielberg setentero creando una ciencia ficción humana aunque ambiciosa. En general te deja la sensación de que Baumbach sabe donde tienen enterrados los cadáveres los jefazos de Netflix.
Trol
Una diversión descerebrada nunca viene mal. Pero cuando todas las decisiones que toma que no son el monstruo terminan pareciendo manufacturadas por el algoritmo de ChatGPT digamos que es complicado dejarse llevar por la atracción. Anda que no molaría una peli de tarde mezclada con folklore noruego, pero se queda en la idea.
Venus
Aquí me lo podéis coger con pinzas perfectamente, porque de Jaume Balagueró hay poquitas que me hayan entusiasmado de verdad y muchas que me han irritado. Quizá por ello no he terminado de entrar en la supuesta verbena que muchos han visto en ella (hay ratos muy juguetones y deseas que la película sea eso todo el rato), y me he quedado más en las diferentes películas que intenta mezclar sin demasiado éxito.
Que no es la primera vez que lo intenta (casi se puede argumental que REC hace lo mismo), pero me sobra tanto la parte criminal que absorbe la mayor parte de la cinta que se diluye todo lo demás y se carga la posibilidad de una mezcla orgánica. Con todo, este NO igual si vale la pena verlo.
En cines (creo).