Una canción, una escena #48: 'Just Like Honey' en 'Lost In Traslation'
Ruido y emoción
Una canción, una escena es una sección Hipersónica donde se repasan algunos de los mejores momentos musicales en la historia del cine. O los mejores momentos cinematográficos de nuestras canciones favoritas. Sea lo que sea, es un perfecto cruce de nuestras grandes obsesiones.
La canción: 'Just Like Honey', de The Jesus and Mary Chain
¿Es 'Just Like Honey' la mejor canción de amor sobre la cocaína jamás hecha? ¿Es una desordenada fantasía de sumisión por un amor complejo, correspondido o no? ¿Es simplemente un encuentro sexual? Hay muchas cosas contenidas en la primera canción del primer largo de The Jesus and Mary Chain, una banda en constante encrucijada con un tiempo en el que no sentían que encajaban, pero al mismo tiempo no podían evitar ser irremediablemente modernos.
Los Reid estaban obsesionados con la corrosiva y distorsionada experimentación industrial de Einstürzende Neubauten, pero también con el pop de los sesenta, especialmente de la corriente "wall of sound" como las Shangri-Las o las Ronnettes ('Be My Baby' y su batería lenta y ruidosa fueron referencia para 'Just Like Honey'). The Velvet Underground fueron imprescindibles para unir ambas cosas, creando magnéticas explosiones de ruido y sentimiento que podían comunicar tanto en lo expansivo como en lo íntimo.
La película: 'Lost in Translation', de Sofia Coppola
Al principio Sofia Coppola no tenía mucho interés en mantener el negocio familiar cinematográfico, con su propio padre siendo uno de los directores más míticos y muchos de sus primos encontrando hueco como autores. Al principio era motivo de distancia, con sus padres yendo por todo el mundo mientras ella se quedaba en casa, pero luego sus pequeños pasos como actriz en las películas de Francis permitieron la cercanía. Aunque también causarían una de sus mayores tragedias, con su actuación en El Padrino III siendo brutalmente criticada y hasta siendo (injustamente) acusada de producir el descalabro en la obra de su progenitor.
Pero ella no tenía verdaderos deseos de ser actriz, así que no fue un problema renunciar a eso tras la debacle. Pero su destino con el cine estaba marcado en el momento que leyó Las vírgenes suicidas por sugerencia de su amigo Thurston Moore y escribió inmediatamente un guion que la adaptase. Se salió con la suya, e hizo uno de los coming-of-age más demoledores jamás creados. Ciertamente había encontrado algo que canalizaba sus obsesiones artísticas y humanas en torno a la feminidad, así que tenía todo el sentido del mundo seguir.