Tier list cine y series de enero: acción molona, pelis de Oscar, sensaciones adolescentes, terror, Star Wars...
Las series y películas del mes, ordenados en ranking para que no tengas que pensar
Hi, personicas. Conforme acabe el mes, hacemos un repaso de los estrenos que hemos visto y nos han gustado más o menos. Igual encontráis algo que os interese, o igual os vale para confirmar que estamos tan ciegos como sordos. Sea lo que sea, sacamos unas cuantas cosas guays (incluyendo un par de Excels en el apartado de acción) y unas cuantas decepciones.
Como siempre, primero la imagen.
EXCEL
El pacificador
No hay espacio al equívoco, aquí hay una serie de James Gunn de principio a fin. Aprovechando la fiebre del streaming y su necesidad de sacar contenido derivado a toda costa, Gunn coge el cheque en blanco concedido en El escuadrón suicida y pone el foco en uno de sus personajes más reprobables. Lo hace para hacer otro encantador e incorrecto relato de inadaptados, de familias encontradas, del retorcido sentido del vigilante superheroico y de estar jodido más allá de lo reparable -aunque valga la pena el intento-. Con más limitaciones para hacer despiporres violentos, la cosa suma un toque modesto y entrañable, que unido a la exploración psicológica del personaje central hace que el resultado se acerque más a Super -lo cual es estupendo, Super es su mejor película-. Suma una ácida crítica a los perniciosos métodos de trabajo de las agencias de inteligencia gubernamentales y una secuencia de introducción que es LO MÁS TOTAL, y tienes un pepinazo de glam metal disfrazado de serie de superhéroes.
One Shot (Misión de rescate)
Se ha asumido que los grandes espectáculos de acción están reservados para los blockbusters multimillonarios, pero tenemos múltiples ejemplos de cine en los márgenes que consigue cosas igual de impresionantes o más. Ahí está Scott Adkins, la cara visible de varios de los mejores trabajos del cine de HOSTIAS, buscando siempre ofrecer un chute adrenalíticio en forma de actioner de serie B siempre mejor de lo que su condición sugiere. Ahora lo hace junto a James Nunn en un plano secuencia de 90 minutos, que reduce el número de tollinas por los tiroteos, y encuentra un perfecto punto medio entre 1917, Asalto a la comisaría del distrito 13 de Carpenter y el Call of Duty. Al final, el gimmick visual es sobre todo el mayor argumento y también lo que limita algunas de sus posibilidades, pero está hecho con un brío excelente, con momentos que van a dejar expuestos a casi todos los terceros actos llenos de CGI que vamos a ver este año.
En cines.
SÍ
Archivo 81
De vez en cuando al algoritmo se le escapan algunas bonitas rarezas, como ha sido el caso de esta serie de terror que viene de la factoría de terror de James Wan. Aunque el grado de Wanismo aquí es reducido, en su lugar encontramos una serie reposada, inquietante -más próxima al libro de estilo de Mike Flanagan, pero sin monólogos-, que adapta un podcast en el que un archivista debe restaurar unas cintas que desvelan la investigación de una joven de una extraña organización. Thriller analógico y cinéfilo, con sus toques de Impacto o Tesis, terror de sectas como la reciente The Empty Man, ambientación exquisitas, pocos sustos y criaturas locas. Al final el algoritmo la obliga a alargarse más de lo necesario, pero tiene detallitos de estilo muy personales y una clara devoción por el cine de género. Es difícil decirle no a una de estas de vez en cuando.
El callejón de las almas perdidas
Guillermo del Toro es mucho más interesante cuando se mete en harina con material pulp que cuando trata de revestirse con prestigio. La promoción está dando a entender que este remake del clásico noir de 1947 cae más en lo segundo que en lo primero, lo cuál es erróneo. El mexicano muestra un mundo que rezuma maldad, y cuenta la tragedia de un trilero que busca morder más de lo que puede -o le dejan-. Una narración tan elegante como morbosa, que no escatima en bebés conservados en formol ni en reflejar los aspectos más oscuros de sus personajes, propulsa todo lo posible una historia tan entretenida como demasiado larga -y también algo desbarajustada en su tercer acto-. No es conveniente predecir el futuro de las películas sin tener certezas en la mano, pero existe la posibilidad de que esta sea una de sus películas que más sean apreciadas en el futuro.
En cines.
Los Gemstone
Si están con síndrome de ansiedad de Succession, el mejor equivalente a la metadona que puedes encontrar también está en HBO, con la segunda temporada de este drama de Danny McBride. Más claramente cómica y prestada a lo escatológico, este retrato del mundo de las macroiglesias evangélicas también ambiciona hablar de imperios familiares perniciosos, de aspirantes a herederos queriendo disputarse el trono pero comportándose como críos grandes y de dinámicas muy jodidas. La diferencia, claro, está en el tono con el que está contada, y este puede ser una barrera para los que no gusten de una comedia a ratos muy zafia. Pero es muy buena en ese registro, y sus dardos están bien tirados.
Scream
Lo mejor que se puede decir de este nuevo reinicio de la saga Scream, hecha por el dúo de Radio Silence (Noche de bodas) para suceder a Wes Craven (R.I.P.), es que se gana el honor de llevar el nombre. Pero no por rendir pleitesía a unos elementos superficiales o por su capacidad para contentar al fan medio, sino precisamente por superar eso y entrar en lo que importa de una película de la franquicia. Scream 2022 es ingeniosa, divertida y sangrienta, capaz de comentar con sarcasmo cómplice el estado de Hollywood con las secuelas/reboot/movidas-nostálgicas, riéndose un poco también de sí misma, y también lanzar su cuchillo contra el estado cultural general -más específicamente sobre el fenómeno fandom-. Su reflexión es perspicaz y agradecida, el cachondeo general funciona como en anteriores películas y su parte gore está muy conseguida. En definitiva, una película de Scream. Ideal para hacer un programa doble con Matrix Resurrections.
En cines.
OK
La abuela
Que Paco Plaza es uno de los directores más formidables de nuestro país es algo de lo que no cabe duda, y lo demuestra con cada proyecto. No había dudas de que lo iba a mostrar también aquí, dejando detalles interesantes en la realización de los sustos -que no son abusivos, y están bien medidos-. Más duda había de qué guión le iba a dejar Carlos Vermut, capaz de tomar decisiones y volantazos que pueden ser gloriosos o patinazos tremendos. Aquí se acerca peligrosamente a lo segundo, con su obsesión por Persona de Bergman devore a ratos una historia interesante sobre el miedo a envejecer y otras más cosas con las que no termina de atinar. Esta descompensación hace irregular una cinta que, ojo, no descartemos que termine ganando cierto culto con el tiempo.
En cines.
La tragedia de Macbeth
En su primera aventura sin su hermano Ethan, Joel Coen lleva a cabo un proyecto que parece venirle como anillo al dedo como es la Macbeth de William Shakespeare. La temática de la obra, centrada en la corrupción inherente en la ambición por el poder y en el resquebrajamiento de la psique tras la realización de actos violentos, casa perfectamente con su trabajo previo sobre hombres traicionando los principios morales básicos y sus maquinaciones criminales que salen inevitablemente mal. Todo funciona como es debido, y Joel toma decisiones interesantes tanto en lo estilístico -impresionante estilo expresionista con una preciosa fotografía de Bruno Delbonnel- como en el núcleo de la función -la edad de los actores contrasta con adaptaciones más recientes-. No obstante, tiene también una fidelidad al texto original que resiente un poco dichas decisiones, y la hace, irónicamente, menos distintiva que los trabajos realizados por Orson Welles, Akira Kurosawa, Roman Polanski y Justin Kurzel.
MEH
Belfast
Con los recientes esfuerzo del cine de prestigio mirando a la infancia y observando su contexto -Cuarón con Roma, Almodóvar en Dolor y gloria-, era cuestión de tiempo que se buscase una versión más formulaica para el enganche fácil a los premios. Lo hace Kenneth Branagh, tras un periodo donde su faceta como director estaba atrapada en una serie de blockbusters mediocres y aburridos. El británico trata de conjugar el duro panorama en su ciudad natal mientras cuenta con cariño las cosas bonitas de la infancia. A veces bombardea demasiado y a mucha velocidad con los temas que quiere tocar, y el tono se vuelve irregular, pero lo hace todo con cariño, buenas actuaciones, humor y en aproximadamente 90 minutos. Es exactamente el tipo de película que esperas, ni más, ni tampoco menos. Te puede caer tan simpática como te puede parecer una cosita simplona.
En cines
El método Williams
Ahora que es enero, llega la temporada de películas oscarizables que son exactamente tal y como las esperas. Este biopic deportivo es una versión tan mínima como correcta del tipo de película que quiere ser: emotiva, adulta y ofreciendo un retrato bien medido del personaje real. Por supuesto, hay versiones con más aristas y elementos peliagudos en torno a Richard Williams, pero no esperes que te la ofrezcan Will Smith, Venus y Serena Williams -y si la hubo, fue enterrada entre varias reescrituras-. Smith ofrece un trabajo competente, muy apto para conseguir ese Oscar como actor que se le escapa, pero no parece anclar de todo una película que a ratos lanza actores de carácter que le superan en carisma -hola, Jon Bernthal- o un clímax que no parece necesitar demasiado a su personaje. De hecho, te lleva a pensar si igual no habría sido mejor que la película fuera toda sobre Venus Williams. Aunque tiene su gracia lo que hacen con Arantxa Sánchez Vicario.
En cines.
NO
El bar de las grandes esperanzas
Podría haberlo tenido todo para ser la peli para ver y sentirse guay que tanto añoramos, esta vez en plataforma de streaming. Pero George Clooney vuelve a mostrar que sigue siendo un director tirando a mediocre, dejando un guion desigual poco realzado por una dirección flojita. La película podría haber sido una encantadora historia de "Creciendo de niño con mi tío Ben Affleck" con un acertado epílogo con él de adulto, pero decide dividir ambas líneas temporales en dos mitades... Y se nota demasiado que una funciona mejor que la otra. Especialmente cuando no está Affleck en pantalla, lo cuál da que pensar.
El libro de Boba Fett
Estaba claro que no iba a quedarse el filón del streaming por explotar tras el boom de The Mandalorian. El universo Star Wars continúa expandiéndose, aunque aquí de manera lateral con un apéndice de este gran éxito, sin muñequito que poner en la lista de deseos Amazon pero sí con un personaje marginal en la trilogía original por el que los fans sienten (extraña) devoción. Pero aquí caen en la peor de las posibilidades de este micromundo que forjan el tándem de Jon Favreau/Dave Filoni: muy autocomplaciente, rellenando huecos sin importancia para tener babeando a los fans de rama dura, con poco aprovechamiento del formato episódico, acción poco vibrante y de ritmo letárgico, con un protagonista muy poco interesante. No hay mayor muestra de cómo falla en sus ambiciones y en su tono que el tan celebrado episodio 5, que no es más que un avance de la tercera temporada de The Mandalorian y no contiene ninguno de los elementos mostrados previamente. De nuevo, Lucasfilm se ve en riesgo de quemar sus naves de tanto querer masajear la nostalgia y el ansia de los fans por ver sus jugueticos favoritos en movimiento. Como ya mostró The Mandalorian, es más divertido cuando te invitan a jugar con jugeticos que no sabías que querias.